Caracas reproduce el drama de la basura por sus cuatro costados

Voceros del Frente en Defensa del Norte de Caracas advierten que Supra Caracas solo tiene 20 % de su flota de camiones operativa y los trabajadores no cuentan con el equipamiento adecuado para asear la ciudad. La práctica de quemar los desechos se hace costumbre en la capital. A pocos metros de la Alcaldía de Caracas, los vecinos se deshacen de bolsas desbaratadas, enseres desgastados y todo lo que sobra en casa. El lugar es un mercado a cielo abierto para quienes viven de hurgar entre la basura.

Caracas. En medio de una ciudad atestada de basura, la alcaldía de Libertador hace alarde de la entrega de 10 camiones de recolección. La adquisición de los vehículos, que flanquearon la Plaza O’Leary durante el fin de semana, fue celebrada con desvergüenza en una ciudad que huele a basura y que se estancó en la cultura del contenedor, remedos de pequeños patios de transferencia que se desbordan en cada calle.

Para la comunidad es fácil pensar que el problema de los desechos queda resuelto con los nuevos camiones, pero la situación luce compleja. Los desperdicios toman por asalto las aceras e interrumpen el tránsito, no en las avenidas principales, que le enjuagan la cara a Caracas, sino en las transversales, donde se improvisan los vertederos que encarnan un gran problema al final del día, cuando la comunidad incinera todos los desechos. En Quinta Crespo bien saben de ello. Allí los vecinos queman la basura en las calles para disolver las nubes de moscas y espantar a los roedores.

La práctica de quemar los desechos se hace costumbre en la ciudad. A pocos metros de la Alcaldía de Caracas, el organismo ubicado en la esquina de Glorieta de la parroquia Santa Teresa, los vecinos se deshacen de bolsas desbaratadas, enseres desgastados y todo lo que sobra en casa. El lugar es un mercado a cielo abierto para quienes viven de hurgar entre la basura. Hay quienes merodean la zona después del final de cada jornada para desmembrar cuanto haya en el lugar: los sacos deshilachados, las bolsas negras y cualquier otro contenedor por destapar. El lugar, donde se reproducen las montañas de basura, también es un comedero de indigentes.

La situación se agudiza y los residentes del centro de Caracas y de las parroquias foráneas esperan soluciones. El coordinador del Frente en Defensa del Norte de Caracas, Carlos Julio Rojas, señala que el problema se profundiza pese a los recursos aprobados al despacho de Érika Farías. Solo los créditos adicionales entregados a su administración para la gestión de servicios ascienden a 5.918.143,99 bolívares soberanos.

Las soluciones se hacen esperar en sectores de Ántimano, La Vega y Coche donde los vecinos soportan el hedor de 20 días de desperdicios. En medio de todas las quejas, los afectados señalan al mayor responsable: Supra Caracas, la empresa facultada para la recolección en las 22 parroquias de Caracas y que en la práctica permanece en cierre técnico, según denuncian trabajadores.

A propósito de ello, voceros del Frente en Defensa del Norte de Caracas advierten que la compañía, que dispone de un capital mixto para las tareas de recolección, solo tiene 20 % de su flota de camiones operativa y los trabajadores no cuentan con el equipamiento adecuado para asear la ciudad. El rezago en la entrega de uniformes, calzados y guantes suma más de dos años. Tampoco tienen palas ni tapabocas y los desechos se recogen con remiendos de sábanas.

“Como en los casos de otras muchas empresas del Estado, la mala gestión sumada a la enorme corrupción llevó a Supra Caracas a un cierre técnico”, sostiene Carlos Julio Rojas. Hace menos de seis meses el despacho de Érika Farías recibió tres créditos adicionales para reparar la flota de vehículos, pero nada de ello ocurrió. Hoy solo ocho camiones, de 40 que tendrían que estar en circulación en Libertador, están activos para atender a las 22 parroquias de Libertador.

A juicio de Carlos Julio Rojas, las parroquias Candelaria, El Recreo y San Pedro tienen una emergencia sanitaria en puertas.

La alcaldesa Érika Farías tendría en sus arcas un presupuesto milmillonario que le aprobó el Concejo Municipal de Libertador para la recolección de desechos y la reestructuración de la compañía Supra Caracas”, dijo.

Neira Arias, portavoz del consejo comunal Los Rosales, de San Pedro, asegura que no hay un rincón de la parroquia que no sea un basurero. “Supra Caracas y Érika Farías deben asumir su responsabilidad, la capital no aguanta una epidemia, el Estado, sea municipal o nacional, no está preparado para dar una respuesta a sus habitantes en caso de una endemia que se produzca como consecuencia de la acumulación de los residuos”.

A siete años y medio de la creación de la empresa recolectora de basura en el Distrito Capital, la estatal Supra Caracas, el hacinamiento y acopio de residuos son aún una llaga urbana por sanar.

José Bracho, concejal de la Cámara Municipal de Libertador y portavoz de la Comisión de Obras y Servicios, reconoce que la basura demanda una solución integral. El edil oficialista admite que el problema no se resuelve solo con la compra de unidades, como las entregadas el fin de semana por la alcaldía para retomar una promesa de vieja data: rescatar la cara de la ciudad. Con los 10 camiones recolectores incorporados en Distrito Capital, el Ejecutivo local espera recoger 400 toneladas métricas de basura, que se suman a las 1.200 toneladas recolectadas a diario, según la municipalidad.

Sin embargo, aún resta mucho por hacer. A juzgar por las quejas de los peatones, las aceras son la herida por donde se desangra cualquier ideal de ciudad. Para quienes transitan sus avenidas con pasos resueltos, la tarea de asear la capital cobra mayor vigencia después de un quinquenio de una compañía intergubernamental que surgió para limpiar y arrancar la mugre, un servicio delegado por la Ley de Gestión Integral de la Basura a los municipios y que, en el caso de Libertador, ha registrado un alza que se cuenta en más de 3000 %.

Bracho asegura que, para atender la contingencia, la ciudad fue dividida en ocho ejes comunales. El primero está integrado por el centro de Caracas y las parroquias Santa Teresa, Altagracia, San José, Catedral y La Pastora. El segundo está conformado por San Bernardino, El Recreo y San Pedro. El tercero está constituido por Santa Rosalía, El Valle y Coche. Por su parte, el cuarto estará integrado por San Juan, La Vega y El Paraíso. Habrá también un quinto eje conformado por las parroquias Caricuao y Macarao. El sexto congregará a Antímano y El Junquito, mientras el séptimo estará integrado por 23 de Enero, Lídice y Manicomio. Por último, el octavo eje es Ciudad Caribia, que forma parte de la parroquia Sucre.

Tranca con basura en la Cota 905

“Más allá del equipamiento, creo que hay que montarse en un plan de reciclaje con los consejos comunales, para clasificar, seleccionar y vender los materiales aprovechables. Ello podría reducir en 40 % la emisión de desechos”, dice José Bracho. Solo en Caracas, manifiesta el edil, se generan 500 gramos per cápita de basura, una cifra que asciende a 1,6 millones de toneladas diarias en un territorio como el Área Metropolitana, que suma 3,3 millones habitantes.

“Estamos pidiendo el apoyo al Presidente para la compra de camiones, lo cual nos permitirá hacer la recolección por eje territorial”. En medio de todas las carencias operativas, los concejales oficialistas de Libertador presumen de la reforma de la ordenanza municipal que regula la recolección de basura. Se trata de un instrumento legal que espera por la venia de Érika Farías, y que promueve la figura de los “mochileros”, que serán los encargados de reciclar los desechos en las comunidades.

Jesús Armas, concejal del municipio Libertador por la oposición, asegura que el recate del servicio de aseo pasa por la transparencia en la utilización de los recursos, la gerencia y la voluntad política. Para Armas, el problema puede ser perfectamente resuelto con la ordenanza actual. Recuerda que en diciembre pasado Nicolás Maduro aprobó 193 millones de euros para mejorar la recolección de basura en el país, pero nada de ello ocurrió. En esa ocasión, también se asignaron 3.401 millones de bolívares fuertes en esa área, pero la inversión no se ha visto reflejada en la calle.

Fotos: Mabel Sarmiento / Archivo


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