Alcalde de Maracay admite dificultades financieras para resolver problema de la basura

Pedro Bastidas, reelecto por tercera vez, enfrenta nuevamente una serie de cuestionamientos a su gestión por el pésimo servicio de recolección de la basura y anuncia otro plan que ha denominado “Maracay juega limpio”.

Maracay. A un año de su tercera reelección como alcalde de Maracay por el partido oficialista PSUV, Pedro Bastidas Pedrá enfrenta una nueva y severa crisis en el sistema de recolección de basura, que se aleja totalmente del plan “Maracay Bonita” que anunció en el año 2009 durante su segundo período como burgomaestre. Once años después, el municipio atraviesa una de las mayores calamidades ambientales, producto de la inoperatividad del servicio, que el alcalde admite públicamente.

Bastidas reconoció en rueda de prensa que la municipalidad atraviesa una afectación financiera que le ha impedido incrementar “los niveles de operatividad en el servicio, que han disminuido en un 50 por ciento”. Rápidamente asegura que no por ello su gobierno ha abandonado el seguimiento y control del plan “Maracay Bonita” que ahora pretende conectarse con “Maracay juega limpio”.

“Asumimos nuestra responsabilidad -dice Bastidas- y aunque se pueda pensar que hay improvisación, seguimos evaluando y rediseñando el servicio, a pesar de que hemos sacrificado otras áreas para invertir más en la recolección de basura”.

La alcaldía de Girardot proyectó en el año 2017 un presupuesto anual para la recolección y disposición de desechos sólidos de 42 millones de bolívares fuertes, hoy, 420 bolívares soberanos. Obviamente, esos recursos son exiguos en medio de una crisis hiperinflacionaria de la que no ha escapado la alcaldía de Maracay. Y también insuficientes para cubrir, por ejemplo, la dotación de equipos y uniformes para los trabajadores del aseo urbano y, fundamentalmente, para la adquisición de nuevas unidades compactadoras que puedan cubrir los 302 kilómetros cuadrados que comprenden las ocho parroquias del municipio y recolecten las más de 5.000 toneladas de basura que semanalmente generan los casi  900.000 habitantes de Girardot.

El propio presidente del Instituto Autónomo de Recolección Ornato y Mantenimiento Municipal (Iaromm), el ingeniero Víctor González, admitió a Crónica.Uno, en el último trimestre de 2017, que el parque automotor de la institución resultaba insuficiente para cubrir la demanda en el servicio de recolección de basura. En aquel momento, González reconocía que Iaromm apenas contaba con ocho unidades compactadoras para recorrer las parroquias Las Delicias, Madre María de San José, Joaquín Crespo, Pedro José Ovalles, José Casanova Godoy, Andrés Eloy Blanco, Los Tacariguas y la parroquia no urbana de Choroní.

Un año después, el alcalde Pedro Bastidas reconoce que Girardot apenas cuenta, en la actualidad, con seis unidades compactadoras y una cantidad que no especificó de camiones 350 y 750, alquilados, para cubrir  las 48 rutas de recolección que se diseñaron para el municipio. Se requerirían al menos 16 unidades recolectoras, pero, por ahora, no está prevista la compra de compactadoras. Extraoficialmente, algunos trabajadores de Iaromm le aseguraron a Crónica.Uno que apenas son cuatro las unidades recolectoras que están medianamente operativas.

Al parecer, la dotación de nuevas unidades es un compromiso del Gobierno, del ministerio del ambiente y del gobernador de Aragua Rodolfo Marco Torres, que, de acuerdo al burgomaestre, podría concretarse en los próximos días.

Ni bonita ni limpia

Maracay, otrora ciudad jardín de Venezuela, no está ni bonita ni limpia, tal y como lo ha prometido varias veces el alcalde reelecto por tres períodos consecutivos. Tal vez por eso Bastidas se vio obligado a pedir disculpas durante una rueda de prensa  ofrecida después de varios meses sin contacto directo con periodistas de la región.

Ni bonita ni limpia

Allí, flanqueado por el director general Erick Beni, por el presidente de Iaromm, Victor González y por otros funcionarios municipales, aseguró que en un lapso de un mes, aproximadamente, los efectos del plan “Maracay Juega limpio”, serán positivos.

“Estamos rediseñando un plan de manejo integral de los desechos que apunte a un proceso de recolección permanente y  con disposición final efectiva, para lograr la ciudad modelo”, anuncia el alcalde mientras explica que el plan busca minimizar y solucionar los focos de basura, la activación en la frecuencia de la recolección  y la incorporación de siete corredores, donde existe mayor acumulación de basura en la ciudad y en donde participarán, además, miembros del programa Chamba Juvenil y juventud del PSUV.

Paralelamente, el órgano tributario municipal, Satrim, se prepara para la revisión y adecuación de las tasas municipales para el servicio de recolección de basura, a través de una ordenanza que podría entrar en vigencia a partir de enero de 2019.   El burgomaestre asegura que un  ajuste de las tarifas residenciales y comerciales de aseo urbano vendrá luego de que el servicio de recolección se normalice.

Son las empresas y comercios del municipio los que aportan 90 % de la recaudación por concepto de aseo urbano. El sector residencial, por el contrario, apenas alcanza 10 %. De allí que la municipalidad se prepara para aplicar una estructura de costos luego de la actualización tributaria.

Una ley de convivencia ciudadanía que incluye multas y sanciones para quienes dispongan la basura en lugares no diseñados para ello, la participación de la empresa privada en el proceso de recolección y la definición que deberá asumir el gobierno regional en relación con el vertedero de San Vicente, el único en el municipio y en donde confluye la basura que se genera en municipios vecinos, forman parte de este nuevo plan a futuro con el que el tres veces alcalde de Maracay intenta limpiarle el rostro a una ciudad sucia.

Según el Censo de población 2011, en el municipio Girardot existen 241.665 viviendas distribuidas en las ocho parroquias y solo 19.288 cuentan con el servicio formal de recolección por parte del aseo urbano.

Siete años después del último censo, con una población que ya rondaría los 470.000 habitantes según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística, es evidente que un parque automotor obsoleto y dañado, un déficit de unidades compactadoras superior al 50 %, un contaminante y colapsado vertedero de basura a cielo abierto en San Vicente; unas tasas de impuestos que datan de 2014 y que generan una morosidad en la recaudación de 54 %, una escasa conciencia ciudadana y un presupuesto municipal insuficiente, son factores que añaden más escombros al ya deteriorado servicio de recolección de basura en la otrora “ciudad jardín”: Maracay.

Fotos: Gregoria Díaz


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