Los Clap se mueven a su antojo y manejan el dinero sin control

No a todos les ha llegado la bolsa prometida. A los vecinos les están cobrando por las cajas de embalaje y por el transporte. Los “beneficiados” pagan en efectivo, hacen transferencias y depósitos a cuentas personales, en ocasiones, y no hay seguimiento.

Caracas. Desde su creación en abril de 2016 como vía para “garantizar el abastecimiento”, los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), no han llenado las expectativas de los ciudadanos.

Las bolsas que debían llegar a todas las familias no son entregadas con regularidad, varían de precio, no tienen todos los productos de la cesta básica, los pagos carecen de control y los artículos —muchos importados— llegan incluso vencidos, según denuncian los vecinos.

Ante la prolongación de los desequilibrios de la economía, que los venezolanos sufren con la elevada inflación y la escasez de comida, medicinas y artículos de higiene, el Gobierno decide intensificar los controles y una de las vías usadas para ello son los Clap.

Estos Comités se conformaron para ofrecer bolsas de comida, además de regular la distribución y producción de las industrias, que justamente se ha deteriorado por el modelo de controles del Ejecutivo, que lleva 14 años.

Los Clap surgieron a través de los decretos de emergencia y en cada norma incrementan su poder, pero en esas organizaciones —que integran los consejos comunales, las UBCh y los representantes del Frente Francisco de Miranda y Unamujer— reina el desorden.

En consultas realizadas a diversas comunidades se evidenció que cada Comité tiene sus propias reglas. Los vecinos tienen explicaciones diferentes sobre cómo operan los Clap, cuánto cancelan, cómo se paga.

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La inflación en las bolsas

Cuando los Comités arrancaron, las bolsas se ofrecían a 1.200 bolívares y si tenían pollo o artículos de higiene se pagaba más, pero desde hace meses los paquetes aparecen con precios más altos. Los vecinos se quejan porque es un sacrificio conseguir la plata.

“Nunca es lo mismo. Cuando llega el Clap es una corredera. Avisan dos días antes y muchas veces uno no tiene el efectivo. Tampoco informan qué va a llegar, así que uno tiene la duda. Al principio metían un pedazo de carne o un pollo, pero ya eso pasó a la historia”, contó Rosario Hernández, residente de Las Adjuntas, quien dijo que a veces incluye leche en polvo.

Para la entrega de las bolsas, los consejos comunales hicieron un censo casa por casa. Al principio, se dijo que las bolsas serían una por residencia, más no por el número de familias que la habitaban. En dicho censo se dieron datos personales (nombres, dirección), militancia, tipo de vivienda, número de integrantes de la vivienda e ingresos.

Aún con ese registro, hay zonas populares, como sucede en el caso de una barriada en El Cementerio, parroquia Santa Rosalía donde en estos casi 10 meses solo ha llegado una vez el Clap.

Desde que comenzaron los operativos, la rutina es que la gente pierda incluso un día de trabajo, pues el beneficio era intransferible. Es decir, ni la abuela, ni la suegra podían retirar el paquete que, por lo general, tenía un litro de aceite, harina de maíz, arroz, pasta y azúcar.

“Te metían entre 9 y 11 productos. De hecho, a mí me vino la primera bolsa con esponjas para fregar. Cosa que no era de primera necesidad, pero me dijeron que era obligatorio que la comprara”, contó Gloria Colmenares, vecina de la avenida Fuerzas Armadas.

“Ahora llega más tardía. Uno tiene que estar preguntando a la gente del consejo comunal y ellos no saben nunca nada, tampoco dicen qué hacen con ese dinero, pues lo que se rumora es que ahora la caja nos cuesta 10.000 bolívares”, completó.

La diputada Mariela Magallanes, quien el pasado año presentó un informe sobre las irregularidades de los Clap, destacó que en las últimas semanas se han incrementado las denuncias sobre los precios de las bolsas: “Los ciudadanos de diversas zonas del país nos han dicho que las bolsas se venden hasta en 16.000 bolívares, y no todos tienen esa disponibilidad”.

Para armar las bolsas, las industrias de alimentos y artículos de higiene tienen que destinar 50 % de su producción a los Clap. Sin embargo, la actividad privada tiene limitaciones y en los paquetes hay insumos de Colombia, Panamá, Brasil, Estados Unidos y México, los cuales importan los entes oficiales.

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El proceso de venta no es uniforme. Si la bolsa llega el sábado eso significa que les avisan a las personas el jueves para que reúnan lo que cuestan: 4 harinas de maíz, 2 paquetes de arroz, 2 pastas, 2 azúcar, 2 leche en polvo, 1 paquete de caraotas y 1 litro de aceite y un combo de condimentos.

En el sector La Grama II Antímano, contó Juan Carlos, el beneficio es muy irregular. Luego de dos meses sin recibirlo, el 31 de diciembre de 2016 los pusieron a correr. Pagaron 3.700 bolívares por 4 harinas, 2 pastas, 2 leches, aceite, 2 azúcar y 2 arroz.

El desorden en los pagos

Además de los precios, el manejo financiero de los Clap genera dudas. Al principio se estableció que la cancelación de las bolsas era en efectivo, pero en los últimos meses se ha instado a los ciudadanos a que realicen depósitos a los organismos públicos encargados de la distribución o a los jefes de los Clap, a fin de que estos transfieran la plata al ente.

No obstante, esos traspasos no tienen control. Los vecinos cuentan que muchas veces depositan a personas naturales y desconocen cómo luego rinden ese dinero. Tampoco hay un seguimiento a la institución que encabeza la distribución. Y no se entregan facturas ni recibos por las bolsas.

La integrante de un Clap —que pidió mantener su nombre en reserva— reconoció que no hay contraloría; “No hay mucha conciencia. Hay personas que abusan con el manejo. En muchas comunidades se requiere que los vecinos ejecuten la contraloría social al Comité”.

En días pasados, el coordinador de los Clap, Freddy Bernal, admitió que “en el Centro Nacional de los Clap empezamos a recibir las denuncias sobre las irregularidades. Y lo digo, es normal, en medio de una guerra económica, es normal que haya habido distorsiones, que haya desviaciones, que haya habido algún que otro funcionario negociando con la comida de la gente (…) Eso lo hemos ido corrigiendo sobre la marcha” (sic).

En algunas zonas de la ciudad, los vecinos se han quejado porque han pagado y no han recibido las bolsas.

“En los Clap hay personas ligadas al partido de Gobierno (PSUV). Muchos son vecinos de toda la vida y uno los conoce, pero también es cierto que hay un mal manejo de las bolsas. A veces aquí en mi sector hay gente que no vive en el edificio y compra, y eso es culpa del consejo comunal”, dijo una vecina del bloque Oriente de Cochecito.

“En mi sector, el consejo comunal que se llama El Carmen Socialista, en la parroquia Antímano, gestiona para que el Clap llegue en dos tandas y tarda 45 días. No todo el tiempo se entregan los mismos productos. El dinero se paga a los encargados de calle o callejones y estos, a su vez, le entregan la plata a la encargada del Mercal”, contó un residente.

Por ejemplo, en Las Casitas de La Vega, depositan el dinero en la cuenta de un tercero; en El Carmen de Antímano lo dan en efectivo a los comuneros y ellos lo entregan en el Mercal; en la calle Cajigal de El Valle los vecinos lo pagan directamente a Mercal. Pero nunca hay una normativa exacta para este tema del dinero.

En una comunidad de Las Mayas (parroquia Coche) también recogen dos días antes el efectivo. De hecho, hace unos meses a las encargadas “les robaron la plata” cuando presuntamente iban a depositarla. En ese momento, en septiembre de 2016, las familias pagaron  3.800  bolívares por bolsas que nunca vieron.

Básicamente, quien recibe el beneficio comunal tiene esa rutina. Ahora al costo de los productos se suma un monto de 300 bolívares por el precio de la caja y otra cantidad igual para el transporte. Todo eso lo cancelan en efectivo a los mismos vecinos que son los organizadores. “Pero nunca nos han dicho a dónde va esa plata”, comentaron.

Por el manejo en las bolsas, a fines del pasado año, Bernal y Rodolfo Marco Torres, ministro de Alimentación, presentaron el sistema biométrico para realizar pagos electrónicos al momento de adquirir la bolsa, ese procedimiento todavía no se ha aplicado.

Los Clap, reciben el dinero por las ventas de las bolsas, y, adicionalmente, tienen un fondo creado por el presidente Nicolás Maduro con 10 millardos de bolívares

El pernil de la discordia

Algo que no pasó por debajo de la mesa en las denuncias de los vecinos fue lo que sucedió en diciembre pasado con el pernil. Como pólvora corrió la noticia de que llegaría pernil bueno, bonito y barato para los barrios entre 7000 y 15.000 bolívares. Pero no todo pintó tan bien, pues la promesa fue a medias y más de uno se quedó con los crespos hechos.

“No puedo dejar de denunciar lo que pasó con el pernil, no culpo al concejo comunal, pero sí a los que están más arriba controlando los Clap. A las 7:30 p. m. del 31 de diciembre me llamaron para que avisara a los vecinos que venía en camino el pernil. Tremendo abuso: la hora y el día. ¿Cómo iba a poner a la gente a hacer cola y además a que subiera a La Acequia a buscarlo con los reales en efectivo? Eso es bien lejos e inseguro”, señaló Virginia Díaz, residente de Antímano.

En el casco central de la zona varios se negaron a depositar, por las colas que se armaron en los bancos y porque no sabían qué productos estaban llegando. Por las irregularidades en la venta de pernil hasta hubo protestas a finales de diciembre como sucedió en Los Jardines del Valle. Los registros de Bolipuertos revelaron que en los primeros días de enero, todavía el Gobierno seguía descargando pernil de los puertos. Este rubro fue importado de Brasil y Portugal.

Foto referencial: Miguel González


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