Los llaneros tienen más de 15 años padeciendo por el agua, pero en los últimos dos años el problema se agudizó y su solución está lejos de llegar. La única planta de tratamiento de seis bombas solo tiene una operativa. Los habitantes deben comprar cisternas para abastecerse. Un litro de agua cuesta entre 50 y 160 bolívares, es decir que una cisterna sale entre 750.000 a 2,4 millones de bolívares.

Barinas. El estado Barinas cuenta con un gran reservorio de agua. Es rico en agua dulce porque cuenta con infinidad de ríos y pozos. Pero pese a esas ventajas tiene un déficit de 50 % de agua potable, revela un informe de Transparencia Venezuela del 27 de marzo de este año. La entidad se surte de agua de pozos y a cuentagotas.

Barinas entra en esa larga lista de ciudades venezolanas en las que el suministro de agua potable es casi inexistente y el problema es de muy vieja data.

Posee una planta de tratamiento de agua, cuya extracción inicia en el río Santo Domingo. De allí se extrae el agua necesaria para la distribución, previo tratamiento para convertirla en potable. Seis bombas serían las encargadas de distribuir el agua en la parte baja de la entidad, apoyada por una red de más de 60 pozos en los diferentes sectores de la capital marquesa.

Sin embargo, la realidad es otra. La falta de mantenimiento deja graves heridas en la red de distribución, pues pese a tener una buena extracción en los pozos, las bombas necesitan cuidados que no se les dieron, por lo que están en franco deterioro.

Lo mismo pasa con la planta de tratamiento, la cual solo tiene una sola bomba operativa de las seis disponibles. Si estos pozos recibieran el mantenimiento adecuado, no faltaría el agua en la entidad. Pero la falta de recursos y la negligencia de los encargados de la hidrológica dificultan el camino a una solución.

Y esta situación no solo afecta a la ciudad de Barinas. Casi todos los municipios del estado llanero padecen la falta de agua, incluso Pedraza, que es la capital de los ríos, y lo lamentable es que por sus tuberías no sale agua.

Cazar el agua

Los habitantes de la entidad llanera deben “cazar” cuando llega el agua para poder almacenarla. Tanques, cilindros, botellones, ollas, todo es útil para tener una reserva.

“A nosotros nos llega una vez por semana y uno aprovecha de agarrar. También hay una señora que tiene un pozo, saca agua de ahí y nos da. Por eso no compramos cisterna”, dijo Carmen León, habitante del sector de Los Pozones.

“Todos los domingos nos llega una cisterna, pero tenemos que empezar a guardar agua en los cilindros y tambores, porque uno no sabe cuánto va a durar en el tanque del edificio. Cuando se acaba vamos a la escuelita especial. A ellos les llega algo de agua y nos dejaron una manguera y ahí hacemos cola para llenar los potes”, dijo Ángela Rangel, habitante de la urbanización Manuel Palacios Fajardo.

Y es que el servicio de una cisterna no es nada económico. El litro de agua cuesta entre 50 y 160 bolívares, por lo que un camión de 15.000 litros, puede costar entre 750.000 y 2,4 millones de bolívares. Sin embargo, hay quienes corren con suerte y los jefes de calle –personas encargadas de repartir las cajas Clap– logran el servicio de agua por parte de Pdvsa o Hidroandes.

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Los que tienen suerte logran el servicio de Pdvsa o de Hidroandes. Foto: Ana Barrera

Manuel Rodríguez vive en el sector Catedral 5, en pleno centro de Barinas. Explica que en la Zona Hídrica se construyeron pozos en los años 50 en las sectores urbanizados de la capital. Al seguir el proceso de modernización, se creó el Instituto Nacional de Obras Sanitarias (Inos) que instaló tuberías, pero no lo hicieron de la mejor manera.

El servicio no era gratuito. Si tenías el dinero para pagar, llegaba la gente de Inos y te hacía tu aducción, pero si el de al lado pagaba, a él le hacían otra aducción aparte. Por eso es que cuando mandan agua, llegan a una cuadra, pero a las casas del frente no. Es una locura, dijo Rodríguez.

Indicó que se buscó regular la distribución de agua en la ciudad mediante el uso de válvulas, pero precisamente el desorden en las aducciones dificulta una administración pareja.

“Lo más cumbre es que no hay un mapeo ni planos hídricos, por lo que no se sabe por dónde pasa el agua cuando abren las válvulas”.

Nuevos urbanismos

El problema no solo es la falta de mantenimiento de pozos y bombas. Los nuevos urbanismos no cuentan con un sistema adecuado para el suministro de agua. Ciudad Tavacare y Ciudad Varyná no tiene pozos suficientes para la cantidad de viviendas construidas.

Ciudad Tavacare cuenta con 350 edificios de cuatro pisos cada uno, lo que equivale a más de 5000 apartamentos. Para algunos esta obra fue un capricho de Hugo Chávez. Fue inaugurada en 2011 y se hizo con un convenio chino-venezolano.

Mientras que Ciudad Varyná tiene más de 12.000 casas. Cada urbanismo tiene apenas entre 10 y 12 pozos, los que se quedan cortos para tanta gente.

Hay un solo pozo para 1500 casas. Apenas alcanza para dos horas de agua al día. Es de 250.000 litros, dijo Rodríguez.

El ingeniero Oswaldo Ramírez cita en el informe de Transparencia Venezuela que para la ejecución de Tavacare: “Se debieron cavar pozos de casi 200 metros de profundidad, por ser acuíferos artesianos, sin solicitar asesoría previa. Una vez concluido el lote C, comenzaron a evaluar de dónde sacar el agua. Eligieron perforar 10 pozos para extraer agua del subsuelo, de los acuíferos. No hicieron estudio de factibilidad, de geoprospección eléctrica que garantizara el suministro del líquido en el tiempo, mínimo 50 años, ni de la calidad del agua”.

Agregó: “Solo perforaron y, según las mediciones que hicieron, determinaron que podían obtener 10 litros/s que, según ellos, era suficiente para abastecer los 5600 apartamentos (350 edificios, cada uno de 4 pisos)”, acotó.

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Nuevos urbanismos carecen de un suministro de agua adecuado. Foto: Ana Barrera.

Ramírez destacó que algo similar ocurre en Ciudad Varyná. “No ha habido un plan adecuado para surtir de agua a sus residentes. Existen áreas donde no llega el líquido, por lo que los vecinos deben contratar cisternas, lo que representa para ellos una calamidad perenne”.

Las pocas lluvias que caen en la entidad son una bendición, pues son colectadas por los barineses para paliar la sequía constante. “Yo uso esa agua de lluvia para el baño y para limpiar, pero para tomar tengo que pagar porque la compro en botellón”, añadió.

Lo más insólito es que, aunque no les llega agua, sí cobran el servicio. Rodríguez asegura que debe pagar 35.000 bolívares por mes por un servicio inexistente.

Prolifera la construcción de pozos

Dada la desesperación de los llaneros por el agua, hay quienes han invertido en la construcción de un pozo. De manera individual o colectiva, cavan y logran extraer el agua, la cual brota a unos ocho metros de profundidad.

La comunidad de Catedral 5 recientemente tuvo una asamblea de ciudadanos y acordaron la construcción de un nuevo pozo el cual será financiado con recursos de los mismos vecinos.

Sin embargo, exigirán a Hidroandes el mantenimiento, puesto que el valor de la obra supera los 1500 dólares.


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