Las mujeres de El Petróleo luchan para que las drogas no lleguen a su barrio

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Desde que se levantan están pensando en una actividad para salvar a los niños de La Vega de la delincuencia, mejorar la comunidad y alegrarle la vida a los más viejitos

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. Son mujeres trabajadoras, alegres, rumberas, amas de casa, líderes. Unas son jóvenes y otras ya entraditas en años. Pero hay algo que las une pese a las dificultades: las ganas de echarle pichón a la vida.

Desde que se levantan están pendientes de inventar algo para apartar a los niños del barrio de la delincuencia, de hacer alguna actividad para los más viejitos o algún proyecto para mejorar los servicios de la comunidad.

El Petróleo es un barrio pequeño, en la parte alta de La Vega. Para allá no llegan las camionetas. La gente debe caminar cerca de cinco cuadras, atravesar callejones y subir escaleras.

Así ha sido durante estos 70 años que tiene de fundado. Y aunque las mujeres sudan la gota gorda para llevar las bolsas de mercado hasta las puertas de las casas, siempre sonríen y sacan la mejor cara posible.

Yuleima Camejo es una de las que conforman ese tren de las echadas pa’lante. A ella las adversidades no la detienen, tampoco la quiebran los problemas económicos ni la inseguridad desatada en las fronteras del Petróleo.

“Mi trabajo es la calle, son los niños, es el deporte, la cultura. A veces mi familia no entendía, pero ahora me apoyan. Nosotras siempre estamos pendiente de ver qué necesitan los niños. Desde que están en edad de caminar se les atienen. Aquí creamos escuelas de béisbol, fútbol, básquet. Todos participan y por eso es que en el barrio El Petróleo no se ve la droga en las calles, no se ve tanto como antes”, dijo.

Camejo, quien forma parte del consejo comunal deportivo, está consciente de la existencia de bandas en la parroquia y  por eso no se aparta de sus muchachos que son los hijos de todos sus vecinos.

Más de 150 muchachos en estos momentos se benefician de las actividades recreativas y deportivas que organiza. “No es fácil uno busca por aquí y por allá, trata de que los muchachos trasciendan en el deporte y de encontrarles ayuda en el Instituto Nacional del Deporte. Sé que algún día veremos a uno de ellos en alguna selección nacional y eso enorgullece”.

Yuleima desde hace 11 años no solo le mete el pecho al deporte, cosa que antes era de los hombres del barrio, también hace trabajo comunitario y en estos momentos lleva una bandera a todas las oficinas que visita: meter el transporte público para El Petróleo.

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En el barrio El Petróleo las actividades deportivas son permanentes

En 2010 lograron que le hicieran un bulevar y una redoma que costó más de 5 millones de bolívares, pero nunca llegó el proyecto de transporte. “Por eso no pierdo oportunidad de  hablarle a quien sea de esta necesidad y creo que la vamos a lograr porque para eso la comunidad está unidad”.

“No regreso a cuidar nietos”

Las mujeres del Petróleo no solo andan con una gorra y zapatos de goma metidas en una cancha dándoles ánimos a los niños para que la saquen de jonrón o metan un gol. También bailan, tejen, bordan y organizan hervidos los fines de semana.

Isabel Colmenares, presidenta del Club de los Abuelos, cuenta que en el barrio la tercera edad no es un estorbo para las familias y que está organizadas para vivir a plenitud.

“Cuando mi hijo me dijo hacer tres años que no le cuidaría más el niño, ese día desperté y me destapé. Salí y dije que iba a hacer algo por mí, por los viejos del barrio. Y aquí estoy, a mi casa no regreso más a hacer oficio, y mucho menos a cuidar nietos”, expresó.

Desde que se levanta, dijo, comienza una vida  llena de juventud. “Camino todo el barrio y llego hasta Montalbán. Me siento feliz y sana. Luego vengo al club y doy clases de tejido, de reciclaje, aquí hacemos danza y organizamos los viajes”.

Ahorita son 18 abuelos que andan haciendo de las suyas -en el buen sentido de la palabra-  por toda la comunidad.

Se reúnen en la casa de la cultura y allí dictan los talleres. Pasan todo el día planificando agendas de exposiciones e incluso bailes fuera de la parroquia. Varios reconocimientos ya se suman al grupo.

Lo que ahora piden a las autoridades es un transporte para poder irse tranquilos a sus paseos. “No tenemos apoyo gubernamental para eso y a veces costeamos los traslados, pero muchos no pueden”, dijo Colmenares.

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El redciclaje y el tejido se convirtió no solo en un pasatiempos sino en una actividad lucrativa

Estas mujeres, que no están solas, también colaboran con la Casa de los Muchachos, de la Asociación Civil Huellas, la cual atiene a cerca de 200 niños del sector. Ellas ayudan con la realización d eventos culturales-recreativos y siempre tienen las manos limpias y disponibles para picar la verdura del sancocho.

“Sí se puede vivir de otra forma en el barrio, no todo es violencia, aquí nosotros encontramos una forma de ser felices y es esto, lo que vez: gente echándole pichón”, señaló Colmenares.

Fotos: Jota Díaz

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