El asesor español de Nicolás Maduro considera que cuando que los Clap crezcan, “los precios de los productos disponibles en circuitos paralelos deberían estabilizarse”.
Caracas. Desde hace un año, parte de la política económica de la administración de Nicolás Maduro se ha centrado en la distribución de alimentos a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), proceso que ha sido discrecional, denuncian en las comunidades. Sin embargo, el Gobierno cada vez le da más poder a esas instancias y la estrategia ahora tiene la venia del economista español, Alfredo Serrano, asesor del Presidente.
Serrano escribió en la página del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) un artículo titulado “Clap: El Invento Venezolano” y allí señaló que los Comités se convierten en “parte esencial del nuevo orden económico”.
Este economista avala el modelo de controles y en diversas oportunidades ha indicado que el Estado tiene que incrementar las regulaciones en la distribución de alimentos. De hecho, el pasado año Maduro lo incorporó en la Gran Misión Abastecimiento Soberano, pero luego corrigió la normativa y ya no forma parte de ese plan. Con todo, el Jefe de Estado con frecuencia escucha a Serrano.
En el artículo indica que “los Clap se apropiaron de la agenda económica en Venezuela. Nacieron hace un año y en este corto tiempo, todos hablan de este invento venezolano. Ante tanta oferta neoliberal llegada desde los enclaves convencionales, el Presidente optó por otro camino (…) Por el momento, los Clap se centran en la distribución de alimentos necesarios a precios justos. Son una respuesta al exceso de intermediación, al abuso de los precios y a las fallas distributivas. Evitan muchos de los círculos viciosos que enferman a la economía venezolana”.
El asesor admite que los Comités tienen fallas por la falta de periodicidad, pero asevera que se están “perfeccionando”. Y agrega que:
“A medida que los Clap crezcan, los precios de los productos disponibles en circuitos paralelos deberían estabilizarse porque no habrá motivos para inflarlos. Los Clap no tienen como objetivo ser la fuente exclusiva para satisfacer toda la demanda de todos los bienes del país. Puede (y debe) haber supermercados y tiendas con anaqueles llenos con todo tipo de productos disponibles para que la población pueda adquirirlos. Pero no a cualquier precio. Las tasas de ganancias permitidas por ley son muy superiores a las que actualmente existen en cualquier otra economía del mundo”.
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El economista añade que los Comités en primer lugar “están para resolver coyunturalmente las necesidades de la economía del ahora. Y en segundo lugar, quedarse como parte esencial del nuevo orden económico. Con el mejor espíritu chavista, se mezcla lo urgente con lo estructural. Así fue como Chávez construyó una economía más sólida de lo que muchos dicen (…) Ahora los Clap pueden ser un pilar necesario para la nueva economía por venir. No es el único, pero sí puede ser uno de los verdaderos cimientos para una economía que está empecinada en no tirar la toalla y buscar alternativas a la senda neoliberal”.
Para Serrano, los Clap son una de las políticas públicas más respaldada por los venezolanos: “El 60 % cree que son una decisión acertada frente a la emergencia económica [según Hinterlaces]”.
No obstante, la última encuesta de Venebarómetro revela que 88,7 % de los consultados prefieren abastecerse en los supermercados y abastos, porque pueden comprar libremente. Solo 10,4 % considera que los Clap tienen que mantenerse.
En el estrato D, que abarca a las familias con menos ingresos y los que tendrían que ser más atendidos con los Comités, 88 % de los encuestados considera que es mejor adquirir los artículos en los supermercados.
Foto referencial: AVN
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