Caraqueños tomarán lavagallo para recibir 2019

Los licores que tradicionalmente se tomaban en diciembre vino espumante, ponche crema, vodka y whiskypueden ubicarse desde 2300, 3000, 4500 y 20.000 bolívares soberanos, respectivamente. El consumidor debe destinar, al menos, medio salario mínimo para comprar el más económico de estos productos y dejar su salario completo, 4500 bolívares, para costear una botella de ponche de crema de marca nacional.

Caracas. Una vez celebrada la Nochebuena, los ciudadanos se preparan para recibir el año nuevo. Caracas reanuda la actividad comercial y las licorerías no son la excepción. No obstante, incluir una botella de ponche crema en las celebraciones requiere destinar 4500 bolívares soberanos, un salario mínimo completo, o alrededor de 1000 bolívares para comprar miche, aguardiente o las bebidas “baratas” mejor conocidas como lavagallo. Los caraqueños recibirán al 2019 con lo más económico que pueden comprar, pues el presupuesto es justo, tal y cómo se han vivido el 2018, un año de estragos económicos sin precedentes.

Pese a que la Cámara de Licores del Área Metropolitana de Caracas (Calicor) advirtió que la venta de estas bebidas alcoholicas cayó 70 % durante diciembre de 2018, comerciantes declararon a Crónica.uno que los clientes siempre reservan un poco de su presupuesto para este tipo de productos. “A pesar de la situación, la venta no estuvo tan mal”, señaló Juliet España, cajera de una tienda Prolicor de la Av. Victoria.

Según España, prácticamente no vendieron vinos o whisky. Los clientes solo querían una oferta: “Lo más barato”.

Los productos que tuvieron mayor demanda fueron la sangría en Bs. S. 3000; el ron marca Superior en 1800 y el ron Moneda de Oro en Bs. S. 2200. Y para acompañar el ron como ingrediente del Cuba Libre, el refresco de cola negra se ofrece a Bs. S. 1500.

Estas bebidas, antes rechazadas frente a marcas reconocidas por su calidad, hoy se convierten en las predilectas de la población. El bajo poder adquisitivo ha provocado que consumir estos licores represente dejar prácticamente todos los ingresos por pagar la cuenta: por ejemplo una botella de ron Santa Teresa cuesta entre 3800 y 5000 bolívares.

Frente a esto, los comerciantes han señalado un dato curioso: hay quienes compraron aguardiente en 1300 para preparar guarapita. Esta es una bebida popular a base de caña clara, aguardiente o anís que se mezcla con jugo natural y azúcar para rendir el alcohol hasta dos litros o más. Carlos Vargas, cliente del establecimiento en la Av. Victoria, señaló que tomar y comprar con la familia es una forma de despejar la mente de todos los problemas cotidianos. “Los que no pudieron hacer hallacas se conforman con compartir con su familia”, concluyó.

Mientras tanto, los licores tradicionales de esta  temporada —vino espumante, ponche crema, vodka y whisky— pueden ubicarse desde 2300, 3000, 4500 y 20.000 bolívares soberanos, respectivamente. Así, el consumidor debe destinar, al menos, medio salario mínimo para comprar el más económico de estos productos y dejar su salario completo, 4500 bolívares, para costear una botella de ponche crema de marca nacional. El whisky resulta ser uno de los licores más costosos y equivale a más de cuatro salarios mínimos.

La cerveza es otra de las bebidas que puede desarmar un presupuesto rápidamente. Cada una se ofrece entre 500 y 550 bolívares y la caja de 30 unidades se vende entre 6500 y 8000 bolívares soberanos. Ante esta realidad, cabe destacar que los precios pueden variar en miles de bolívares entre un establecimiento y otro, según el local y la zona donde se ubiquen. Anderson Vivas, empleado público, considera que los supermercados son de las opciones más económicas.

Respecto a esto, Jeffeson Segovia, trabajador de una licorería en Los Chaguaramos, señala que las ventas han mermado en relación con el año anterior, pues se trata de productos no perecederos ni de primera necesidad que aumentan de precio prácticamente a diario. Esto con el propósito de resguardar el capital y la reposición del inventario, pues el país aún no supera la espiral de hiperinflación que afecta a la economía desde noviembre de 2017, cuando la variación intermensual superó 50 %. 


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