Al menos 3170 cajeros automáticos en todo el país fueron declarados en obsolescencia

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En Miranda —el estado que alberga la mayor cantidad de cajeros automáticos (1397 unidades registradas)— se perdieron 498 cajeros en un año. Estos canales de autoservicio representan una inversión de hasta 2,0 millones de dólares para los bancos, que muchas veces no cuentan con el músculo económico para mantenerlos.

Caracas. La hiperinflación y la pérdida del poder de compra del cono monetario cobran nuevas víctimas: los cajeros automáticos de todo el país. Según cifras de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban), al menos 3170 cajeros automáticos de toda Venezuela fueron declarados obsoletos entre noviembre de 2017 y noviembre de 2018.

Si extraña ir un sábado en la tarde a buscar efectivo en un cajero automático, seguramente no está solo, pues de 9385 cajeros automáticos registrados en 2015, la cifra disminuyó a 6726 para finales de 2018. De acuerdo con una fuente del sector financieron, la razón de esto es que los cajeros representan gastos y pérdidas económicas demasiado altas para los bancos, los cuales optan por clausurar la prestación de este servicio progresivamente.

Una institución bancaria puede destinar hasta 2,0 millones de dólares para el mantenimiento de sus canales de autoservicio desplegados a escala nacional. Sin embargo, no todos los bancos cuentan con el músculo económico para asumir tales compromisos y por tanto deciden declarar en obsolescencia algunos canales y “reutilizarlos” como repuestos.

Cajeros automáticos a nivel nacional según datos de la Sudeban, noviembre de 2018.

Por ejemplo, en Miranda —el estado que alberga la mayor cantidad de cajeros automáticos (1397 unidades registradas)— se perdieron 498 cajeros en un año. Pero esta situación es aún más alarmante en el Distrito Capital, pues 613 cajeros automáticos también salieron del registro. Ahora quedan 954 canales disponibles y no todos se mantienen activos con reservas de dinero. Por su parte, en Zulia, Táchira y Carabobo se registraron 358, 206 y 223 cajeros automáticos obsoletos, respectivamente.

De manera que hay pérdidas en todos los estados del país. Y los estados con menor cantidad de canales son Amazonas (21), Apure (48), Delta Amacuro (16), Cojedes (45) y Yaracuy (84).

Un mecanismo muy demandado pero poco rentable

Pese a que en 2019 se han modificado dos veces la tarifa de las comisiones bancarias, este tipo de ingresos no es suficiente para sostener los cajeros automáticos por sí mismos. Para eso es necesario echar mano de otras ganancias. La banca electrónica y los puntos de venta, por ejemplo, son más rentables.

Cajeros automáticos de algunos bancos venezolanos. Fuente: Sudeban

Desde marzo, la comisión por retiro de dinero en cajeros automáticos se elevó a 3 % para clientes del mismo banco y a 5 % para otros clientes. Es decir, la comisión es directamente proporcional al dinero que se adquiere. Y esto, comenta la fuente consultada, fue un logro para el sector financiero: las comisiones bancarias ya estuvieron congeladas por siete años, hasta 2016.

Así, entre apagón y apagón, Sudeban autorizó a que se dispensaran 3000 bolívares, máximo, a través de los canales automáticos. Y en total, el banco percibe 150 bolívares por cada transacción (0.04 dólares). Pero la escasez de efectivo impide que los cajeros se mantengan activos las 24 horas.

Se estima que un cajero automático puede almacenar 8000 billetes y que, al ritmo venezolano, puede atender a 1300 personas en un día y medio. Con todo, el monto que ofrece (3000 o 1500 bolívares) resulta insuficiente para una economía hiperinflacionaria. Al menos 6 de los 8 de los billetes que conforman el cono monetario de Venezuela no pueden pagar, por sí solos, el pasaje de una ruta interurbana.

Es por esto que, a pesar de ser muy solicitados, mantener un cajero automático no es rentable debido a su alto nivel de gasto: cada año, se debe renovar una licencia con empresas como Diebold, Wincor nixdorf y NCR, costear el sistema de monitoreo en tiempo real, comprar el dinero en efectivo al Banco Central de Venezuela (BCV) y distribuir el dinero en cada cajero automático. Todos estos gastos son la estructura de costos y se cancelan en dólares.

Según la fuente del sector financiero, estos canales de atención tienen un uso más intenso que en otros países: se recomienda que los cajeros no expendan más de 30 billetes por transacción, pero han llegado a expender hasta 40 piezas. Además, se espera que tengan una vida útil de siete años mientras que en Venezuela, algunos cajeros ya cumplieron hasta 15 años sin ser reemplazados.

Ciudadanos le dan la espalda a los cajeros mientras hacen fila para entrar a una agencia con cajeros.

Por tanto, las entidades bancarias tienen que echar mano de otras ganancias para mantener los canales de autoservicios y es por esto que algunas instituciones optimizan sus ganancias a través de los puntos de venta o la banca electrónica. “El poder del billete ya no es nada. El dinero se mueve por plataformas electrónicas”, agrega la fuente del sector.

No obstante, la actividad que ejerce el banco —recibe sus ingresos por la intermediación— se ha visto afectada por las últimas decisiones del Banco Central. Desde el 11 de febrero de 2019 se mantiene el encaje legal marginal en 100 %. Esto implica que los depósitos bancarios que reciba cada institución no pueden ser utilizados para dar préstamos y la cantidad de dinero que circula en la economía disminuye. Con esta medida se registra la desaceleración  del ritmo inflacionario y la estabilización el mercado cambiario, aseguran los economistas, pero aparece el riesgo de una crisis financiera.


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