Entre arrebatones, robos y hurtos deben conviven comerciantes y transeúntes. Pidieron presencia policial permanente en las avenidas Urdaneta y Fuerzas Armadas, para que disminuyan los índices delictivos

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Caracas. La dueña de una tienda de trajes de baño, en La Hoyada, y una de sus vendedoras son buenas conversadoras. Aunque prefirieron permanecer en el anonimato recordaron cuantas cosas ven dentro y fuera del negocio. Siempre en un tono bajo, porque no saben quién pueda pasar y escuchar.

Pese a que hay recorridos de funcionarios policiales, comentaron que cuando se necesitan no están y han debido darle la vuelta a los constantes hurtos de la mercancía. La encargada comentó que hay grupos de hombres, personas mayores y hasta mujeres embarazadas, que entran a las tiendas a llevarse las prendas de ropa.

“Ya uno conoce quiénes son, algunos se cortaran o se pintaran el cabello para disimular, pero con la mirada o las actitudes ya uno sabe quiénes son”.

Añadió que se hacen pasar por clientes para tener la oportunidad de pasar a los probadores, pedir varios artículos y poderles quitar los imanes de seguridad. “Nunca estás tranquila. Cuando se están probando las cosas hay que estar mosca si se escucha algún sonido extraño, porque significa que le quitaron el seguro”.

En otras ocasiones llegan varios delincuentes para distraer al vendedor y aprovechan de agarrar la mercancía para guardarla en bolsos forrados de papel de aluminio. “Agarran varios artículos y lo meten en las bolsas, cuando salen el detector no suena porque el papel de aluminio impide eso”.

Transeúntes también sufren

Hace un mes Sofía (nombre ficticio) iba saliendo de su trabajo, en La Hoyada, mientras conversaba con una amiga. A su lado pasaron un par de sujetos y cuando se fijaron las estaban persiguiendo.

Con los nervios de punta, resolvieron entrar en una zapatería para distraer a los hampones. “Cuando vemos, en realidad eran tres tipos, dos se quedaron afuera de la zapatería y el otro entró. Se comenzaron a hacer señas, se metían la mano en el koala, yo pensaba que iban a sacar la pistola. Mi amiga lo que hacía era tranquilizarme”.

Afortunadamente pudieron salir minutos más tarde y se fueron corriendo a la estación del Metro Teatros, pero todavía con el miedo. Acotó que por todo el recorrido no vio a ningún policía a quien pudiera denunciarle lo sucedido. “Llegué al vagón y lloraba de los nervios. Después estaba sospechando que todo el mundo me quería robar”.

Los robos de vehículos también se registran en esta zona, pues recientemente una compañera del trabajo de Sofía le comentó que mientras salía de la oficina observó un despelote en la calle, que se debía al robo del carro de una señora, quien denunciaba a la policía lo sucedido.

Juan Mavel, encargado de una tienda de ropas en un mercado de La Hoyada, comentó que los arrebatones y carteristas han aumentado en los últimos meses, por eso a él y sus compañeros les tranquilizaría que instalen módulos policiales permanentes en varias cuadras, sobre todo en la avenidas Universidad y Urdaneta, para ver si de esa manera pueden bajar los índices de los delitos.

Empleados de la zona añadieron que después de las 5:30 pm es muy peligroso salir. Al caer la noche las calles están solas, solo con sujetos recorriendo las calles o revisando la basura, así como personas ingiriendo bebidas alcohólicas. “Insólito que en este lugar hay varios entes gubernamentales y no hay seguridad para nada, no se ve frecuente”, soltó una trabajadora de la avenida Universidad.

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Foto: Cristian Hernández


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