El plan de administración de carga o cronograma de racionamiento eléctrico no se ha cumplido ni una sola vez desde que fue anunciado oficialmente. En Aragua, las interrupciones son indiscriminadas y van entre las 4 a 12 horas sin electricidad y en consecuencia, sin otros servicios básicos, como el agua.

Maracay. “Para qué anuncian un fulano racionamiento, si quitan y ponen la luz cuando les da la gana”, comenta molesta una habitante de la urbanización San Jacinto de Maracay, cuyo sector ha padecido apagones por más de 10 horas al día, junto a comunidades cercanas como Montaña Fresca, La Herrereña, Farinachi y Francisca Duarte, entre otras.

Y es que desde el anuncio oficial de la puesta en práctica un plan de administración de carga o cronograma de racionamiento, el pasado 4 de abril, ninguno de los horarios establecidos por bloques se ha cumplido en Aragua. De allí que los aragüeños, sobre todo las amas de casa, deban aprovechar al máximo las pocas horas con electricidad para realizar las tareas domésticas, mientras que estudiantes y trabajadores se han visto obligados a cambiar sus rutinas diarias para cumplir con sus obligaciones.

Son tan irresponsables –dice Yraima Canelón, vecina de La Herrereña– que no les importa lo que uno tiene que padecer. A mí se me quemó el único aire acondicionado que tenía en mi casa con esos bajones de voltaje y sin esperanza de repararlo o reponerlo. ¿Quién me paga eso?”

Las interrupciones en el servicio eléctrico en la entidad no solo son indiscriminadas, sino que ocurren con sobrevoltajes, de acuerdo con lo señalado por un extrabajador de Corpoelec Aragua que prefirió la omisión de su nombre. Ello incide, por supuesto, en el daño irreversible de equipos electrodomésticos.

“Anoche, por ejemplo, en menos de una hora, la luz llegó y se fue como tres veces. Apenas duraba dos minutos”, refiere Miguel Medina, vecino de Montaña Fresca, quien tiene dos hijos pequeños, uno de ellos en edad escolar que apenas logra dormir en medio del agobiante calor y los zancudos que imperan en las noches oscuras de Maracay.

El suelo alivia el calor para poder conciliar el sueño. Foto: Gregoria Díaz

De hecho, su casa se ha convertido en un verdadero campamento. Repelente de insectos para la piel, los conocidos espirales insecticidas, colchonetas en la sala de la casa, lámparas artesanales, abanicos, forman parte del kit de supervivencia que Medina se ha visto obligado a mantener, para lograr que sus hijos puedan “pasar la noche regular”.

¿Con qué ánimo los manda uno a la escuela?, pregunta su madre, quien evidencia profundas ojeras de las noches de insomnio. Ella y su esposo deben “espantar la plaga” para que a los niños no los piquen los zancudos y se enfermen. Se levantan malhumorados y sin ánimo y en varias ocasiones han preferido dejarlos descansar en casa.

Foto: Gregoria Díaz

Con las largas interrupciones eléctricas, también se interrumpen otros servicios tan básicos como el agua. Así que almacenarla cuando llega por tubería es obligatorio. No hay envase y recipiente que no se utilice, pese al riesgo que significa el almacenamiento de agua por varios días.

Las familias que tienen cocinas eléctricas se ven obligadas a usar leña y hasta a comprar cocinas a gas aunque sea de una sola hornilla, pues la exposición diaria al humo que emana de los fogones les ha afectado las vías respiratorias. Si corren con suerte, pueden adquirir gas doméstico pero a precios realmente especulativos. El llenado de una bombona pequeña puede costar hasta 15.000 bolívares.

Mientras tanto, en virtud de un apagón de casi 11 horas en la zona oeste de Maracay, esta nota fue redactada y enviada por la corresponsal de Aragua desde el emblemático Hotel Bermúdez de Maracay, en donde han facilitado su conexión a internet y electricidad con planta, para que los periodistas de la región puedan cumplir con su labor.


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