Este centro asistencial tiene el tomógrafo y el mamógrafo dañado desde hace varios años. En servicios como Nefrología hay solo dos médicos, cuando debería tener un promedio de seis
Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento
Caracas. El hospital El Algodonal se encuentra en condiciones deplorables. En un informe presentado por los trabajadores al Sindicato de Empleados Públicos del Ministerio de Salud (Sunep-Sas Distrito Capital) se destacó que la infraestructura está por el piso y que la falta de médicos especialistas e insumos hace estragos en la atención.
El hospital Dr. José Ignacio Baldó, su nombre original, este 28 de enero cumple 76 años de fundado. Está conformado por un pediátrico, la maternidad Andrés Herrera Vega y el Sanatorio Simón Bolívar. Se trata de uno de los centros públicos de salud de referencia nacional en enfermedades respiratorias. Recibe su nombre oficial en honor del doctor José Ignacio Baldó Soulés, un médico venezolano que luchó contra la tuberculosis en el país y falleció en 1972.
Pese a haber sido una referencia nacional, El Algodonal desde su entrada está en pésimas condiciones: la fachada está descolorida, llena de maleza y la vía principal está carcomida por los huecos. De allí en adelante lo que se asoma es desidia. Hay salas de hospitalización, pasillos y oficinas con filtraciones, no hay material para hacer estudios y los récipes los están haciendo con papel reciclado.
Desde 2007 este censo asistencial sufre varias remodelaciones a cargo de la Fundación de Edificaciones y Equipamiento Hospitalario (Fundeeh), organismo que no termina de saldar su cuenta, y hoy en día El Algodonal, dicho por el personal que labora allí, tiene fallas por los cuatro costados y funciona con una capacidad reducida de 60%.
Falta de todo
Lo más grave expuesto en el informe es la falta de material médico-quirúrgico. Allí se plasma que el tomógrafo está dañado desde hace siete años, al igual que el mamógrafo; de cuatro salas de pabellón solo funciona dos. La terapia del hospital Simón Bolívar no tiene aire comprimido para los ventiladores mecánicos; la máquina portátil de RX está obsoleta; los marcos de las puertas son todas de madera, lo cual trae como consecuencia proliferación de hongos en las habitaciones, y hay paredes con las baldosas hasta la mitad.
Se cita que en el hospital recién reinaugurado Luisa Cáceres de Arismendi (el pedriátrico), no existe Terapia Infantil. Tampoco le funciona el aire comprimido ni la succión de pared.
Además los laboratorios de hospitalización de Medicina I y Medicina II están abandonados: uno estructuralmente y el otro por falta de personal médico y técnico.
En los laboratorios no hay reactivos ni equipos para la realización de las pruebas hormonales masculinas y femeninas, para la hemoglobina glicosilada (prueba de diabetes), astos (perfil reumático) y PCR (proteína C Reactiva).
En el departamento de Anatomía Patológica se están realizando los resultados a manos, pues no hay tinta para las impresoras; y en Ginecología y Obstetricia que se ve en el edificio Andrés Herrera Vega, no se reciben pacientes bien sea por falta de anestesiólogos, o las condiciones pecarías y estructurales en las que se encuentra.
En general, los pacientes en la mayoría de los casos son referidos a otros centros asistenciales. Las enfermeras mencionaron que ingresan solo a las mujeres que llegan con expulsión voluntaria, más no por cesárea.
En total son cinco salas de hospitalización en el servicio de Obstetricia II, que desde hace nueve años funcionan a media máquina. De 60 camas estarán disponibles 30. Este servicio estuvo desde 2007 hasta 2012 en remodelación y en ese tiempo una parte de la atención funcionó en la emergencia pediátrica y el retén de niños sanos.
En octubre del 2007 quedó inhabilitada el área de Medina Física y Rehabilitación motivado a la caída de un árbol sobre el techo. Luego fue reestructurado y utilizado como refugio, hoy es un depósito. No hay médico que atienda esa consulta y no hay equipos terapéuticos.
Pero el déficit no es solo en infraestructura y material. También faltan los médicos especialistas. Los servicios, según los galenos no se han cerrado, pero hay carencia de anestesiólogos, neonatos intensivistas y pediátricos, internistas, y cardiólogos.
En el servicio de Banco de Sangre no hay médico hematólogo desde hace aproximadamente ocho años. Se informó que la titular fue jubilada y otra doctora renunció; en el servicio de Cardiología de seis galenos solo queda uno, al igual que en Nefrología donde hay disponible dos de seis que estaban en los consultorios.
Otras quejas
Algunos empleados, que hablaron a puerta cerrada para evitar la persecución de las autoridades, denunciaron que la morgue no ha recibido rehabilitación, así como tampoco las redes de tuberías de aguas limpias y servidas.
No tienen central telefónica desde hace más de siete años y hay compañeros esperando por su jubilación desde hace 15 años, algunos ya han fallecido sin poder disfrutar de este beneficio. Tampoco les está llegando regularmente la dotación de Pdval y Mercal para el comedor. Y como no cuentan con servicio de seguridad, siempre andan en grupo para evitar ser sorprendidos por algún delincuente que pueda salir de los matorrales.
Las parroquias Antímano, Caricuao, La Vega, El Junquito son las más beneficiadas con los servicios del hospital tipo IV, pero debido a que es un centro especializado en enfermedades respiratorias, específicamente la Tuberculosis, tiene cobertura nacional.
Fotos: Cheché Díaz
Participa en la conversación