A los 7 años un niño podría dar sus primeros pasos en la delincuencia

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Los pequeños son quienes les “cantan la zona” a los líderes de banda o les guardan mercancías como drogas o armas. De acuerdo con una investigación de Cecodap, en 2016, al menos 2936 adolescentes menores de 17 años estuvieron involucrados en crímenes.

Caracas. Para usar un cuchillo no era necesario ir a la escuela. Y con tan solo 10 y 15 años de edad, ya el homicidio es una materia vista. Este es el caso de un par de menores de edad, que el pasado domingo asesinaron a puñaladas a dos funcionarios del Ejército Nacional en el bulevar de Sabana Grande, en plena madrugada caraqueña.

Ambos niños —quienes vivían en la calle— presuntamente pertenecían a una banda llamada “Los Cachorros”, que se extendía desde Plaza Venezuela a Chacaíto. Y aunque según el encargado de un quiosco en el bulevar —que prefirió mantenerse en anonimato por temor a venganzas—, la existencia del grupo se conocía y se habían hecho las denuncias pertinentes, las autoridades no hicieron nada al respecto.

El cielo como techo, las calles como casa y otros niños abandonados como amigos, es el mejor caldo de cultivo para generar una conducta agresiva y “graduarse” como criminal. Una carrera de poca duración.

De acuerdo con el informe “Somos Noticia” presentado por Cecodap (organización no gubernamental que defiende los derechos humanos de los niños y adolescentes), el año pasado se registraron 2936 casos de menores de edad involucrados en delitos, como robos (34,47 %) y homicidios (8,11 %).

Fermín Mármol García, abogado criminalista, explicó que actualmente en Venezuela ya no se habla de una delincuencia juvenil, sino infanto-juvenil. “Es decir, a partir de los 7 años ya un niño puede dar sus primeros pasos como delincuente. Comienzan como ‘gariteros’, ‘correos’ e incluso ‘aguantadores”.

Detalló que los gariteros son quienes le avisan a los integrantes de las bandas si hay policías en el barrio; los “correos” están pendientes de con quiénes hablan los vecinos y de qué. Mientras que los aguantadores se encargan de guardar la mercancía, como las drogas o las armas.

La investigación de Cecodap, arrojó que de los 2936 adolescentes involucrados en los delitos, 2399 tenían edades comprendidas entre 12 a 17 años.

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Gloria Perdomo, directora de la fundación Paz y Vida, sostuvo que en un contexto tan violento como el venezolano, los menores de edad son más propensos a caer en ilícitos.

“Los niños en los barrios ven que los malandros matan y no les pasa nada, no hay consecuencias. También observan que viven bien, que tienen recursos, que muchos son aliados de policías. Los parámetros están alterados, ven que en las colas por comida triunfa aquel que es ´pila’. Bajo este panorama no pueden discernir qué está bien o qué está mal en la sociedad”, subrayó.

Víctimas, no victimarios

Casos como el de Sabana Grande y el de los 5 adolescentes —entre 14 y 17 años— que presuntamente asesinaron a un agricultor de 66 años en El Hatillo, el 14 de marzo, para robarle un racimo de cambur, generan alarma en la población. Para Mármol García significa “el nivel de primitivismo social” en el cual se encuentra el país.

Por otro lado, Carlos Trapani, coordinador general de Cecodap, destacó que aunque los niños cometieron un delito, se debe ver más allá, dado que la banda a la cual pertenecían ya estaba denunciada ante el Ministerio Público y la Fiscalía General.

“Los niños de la calle son una víctima más del Estado, de la sociedad, de la familia que los invisibilizó. ¿Por qué estos casos no se trataron antes cuando ya se sabía que la banda operaba en la zona? Esto es un síntoma de desprotección”.

A su vez, Mármol García destacó que para que un niño se sienta atraído por el mundo criminal juegan dos factores principales: “Son inducidos de manera directa por familiares que estén ya en este mundo o son niños que vienen de familias disfuncionales, víctimas de maltratos por sus padres”, lo que en muchos casos genera que el niño prefiera la calle como hogar.

Cosecha de lo que se siembra

Un punto en el que coincidieron los tres especialistas es que, si el Estado no toma las medidas a tiempo, hechos como el de Sabana Grande se seguirán repitiendo, ya que hay una generación que se está criando con la violencia como lenguaje principal.

Entre las medidas que consideran se deben implementar están: mejores programas y servicios que protejan a los niños y adolescentes, y que estos presten una ayuda idónea, de acuerdo con el problema y la edad de los infantes.

Igualmente, evitar o bajar las tasas de embarazo precoz en la población, invertir en la seguridad ciudadana, pacificar al país, generar empleos dignos, así como generar cultura y deportes, sobre todo en zonas populares.

Trapani añadió que es necesario que se cumplan los derechos básicos de los niños, como protección, alimentación, educación y recreación, ya que al contar con esto, no hay riesgo de que el crimen los atraiga.

“Las medidas no deben ser improvisadas, el Estado debe asegurar que el ambiente violento cambie. Un niño, con una educación individualizada, puede tomar consciencia del daño que ha hecho, arrepentirse y cambiar su conducta”, aseguró la educadora Perdomo.

Inimputables

De acuerdo con la Ley Orgánica de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, los niños menores de 12 años implicados en algún delito son inimputables, es decir, no son sancionados. Sino que sus casos serán dirigidos al Consejo de Protección, quien dictará la medida pertinente para ellos, aclaró el especialista Trapani.

Foto referencial: Cheché Díaz


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