En zonas como La California había gente que no tenía idea de lo que sucedía en la concentración de Plaza Venezuela, incluso hacían cola para comprar productos regulados en el supermercado del Unicentro El Marqués. Una concentración de empleados del Saime bailaba salsa frente a la Asamblea Nacional.

Caracas. El epicentro de las movilizaciones de este martes 4 de abril estaba entre Plaza Venezuela y Chacaíto. Algunas calles sin acceso, otras cerradas por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), y hasta barricadas de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) era lo que se observaba en todo el lugar. Aunque transitar por esa zona era ver militares y policías en cada esquina, muchos comercios abrieron con normalidad y los que pudieron llegar a su trabajo laboraron en total calma. La tensión estaba en el ambiente, pero había muchas personas que no estaban pendientes de las concentraciones y mucho menos de marchar.

“Hoy no creo que pase nada. Nunca los dejan marchar hasta donde ellos quieren”, comentó una señora que vendía obleas en la plaza Brión de Chacaíto, justo donde se aglomeraba un grupo de personas del partido Primero Justicia, y muy cerca se organizaban los integrantes del Movimiento Estudiantil (ME).

Parte de los presentes en la concentración del Movimiento Estudiantil antes de las 10:00 a. m.

La avenida Libertador y algunos de sus accesos comenzaron a ser cercados desde tempranas horas de la mañana para evitar a toda costa que la marcha convocada por los diputados opositores llegara a su destino: la Asamblea Nacional. Los caraqueños se movieron con total libertad, mientras no tuvieran que transitar por las cercanías de Plaza Venezuela, Sabana Grande y Chacaíto.

A las 10:30 a. m. un grupo de habitantes de Petare llegó a la concentración en Chacaíto y gritaban: “Petare presente, siempre consecuente”, mientras el tráfico se detenía para darles el paso. “Venimos marchando desde Chacao, y nos vamos a unir con los demás aquí [en Chacaíto] y vamos a llegar a la Asamblea Nacional”, sostuvo una señora con una gorra tricolor mientras enfilaba por la calle.

Momento en el que llegaba la marcha de habitantes de Petare y otras zona populares del municipio Sucre.

Mucho más temprano, mientras los cuerpos de seguridad se desplegaban por zonas de la ciudad, Renluis Núñez, el presidente del Centro de Estudiantes de Antropología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), recibió un disparo en el antebrazo y otro en la oreja. Le quitaron sus pertenencias, dentro de su casa de estudios.

A la hora en que Núñez resultó herido, el ME se concentraba en la plaza Brión de Chacaíto. A la hora que la sangre del alumno quedó derramada en el suelo de su escuela, los piquetes de la GNB y la PNB se tornaban cada vez más sólidos en distintos puntos de Caracas. La seguridad imperaba, pero fuera del campus universitario.

Alejarse unas cuantas cuadras de ese lugar era ver una ciudad normal, pero con un poco más de gente en las aceras entre las estaciones Chacao y Chacaíto, ya que la primera era la última que ofrecía servicio al público, y el subterráneo no volvía a abrir sus puertas hasta Caño Amarillo. Las paradas estaban abarrotadas de gente que esperaba una camioneta por puesto que la llevara a su destino.

Las paradas de autobuses desde Chacao hacia el este de Caracas estaban full de gente porque algunas estaciones de metro estaban cerradas.

“Yo no sabía que la calle iba a estar así hoy, me hubiera quedado en mi casa”, indicó Luisa Cárdenas, una mujer de la tercera edad que esperó el transporte público por más de 30 minutos.

El servicio de transporte urbano no solo era un dolor de cabeza para los caraqueños. Las personas que viven en Guarenas, Guatire, Nueva Casarapa, y otros sectores del estado Miranda tardaron hasta más de tres horas en llegar a la estación Miranda, del Metro de Caracas.

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“Yo me monté en el autobús en el terminal en Guarenas, a las 5:30 a. m. y llegue casi a las 10:00 a. m. a Caracas. Hoy tenía cita en el médico y perdí el día y la cita”, confesó Amanda Guédez, que ya llevaba más de una hora esperando un metrobus para bajar de nuevo a su casa.

Momento en el que llegó uno de los metrobuses a la parada de Guarenas en la estación Miranda de la línea 1 del Metro de Caracas.

En toda la extensión de la avenida Francisco de Miranda, el único foco de protesta fue en Los Ruices, donde vecinos de ese sector trancaron la calle en sentido Oeste. La mayoría eran mujeres de avanzada edad, y aunque no se animaron a acompañar la marcha que salió desde Plaza Venezuela, interrumpieron el paso de los vehículos por más de media hora.

Algunas de la señoras presentes con sus pancartas en mano a la altura de Los Ruices en la avenida Francisco de Miranda.

Más allá, en La California, había gente que no tenía idea de lo que sucedía en Plaza Venezuela. Una cola de más de 80 personas abarcaba las barandas del centro comercial Unicentro El Marqués. Un militar regulaba el flujo de personas que ingresaban al edificio. Al mismo tiempo, uniformados reprimían a la manifestación opositora en la avenida Libertador.

Otras avenidas principales de Caracas, como lo son la avenida Sucre (Agua Salud, Gato Negro, Catia), Urdaneta (La Candelaria, El Centro), San Martín (Maternidad, Capuchinos, La Paz), José Antonio Páez (El Paraíso, La India), veían su cuota habitual de transeúntes circulando sin problemas. Para quienes andaban por esos sectores era un martes más. No había ni piquetes de la GNB, ni alcabalas, nada.

La cola para comprar comida en el supermercado del Unicentro El Marqués.

Pero en la Libertador había varios cordones de policías y militares. El más robusto estaba justo en frente de la funeraria Los Caobos. Aunque a simple vista no parecía el más numeroso en cuanto a funcionarios, exhibía a sus espaldas varias tanquetas que cargaban más militares armados con equipo antimotín.

Funcionarios de la PNB y la GNB conformaban el último cordón de seguridad. Tenían barricadas y hasta tanquetas.

De un momento a otro, los ciudadanos que protestaban comenzaron a empujar a los policías y estos les respondían de la misma manera empuñando sus escudos; con un spray de color verde rociaban a los que les propinaran patadas a sus armas.

Momento en el que una señora casi le arrebata el escudo a uno de los funcionarios de la PNB en la avenida Libertador.

“No te dejes manchar. Con eso [spray] te marcan y luego te joden”, dijo un adolescente sin camisa, a otro que tenía el pantalón con un manchón verde militar.

En Bellas Artes, a unas 10 cuadras del piquete más feroz en la Libertador, se concentraban personas afectas al oficialismo frente al Ministerio de Cultura. Allí estaba la tarima que trancaba el paso por la avenida México y la avenida Universidad, que también tenía otra tarima ubicada a una cuadra de la Asamblea Nacional.

Tarima del oficialismo frente al Ministerio de Cultura.

Justo frente al centro comercial Metrocenter había un camión con música a todo volumen. Alrededor solo había personas con gorras y franelas rojas con el logo del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) que bailaban en pleno asfalto de la avenida Universidad. Mientras los funcionarios se movían al ritmo de la “salsa brava”, al otro lado de la ciudad, por la autopista Francisco Fajardo, la marcha opositora intentaba llegar a la misma avenida en donde varias parejas se deleitaban con la música de Héctor Lavoe.

Una mujer bailaba una canción de Héctor Lavoe al mediodía de este martes en la calle frente al centro comercial Metrocenter.

Fotos: Luis Miguel Cáceres


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