Llueva, truene o relampaguee, como dicen popularmente, quienes forman parte de la Cofradía del Nazareno, trabajan 365 días del año, y más en Semana Santa, en honor a la imagen que representa al hijo de Dios.

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. Los hombros de 25 personas es lo que se necesita para llevar la imagen del Nazareno de San Pablo, pero en realidad son 100 ciudadanos los que están en la Cofradía del Nazareno y que los 356 días del año, y con más ahínco en Semana Santa, le rinden devoción al santo tallado en madera, que carga una cruz y una túnica morada.

Fue a finales del siglo XVII que nace la cofradía del Nazareno. La Arquidiócesis de Caracas la registró en 1997. Ésta no solo se encarga de sacar al Nazareno durante el Miércoles Santo, una imagen que pesa 850 kilogramos y que data de 1674, sino de cuidarlo y  protegerlo durante todo el año.

Abraham Núñez es uno de los fieles que desde hace 21 años está a su servicio. “Es  un privilegio cuidarlo. Uno vive la fe muy de cerca. Sí creo que es milagroso, lo he visto y vivido. Pero más allá de ello es uno a su lado siente esperanza”.

Igual comentó José Cohén, quien lleva 45 años cumpliéndole al Nazareno. “Esto lo heredé de mi papá. Él sentía mucha devoción por él”.

Cohén fue durante mucho tiempo fotógrafo de El Universal y en una cobertura, precisamente para Semana Santa, entró a la iglesia de Santa Teresa para hacerle fotos.

“Pregunté que cuándo podía venir a cargarlo y me dijeron mañana mismo si quieres. Ese Miércoles Santo vine y aquí me quedé. Siempre le he cumplido. Incluso si salía de vacaciones con la familia compraba pasaje para venirme el martes, sacábamos la procesión el miércoles y el jueves iba de regreso con los muchachos. Solo una vez, estando en Mochima no pude venir. Pero agarré a una imagen del Nazareno que estaba en una iglesia del pueblo, las monté en una mesa y con unos amigos hicimos la procesión. No me sentía tranquilo, pero después de ese acto, sentí que cumplí con Dios y su hijo”, contó Cohén.

Otra de las anécdotas que recuerda es cuando sacaban la imagen y tardaban cuatro horas en regresarla a su nicho.

“El recorrido era alrededor del templo, pero su andar debido a la multitud y también al paso que se usa tardó todo ese tiempo. Salimos a las 8:00 pm y regresó a las 12:00 am”.

Los cargadores deben ir al compás, dar pasos lentos, cortos e inclinar la imagen que mide 1.74 de alto hacia un lado. Todos deben ir al mismo son para distribuir el peso, además en le hacen un paso que se llaman los cuartos, que son los cruces que se hacen cada vez que llega a una esquina, y que según contó Harold Serrano, otro devoto de la Cofradía, es exclusivo del Nazareno.

Cargadores del Nazareno / Cheché Diaz - Crónica Uno
Cohén y Serrano trabajan con orgullo por el Nazareno.

Un poco de historia

Contaron los cargadores que en el año 1696 se desarrolló una enfermedad que estaba destruyendo a los lugareños, quienes para frenar la plaga rezaron y pidieron a Dios, además sacaron al Nazareno por los alrededores de la ciudad.

Al pasar por una calle, su cruz chocó contra un frondoso árbol y se desprendieron varios limones, los devotos recogieron los frutos como señal divina y prepararon limonada.

Finalmente obtuvieron un resultado que los alegró profundamente, la peste había acabado. Desde ese tiempo se le catalogó como la esquina de El Limonero del Señor. Luego el fervor y la devoción hacia El Nazareno de San Pablo aumentaron enormemente. En 1887 se construyó un templo para que fuera su hogar: la Basílica de Santa Teresa.

Desde entonces es la imagen más venerada en la capital. Es a la que le piden por salud, la familia, por los estudios, para logar un buen trabajo, por la paz y por el país. De hecho los seguidores y quienes pagan promesa hacen todo lo posible por vestirse con la túnica morada. Hay quienes cargan la cruz, caminan descalzos y llevan sus velas prendidas mientras le ruegan o le agradecen por algún favor concedido.

Foto: Cheché Díaz

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