Alcohólicos Anónimos: Hablar de un borracho a otro

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El alcoholismo es una enfermedad y hay que admitirla. Miembros de la asociación dijeron que ir a las sesiones es sentir comprensión porque todos pasan por lo mismo

Yohana Marra / @yohanamarra

Caracas. “El alcoholismo es una enfermedad. No es porque somos débiles o intolerantes, no, es porque somos alcohólicos, enfermos”, explicó Edgar, quien se reserva su apellido por protocolo, parte de la junta directiva de Alcohólicos Anónimos (AA).

Explicó que el secreto de AA es que se habla de un borracho a otro y hace que la gente se entienda muchísimo más, porque todos terminan pasando por experiencias similares.

“Comencé bebiendo socialmente y todo se salió de las manos. Es terrible cuando la gente que está cerca de ti no entiende lo que te está pasando. Creen que no sufrimos ni nos acordamos. Y es terrible porque más nos acordamos”, explicó.

Lo primero que debe hacer un borracho es aceptar que está pasando algo y que debe buscar ayuda. Cuando pasan cosas que creen normales y no son así, es cuando hay que activar las alarmas.

“Llagar tarde al trabajo por el ratón, que los roben o tengan un accidente y asuman que es normal que eso pase no es correcto”, dijo.

El mismo lenguaje

Cuando llegamos a AA es un alivio porque nos damos cuenta de que eso no nos pasaba solo a nosotros. Es la misma película con diferentes actores; escuchas cómo ellos salieron de eso y lo que hicieron, y comienzas a hacerlo tú. Te das cuenta que escapabas de la ayuda humana”, confesó.

A Edgar se le quebraba la voz al recordar las malas experiencias que tuvo cuando era bebedor. Alegó que en las charlas de AA hablaban de un borracho a otro, el mismo lenguaje y es ahí “cuando ocurre el milagro”.

Indicó que tanto a él como a los demás miembros de esa familia los ayudó a reparar todo lo malo, ellos también contaron su historia y colaboraron con otras personas que estaban pasando por lo mismo. “Es la garantía de que no vas a beber otra vez”.

En Venezuela hay más d 2.500 miembros en 200 grupos. Y en 180 países del mundo son alrededor de seis millones de personas que han gritado sus experiencias en AA.


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