Alza constante en precios de artículos de higiene obliga a los ciudadanos a “rendirlos”

artículos de higiene

El gasto de adquirir los productos necesarios para la higiene personal amenaza el presupuesto del caraqueño. La gente alarga la vida de sus bienes y, en la mayoría de los casos, opta por el mercado negro.

Caracas. Elizabet Guillen, vendedora artesanal de jabones de baño que no lleva más de un año en el oficio, cuenta que en un buen día puede vender hasta 50 unidades. Sin embargo, corre el riesgo de no producir más debido al precio de los ingredientes que necesita y que encarecen su actividad. Con todo, su negocio resulta ser una oferta alternativa para la gente ante la escasez de productos de higiene.

Guillen da testimonio de que intenta mantener el precio final a los consumidores y, aunque actualmente venda cada jabón en 3500 bolívares, calcula que debe venderlos en 4000 bolívares. Frente a esto, considera que los clientes se quejan del valor y se pregunta: ¿quién los querrá comprar a ese precio?

La Superintendencia para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) fijó el precio del jabón de entre 2395,91 bolívares y 10.997,36 bolívares, según la presentación. Pero los jabones artesanales cuestan más por la inversión que se tiene que realizar y los disponibles en los comercios tienen precios más elevados.

Los precios establecidos por la Superintendencia para los artículos de higiene personal difieren considerablemente de los que se ofrecen en supermercados, farmacias y mercado negro.

La pasta dental regulada oscila entre 1469 y 3799 bolívares, según la presentación, pero en los comercios una crema importada de 100 ml cuesta alrededor de 43.000 bolívares.

Los costos fijados a las toallas sanitarias van desde 4048 bolívares hasta 8564 bolívares, sin embargo, un paquete de toallas puede alcanzar los 38.059 bolívares como mínimo.

En cuanto a los pañales, en una farmacia del Centro Comercial El Recreo, un paquete talla G cuesta alrededor de los 192.000 bolívares, mientras que el valor máximo fijado por la Sundde es 86.202 bolívares para los pañales grandes y 116.112 bolívares para los extragrandes.

El papel higiénico está regulado en máximo 57.000 bolívares la presentación de 12 rollos y en los comercios dos rollos superan los 38.000 bolívares.

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Los que se quedaron por fuera

En medio de una escasez prolongada, los productos que se consiguen en los anaqueles de farmacias representan un desafío monetario para quienes lo necesitan.

Mientras una crema hidratante para el cuerpo ya repasó los 60.000 bolívares, el champú (pretratamiento capilar) ronda los 70.000 como mínimo.

El desodorante también es uno de los artículos más solicitados por los ciudadanos y que la Sundde no reguló. Cada unidad de este producto puede costar alrededor de los 29.409 bolívares. Bárbara Seijas, quien vive en Caracas, manifiesta que no ha dejado de utilizar desodorante, pero considera que reponerlo es una “pelea de perros”.

Seijas señala que le ha tocado alargar la vida de los productos que tiene en casa porque la escasez y los precios amenazan su presupuesto. “Por más que uno trate de rendirlos ambos se acaban. Si compro los productos que necesito, luego saco cuentas y ya no queda dinero para comprar pollo, carne… la comida”, agregó.

Por su parte, Daniela Borges declaró que desde que empezó la escasez ha pedido a sus familiares en el extranjero que le envíen cajas con productos de primera necesidad. Lo que obtuvo fue una caja de jabón corporal, una caja de pasta de dientes y enjuague bucal.

Al igual que Seijas, Borges ha tenido que “estirar” los productos, mientras que otros los adquiere en las farmacias o por el “mercado negro” que conoció en internet y que consiste en grupos creados por redes sociales donde los ciudadanos intercambian o revenden los productos que están ausentes de los anaqueles en los locales convencionales. “Por ahí he comprado pañales, alimentos y medicinas”, contó.

La venta de pañales, medicinas, alimentos, artículos de higiene, ropa, zapatos y demás por este medio se realiza sin ningún tipo de garantías y se tranza con extraños. Borges señaló que quien se decida por esta opción debe estar muy atento a los estafadores y que se debe “tener instinto” para captar cuando la oferta es real y se pueda aceptar el negocio. Las circunstancias actuales dejan a más de uno a la deriva: “No se puede hacer más nada, no hay ninguno de los artículos esenciales”, concluyó.

Foto: Archivo Crónica.Uno


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