Las cajas de la organización comunal solo alcanzan para “medio comer”. Según los marabinos, los 10 productos que otorga el beneficio son de mala calidad y no rinden. Denuncian que los no chavistas son excluidos de la soberanía alimentaria.

Maracaibo. Hecho en México. Eso es lo que dicen los productos distribuidos las últimas semanas por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) en el Zulia, que no llegan de vez cuando y con precios altos.

En Maracaibo las familias reciben 12 productos en una caja de cartón sellada con cinta adhesiva, y  dos o tres días antes cada consejo comunal se acerca a sus vecinos para informar del beneficio y recoger el dinero. Entre 10 y 12.000 bolívares pagan los zulianos para verse surtidos con los productos más difíciles de encontrar en Venezuela, por eso estos son mexicanos, colombianos o brasileros.

Ana Contreras, habitante de los bloques de Raúl Leoni —al oeste de la ciudad— fue beneficiada por la llamada soberanía alimentaria, dijo que el beneficio es “comida para hoy, hambre para mañana”, porque le alcanzó a penas para una semana. Los cuatro kilos de arroz, 10 paquetes de pasta de 200 gramos cada uno, un litro de aceite de soya, seis latas de atún, una salsa de tomate, una mayonesa, dos paquetes de caraotas de 500 gramos, un kilo de azúcar, dos paquetes de medio kilo de leche completa y dos empaques de harina de maíz sin gluten, que contiene 2,25 kilogramos, llenaron el gabinete dispuesto para la comida en el apartamento de la mujer que se desempeña limpiando casas en el norte de la ciudad.

Ella, su esposo y sus dos hijos comieron “regular” durante una semana. Se bandearon con los granos y el atún. Con resignación, Ana contó: “tuvimos que pedir prestados los 12.000 bolívares porque no teníamos dinero. Quedamos endeudados pero medio comimos, ya esta semana comienza la lucha de nuevo”. Resaltó que aunque el consejo comunal le explicó que el costo de las bolsas era de 10.500 bolívares, los 2.000 adicional eran para pagar el transporte de la comida hasta el barrio.

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¿Hasta cuándo será esto?

Sobre la calidad de los productos, Ana, al igual que su vecina Rosalba Inciarte, comentaron que “la harina es buena, pero la leche no”. Para las amas de casa la pregunta frecuente es ¿hasta cuándo será esto?

Dicen que esperar el Clap es como esperar que alguien te mantenga.

“Cuando será el día que vamos a poder escoger de nuevo lo que vamos a comprar, que comamos lo que nos provoque. Estamos a la espera de que a otro le dé la gana de venderte, que a otro le alcance para que te preste dinero, es una zozobra”, criticó Rosalba.

Aunque la alegría es uno de los síntomas que genera una caja de los Comités en un hogar, la mayoría critica la procedencia de los productos e incluso el precio.

“Habrá quien diga que se alegra por la caja pero a mí me da indignación, rabia, tristeza de ver cómo estamos, la situación en la que hemos caído y seguiremos cayendo. ¿Como es posible que paguemos 12 mil bolívares por algo deberíamos producir aquí?”, soltó José Luis Delgado, también habitante de los bloques.

Margarita González, residente del sector Las Mercedes, al oeste de Maracaibo, criticó la calidad de los productos. “No entiendo porqué tenemos que comer cosas gringas o mexicanas si aquí se produce la caraota, el maíz, la azúcar. Yo no quiero harina de esa, quiero harina pan. La leche sabe a grasa y el atún es un desastre. Por eso todo les fracasa, porque en vez de potenciar la producción nacional, quieren tapar el sol con un dedo”, sentenció la educadora.

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La producción de alimentos ha bajado por el descenso en la entrega de dólares oficiales que limita la adquisición de materia prima y el control de precios. Por ello, el desabastecimiento de artículos básicos ha disminuido. Sin embargo, con una actividad disminuida, la administración de Nicolás Maduro impone controles y usa los Clap para ese fin, y en paralelo, compra productos terminados en el exterior.

Excluidos

Bernardo Chirinos, miembro de un consejo comunal de la parroquia San Isidro —al oeste de Maracaibo— explicó cómo es el sistema de distribución. Según la data de registro que tenga el consejo comunal de sus habitantes, la Gobernación hace la asignación de las cajas. A través de una lista, los miembros de la organización pasan casa por casa informando a las familias del beneficio y su costo —no de su contenido, que es incierto hasta que llega la caja— y apunta si tiene el dinero o no. Posteriormente, se recolecta el pago, se deposita en la cuenta que asigne la Gobernación y dos días después deben recoger el cargamento para su comunidad.

Sin embargo, en este proceso hay fallas, que Bernardo admite: “si quedan cajas uno ve si las revende o se las queda uno”. También hay excluidos y sin ningún pudor el hombre aseguró: “ya uno sabe quién es chavista y quién es opositor y así pase hambre no le damos la bolsa, porque él no apoya el proceso”.

Los consejos comunales del norte de Maracaibo exigieron a sus beneficiados dejarse fotografiar con la caja, como requisito para obtener los productos. Se conoció que esta situación desató hechos violentos internos en algunos conjuntos residenciales de la ciudad.

En el Zulia existen 913 Comités. Según cifras extraoficiales, solo 100 han sido beneficiados por el programa de alimentación gubernamental, la mayoría en sectores rurales del estado. La promesa del gobernador Francisco Arias Cárdenas, según los consejos comunales, es que la caja sea distribuida cada 20 días.

El Estado Mayor de los Clap en Maracaibo informó que redoblará esfuerzos y trabajo este año para atender a las familias a fin de garantizar la soberanía y seguridad alimentaria de la nación.

La presidenta del Consejo Legislativo del Estado Zulia, Magdely Valbuena, informó que durante el mes de enero se beneficiaron “casi 44 mil familias”, sin embargo, el cronograma de abordaje es de 1.200 comités organizados en la capital zuliana.

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