Cerca de 80 muchachos de la escuela de Fe y Alegría Andy Aparicio trabajan como guías espirituales en la comunidad. Ayudan a reforzar los valores y a generar espacios para la convivencia.
Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento
Caracas. Vivir en la parroquia La Vega no es fácil para un joven que empieza a dibujarse un plan de vida. Pero no es imposible. Y en eso andan 80 adolescentes que se unieron al Grupo Huellas, cuyo objeto es servir de guías espirituales en la comunidad.
El Grupo Huellas es un movimiento dedicado a la formación de liderazgo juvenil en valores, comprometido con la realidad global y la promoción de la dignidad humana.
Nació hace 26 años de la mano del sacerdote jesuita Miguel Matos, quien conformó itinerarios de formación grupal, acompañamiento personal y experiencias significativas de acción social.
Matos creó una plataforma común de trabajo con jóvenes de sectores populares en todo el país, que a lo largo de estos años ha brindado diversos programas y servicios que responden a las necesidades de población menos favorecida.
Esta organización se encuentra en Caracas y en otros 17 estados del país. El programa de formación se implementa en 56 lugares Huellas distribuidos entre colegios Fe y Alegría, universidades y parroquias.
En la actualidad 429 maestros y profesores aplican de forma voluntaria el plan de formación preparado por Huellas.
“Un día un padre pasó por el salón y nos habló del programa. Decidimos ir a la primera reunión, nos quedamos y nos enamoramos del proyecto. Fue así, con ese plan voluntario, que llegamos a formar parte del grupo”, contó Yorxamderlis Sojo, estudiante de 5° año de la escuela Andy Aparicio.
Aparico, junto con Robert Asuaje y Jorge David Rada, participan todos los viernes a partir de las 2:00 pm en los encuentros, donde se dan cita cerca de 80 muchachos.
“Hacemos un bonito trabajo como guías espirituales. Trabajamos no solo con alumnos de la escuela, sino con chamos de la comunidad. Siento que esto ha cambiado, para bien, mi forma de ser y de pensar. Aquí a uno le refuerzan mucho los valores y eso es lo que tratamos luego de hacer los demás”, contó.
Huellas, en este colegio de Fe y Alegría, está dividida por etapas: 1 Año es la etapa Blanca, 2 Roja, 3 Verde, 4 Azul 1, 5 Azul 2, 6 Dorada. Luego están las secciones universitarias Dorada 1, 2 y 3.
En todas, explicó Sojo, realizan ejercicios espirituales, paseos y encuentros de formación dependiendo de los puntos previstos en la bitácora, los cuales siempre giran alrededor de los temas Pisando Tierra, Abriendo Horizontes y Novedades.
“Esto lo hacemos para que los niños se formen y se interesen en un mejor proyecto de vida. Atendemos a los estudiantes de Fe y Alegría y también de otros colegios de la comunidad. El requisito para estar en Huellas es ser mayor de 12 años”.
Además hay otro movimiento denominado Pasitos que es para niños de quinto y sexto grado.
“Sentimos que estamos generando un cambio. La gente se interesa en lo que hacemos. Incluso en los grupos hay muchachos que no se tratan, que tienen muchas discusiones y con los talleres que impartimos comienzan a ser amigos. Lo más importante es que estamos creando la conciencia de la convivencia”, narró Robert Asuaje, quien además es esgrimista y forma parte de la selección nacional.
Robert a igual que sus compañeros Yorxamderlis y Jorge David viven en La Vega, usan los mismos jeeps que el resto de la comunidad, compran en la bodeguita, suben y bajan escaleras y tienen que compartir con los chamos de la esquina.
Quizás por la realidad que les tocó vivir es que se apoyaron en Huellas, y ahora se sienten emprendedores y forjadores del cambio.
“Esta es una experiencia muy bonita, es una obra que le estamos dejando a la parroquia. Uno no puede rescatar a todos, pero llevando a uno por buen camino, se construye país. En eso estamos nosotros, somos unos chamos, pero desde ya estaos poniendo un granito de arena”, expresó Jorge David rada, quien también deportistas.
Fotos: Cheché Díaz
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