El reportero estadounidense Cody Weddle y su productor venezolano, Carlos Camacho, fueron detenidos por la Dgcim e interrogados el miércoles. Weddle fue deportado y Camacho, dejado en libertad. Los corresponsales expulsados este año son estadounidenses, mexicanos, españoles, colombianos, brasileros, franceses y un venezolano. Trabajan para RBS, Univisión, TMC, TVN, EFE y Local 10. Diputada advierte que Maduro quiere aislar informativamente a Venezuela.

Caracas. El corresponsal estadounidense Cody Weddle se convirtió este jueves en el décimo quinto reportero extranjero expulsado de Venezuela en lo que va de 2019.

Él y su productor venezolano, Carlos Camacho, fueron detenidos a las 8 de la mañana del miércoles en Caracas por efectivos de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), trasladados a Boleíta e interrogados durante varias horas. Tras más de 12 horas de cautiverio, el venezolano fue dejado en libertad y se ordenó la deportación del estadounidense.

Los dos trabajos más recientes publicados por Cody Weddle fueron sobre la situación interna de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el retorno de Juan Guaidó a Venezuela tras su gira por sudamérica. Weddle tenía 5 años radicado en Caracas, y desde hace algunos años reportaba para www.Local10.com y The Telegraph.

Pasadas las 11 de la noche del miércoles el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) informó a través de su cuenta Twitter: “Finalmente pudimos conversar con nuestro colega periodista Cody Weddle. Está bien. Está siendo deportado a EE. UU. y sale en un vuelo de American Airlines este jueves a las 12 del mediodía. Un periodista con cinco años en Venezuela, deportado por informar”.

El SNTP también hizo circular un audio en el que Weddle agradece a todos sus colegas venezolanos por la solidaridad y la denuncia de su caso.

Mal record

La deportación de corresponsales extranjeros no es una práctica nueva. Sin embargo, 2019 ha registrado en dos meses y 6 días casi la mitad de las deportaciones contabilizadas en 2018.

La primera alarma se encendió el 13 de enero, cuando las periodistas venezolanas Osmary Hernández y Beatríz Adrián, corresponsales de CNN en Español y Caracol Noticias, respectivamente, fueron detenidas durante 45 minutos en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) de plaza Venezuela. Ambas intentaban determinar si el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, detenido unos minutos antes en la autopista Caracas La Guaira, sería llevado a esa sede. Ambas fueron dejadas en libertad.

Pero las deportaciones iniciaron apenas dos días después de que el presidente de la AN tomara juramento como presidente encargado de la República, conforme a una aplicación analógica del artículo 233 constitucional, avalada por el Poder Legislativo.

El 25 de enero, el periodista brasilero de RBS, Rodrigo Lopes, fue detenido cuando tomaba fotografías a una concentración en apoyo a Nicolás Maduro en Miraflores. Fue interrogado por dos horas y luego expulsado.

El 29 de enero, los franceses de TMC, Baptiste des Monstiers y Pierre Caillé, fueron detenidos e interrogados durante varias horas y finalmente deportados el 31 de enero.

Ese mismo día, los chilenos de TVN, Rodrigo Pérez y Gonzalo Barahona, fueron mantenidos cautivos en Miraflores hasta el día siguiente por conversar con personas que hacían una vigilia. Ellos se encontraban con los reporteros venezolanos Ana Rodríguez y Maiker Yriarte, quienes también fueron interrogados. Luego de 14 horas de cautiverio, los chilenos fueron deportados y los locales, dejados en libertad.

El 31 de enero, tres reporteros de la agencia de noticias EFE fueron detenidos. Gonzalo Domínguez Loeda, de nacionalidad española y Maureen Barriga y Leonardo Muñoz, de nacionalidad colombiana. Todos fueron deportados.

El 26 de febrero le tocó el turno al periodista mexicano-estadounidense Jorge Ramos de la cadena Univisión y su equipo integrado por Martín Guzmán, Claudia Rondón, María Martínez, Juan Carlos Guzmán y el venezolano Francisco Urreiztieta. Ramos había recibido autorización para realizar una entrevista cara a cara a Maduro, pero según su propio relato, ciertas preguntas incomodaron al mandatario, quien decidió poner fin a la conversación. El personal de Univisión estuvo detenido durante más de 5 horas, y les fue incautado todo su material.

El pasado miércoles 6 de marzo, Weddle y Camacho pasaron a engrosar la lista de reporteros detenidos por informar.

En varios de los casos, la respuesta dada por el canciller de Maduro, Jorge Arreaza, o por su ministro de Comunicaciones, Jorge Rodríguez, es que los reporteros carecen del permiso de la Cancillería para ejercer su función en el país. El SNTP y el Colegio Nacional de Periodistas (CNP) han replicado que la única acreditación que requieren los corresponsales extranjeros para laborar en el país, la emite el CNP conforme a la ley.

¿Una estrategia?

La expulsión de periodistas extranjeros este año, ha venido acompañada de agresiones físicas, detenciones arbitrarias y amenazas contra periodistas venezolanos; cierre de televisoras y radios en el interior; bloqueo de páginas web y plataformas de difusión de información; y orden de suspensión de ciertos canales en los servicios de televisión por suscripción, como ocurrió con los canales Nat Geo y y Antena 3 el 22 de febrero cuando transmitían el concierto internacional a favor del ingreso de la ayuda humanitaria a Venezuela.

La presidenta de la comisión de Participación y Medios de Comunicación de la Asamblea Nacional, María Beatríz Martínez (PJ-Portuguesa), afirmó que “la arremetida contra periodistas y la libertad de expresión” que se ha registrado en los primeros meses del año tiene tres objetivos: silenciar a las víctimas, amedrentar a los periodistas para que no informen y que el mundo no se entere de lo que ocurre en el país.

Quieren silenciar a las víctimas, pero hay que decirle a la gente que esas agresiones no son solo contra los periodistas sino que van directo contra nuestros derechos humanos y constitucionales. Quieren amedrentar, que los periodistas extranjeros que residen en Venezuela y los que vienen de otros países no puedan reflejar la verdad de lo que vivimos aquí. Y quieren que el mundo libre y los venezolanos en cada rincón de nuestro país no se enteren de lo que está pasando, no sepan en tiempo real lo que está ocurriendo. Esos tres objetivos tienen que ser combatidos, dijo Martínez.


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