Las calles de Catia están cundidas de huecos por donde se mire

Caminar o andar en carro por las calles de la parroquia Sucre, específicamente por Catia, hay que hacerlo con cuatros ojos para no caer en un brocal o en una alcantarilla desnivelada. Los choferes que cubren esas rutas esperan que el alcalde de Caracas, Jorge Rodrígfuez, se haga cargo de la vialidad.

Caracas. En las principales calles de Catia, los peatones y choferes pareciera que ya se acostumbraron a transitar entre aceras y calles repletas de huecos. Muchos vecinos que trabajan como buhoneros, comerciantes o que viven en ese popular sector de la capital, aseguraron que llevan años sin ver una cuadrilla de la Alcaldía de Caracas destapando una alcantarilla, y mucho menos asfaltando las calles.

En un recorrido realizado por el equipo de Crónica.Uno se contabilizaron al menos 32 irregularidades en las avenidas El Cuartel, Urdaneta, Simón Bolívar y en las dos calles más transitadas de ese sector —Colombia y Argentina, ambas con una extensión de 10 cuadras—, comprendidas entre huecos, botes de agua que deterioran el asfalto, alcantarillas desniveladas, brocales sin mantenimiento, y otros problemas que afectan directamente al ciudadano de a pie y a los transportistas que cubren esas rutas.

Emilio Núñez, chofer de la línea Catia-El Cafetal, denunció que justo en la paradas de los autobuses hay dos troneras que son imposibles de esquivar por más maromas que hagan: “Eso ya lleva como dos meses y nadie le pone atención. Nosotros tampoco hemos hablado con alguien que lo venga a arreglar, pero cada vez que llegamos aquí para cargar pasajeros caemos en ese hueco y los repuestos ahorita están bien caros”.

Según un comerciante que vende jugos de naranja en la calle Colombia, a la altura del Farmatodo, el problema de las troneras empeora cada vez que llueve. “Aquí han tapado ese hueco como tres veces en lo que va de año y al mes se vuelve a abrir. Ahí han caído motorizados y hasta una señora de la tercera edad”, aseguró el vendedor.

Foto: Crónica Uno / Mariana Mendoza
Esta tronera cada vez es más grande y casi abarca la cuadra completa.

A la altura de esa farmacia está el hoyo más grande de toda Catia. Debido a una filtración de agua y a la mala reparación, según contó otro comerciante del lugar. El agujero ya casi abarca toda la cuadra y no solo pone en riesgo la vida de las personas sino que genera un fuerte retraso vehicular, ya que está a menos de dos cuadras de la avenida Sucre y por allí transitan varias líneas de autobuses y jeeps.

Durante el recorrido no solo saltan a la vista los huecos, y brocales en mal estado. Un denominador común también es el asfalto cuarteado que con el pasar del tiempo se convierte en huecos.

Foto: Crónica Uno / Mariana Mendoza
No solo los carros sufren, hasta los peatones tienen que estar pilas para no caer en un brocal.

En varios sitios donde se comenzaba a resquebrajar la capa asfáltica, los vecinos optaron por rellenar los desperfectos con arenas y piedras para “mejorar” un poquito.

“Le echamos lo que encontramos porque nosotros que somos los que nos la pasamos aquí somos los que llevamos del bulto. Cuando vienen los clientes se quejan”, aseguró Ramón Moreno, dueño de una taller mecánico en la calle Brasil.

Todos los ciudadanos consultados durante el recorrido manifestaron que nunca han visto por la zona al alcalde del Municipio Libertador, Jorge Rodríguez, y tampoco al jefe de Gobierno del Distrito Capital, Daniel Aponte; y aunque los ciudadanos tampoco han puesto la denuncia en algún ente, esperan que alguien se haga cargo de las vías principales.

Foto: Crónica Uno / Mariana Mendoza
Hay calles en donde no hay manera de sortear los huecos.
Los vecinos optan por rellenarlos de basura y piedras.
Foto: Crónica Uno / Mariana Mendoza
Los botes de aguas negras también deterioran el asfalto.
Foto: Crónica Uno / Mariana Mendoza
Hay huecos que generan un fuerte congestionamiento vehicular.

Fotos: Mariana Mendoza

Infografía: Charlie Barrera


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