Antonio, el hombre que trabaja a tiempo completo por Nueva Tacagua

Lleva más de 40 años viviendo en la zona. En ese tiempo se hizo un lugar en el corazón de sus vecinos pues, sin importar el costo, lleva a la gente al médico y los busca incluso cuando hacen el mercado y no tienen plata para pagar una carrera

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. Con una calma, quizás por el paso de los años, Antonio José Vielma, se bajó de su camioneta Mitsubishi identificada con el logo de la Asociación Civil Conductores Piratas de Nueva Tacagua.

Le siguieron cinco pasajeros que de inmediato comenzaron a decir frases como: “es el único que nos lleva y nos trae”, “solo contamos con él”, “cuando estamos atascados en Catia, lo llamamos y él nos busca”, entre otros comentarios que chocaban entre sí, pues los vecinos hablaban uno tras otro.

Parecía que se quejaban de algo, por lo insistente que sonaban sus palabras. Pero todo lo contrario, la gente estaba alabando la tarea del señor Antonio, quien  tiene más de 40 años viviendo en Nueva Tacagua, en Catia, tiempo en el que se ha hecho famoso por ser el único conductor que no tiene hora ni fecha en el calendario para poner a rodar su camioneta.

“Las únicas veces que no me ven por aquí es cuando la camioneta está dañada. Pero siempre estoy trabajando, no me  importa si estoy cansado o si está lloviendo. Lo hago con gusto, me gusta ayudar a la comunidad”, dijo Vielma.

El servicio de la asociación de conductores se vino abajo a raíz del costo y el desabastecimiento de los repuestos, por las malas condiciones de las vías y por la inseguridad en la zona.

De 20 choferes que había en la organización el que presta servicios a tiempo completo es el señor Antonio. De allí la protección que le brinda la comunidad.

Y cuando se le daña una pieza del carro la gente lo ayuda a repararla. “Todo lo hacemos para que no deje de circular. Estamos recogiendo firmas para apoyarlo, pues si no fuera por este señor, no saliéramos a trabajar, a llevar a los niños a la escuela o al hospital cuando se presenta una emergencia. Le pedimos a las autoridades locales que lo ayuden con una nueva unidad, porque la verdad es que aquí el transporte es crítico”, señaló Ernesto Bolívar.

Antonio es un hombre de poco hablar. Pero se conoce con pelos y señales todos los vericuetos de Nueva Tacagua. Sabe por dónde meterse cuando llueve y qué camino usar si hay un derrumbe.

Cuando llega a las paradas espera un tiempo prudencial por los pasajeros. “Para que llegue otra camioneta hay que aguantar mucho, de aquí no se puede salir”.

Su trabajo lo cobra, son 20 bolívares por persona. Pero el resto del servicio, ese que le piden cuando hay que llevar a un enfermo, o para recoger a una señora que está con las bolsas del mercado en la plaza Sucre de Catia, lo hace sin importarle la ganancia.

“La gente me da algo, pero no es que yo esté esperando el dinero, me gusta colaborar eso es todo. Y así es con cualquier cosa que necesite la gente, si puedo estoy allí. Mi teléfono siempre está activo  y cuando suena salgo inmediatamente. A nadie dejo varado, para eso somos vecinos”, indicó.

“Eso es verdad. Cuando está lloviendo y estamos varias personas en la cola allá en Catia y las camionetas no quieren trabajar, sea la hora que sea, Antonio nos busca sin quejarse, y si no tenemos con qué pagar, para él eso no es rollo”, dijo uno de los pasajeros que además aupaba a otros vecinos para que aprovechara y subiera a la camioneta. “Ya no vienen más carros por hoy”, llegó a decir.

Antonio en medio de todo esto parecía abrumado por la solidaridad espontánea con la que los vecinos hablaron de él. Y en medio de los pasajeros que se bajaron para recoger las firmas, solo atajó a decir “cumplo con mi deber”.

Quizás en el barrio de Nueva Tacagua hay otros héroes anónimos haciendo lo suyo. Pero a este señor, según los mismos habitantes, nadie le quita lo baila’o.

Y es porque se comen las verdes con el tema del transporte público. Nadie los quiere llevar y, luego, no hay quien los saque. “Pero gracias a Dios está Antonio”, dijo la señora Benilde.

Foto y video: Angeliana Escalona

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