Amas de casa gastan suela pareja para medio hacer mercado

escasez

De lunes a domingo “cazan” los productos de la cesta básica. Un día hacen cola para comprar papel y otro para el jabón en polvo

Mabel Sarmiento / @mabelsarmiento

Caracas. Hace un par de años las colas cotidianas de los venezolanos eran en las taquillas del cine, en un local de comida rápida o para comprar un boleto de avión. Ahora hasta para la acetona, el champú o una bolsa de jabón, los venezolanos gastan la suela pareja para medio hacer un mercado y aguantan largas horas en colas y muchas veces se van con las manos vacías

Pero quien paga el plato roto de la escasez son las amas de casa, quienes prácticamente abandonaron sus quehaceres diarios para pasar un día entero en la puerta de un supermercado a ver qué llevan.

“Uno lleva lo que hay, si hay gelatina para el pelo la compro. Yo no acaparo, ayudo a mis hijas que trabajan. La escasez nos llevó a esto. Soy especialista en colas. Antes me negaba rotundamente, pero cómo hago. Si quiero lavar la ropa o comer, hago la cola”.

Carmen García, de 67 años de edad, un día estaba a las 7 am frente a un local del Centro Comercial de Coche, municipio Libertador, y a esa hora tenía el número 113 pintado en su muñeca derecha, tal cual como marcan a un ganado. Recordó  que en  los años del sacudón, en el ’92, no se vio algo similar. “El gobierno habla de guerra económica, nos marcan como hacen con los familiares de los presos y ponen limitaciones por el número de cédula. Están ocultando la verdadera crisis del desabastecimiento”.

Cuenta que de unos meses para acá  su rutina no es la misma. “No me dio la Chikungunya. Pero me duele todo y eso gracias a las colas. Comienzo el ruleteo los martes. A las 5 am llegan mujeres de todos lados, hasta de La Vega. La más pila coloca números en las manos. A eso de las 7:30 am nos vamos enterando adónde va a llegar la harina, el azúcar, el papel, la mantequilla, el aceite y el jabón”.

Mientras esperan las mujeres se van conociendo y se turnan. “Antes en la mañana me ponía a ver los programas de Hermes. Ahora es fijo que en las mañana estoy metida en esto”, indicó.

Como ella está Indira Mijares quien expresó que ya no le da chance limpiar la casa o hacer un buen almuerzo porque se la pasa “cazando” comida. Y ahora con la desaparición de los pañales, otra pena se le suma a su rosario: a su hija que tiene 17 años y tiene un bebé no le venden los pañales por ser menor. “Me toca a mí buscarlos hasta por debajo de la tierra”.

Ese mismo cuento lo echó Mirna Camero, quien sale a las 5 am y no ve luz en las colas. “Cuando me toca ya no hay nada y ahora camino más de lo normal  para buscar los pañales y la leche. Esto me cambió la vida, pero para peor”.


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