Desde el viernes, habitantes del municipio fronterizo y de comunidades indígenas protestan para evitar la detención de Emilio González, el alcalde. Una arista del caso Manos de Metal y la intención de armar una municipalidad paralela se manejan ahora como la vía para imponer un gobierno chavista en ese municipio.

Ciudad Guayana. La operación Manos de Metal, anunciada el viernes por el vicepresidente Tareck El Aissami, ha traído, además de las detenciones de siete personas, el temor de un daño colateral: que el chavismo le arrebate la Alcaldía de Gran Sabana a Emilio González y que así se pierda el único bastión opositor en el estado Bolívar. En otras palabras, que la geografía de la región quede completamente roja.

¿Cómo se relaciona una cosa con la otra? Hay que comenzar con el meollo de Manos de Metal, una de las fases del operativo Manos de Papel, que el régimen presenta como una estrategia en contra de “las “mafias que buscan desestabilizar la economía del país”.

Durante su anuncio, El Aissami explicó que esa fase estaba relacionada con el contrabando de metales (por ello, su nombre). Añadió que con la operación se evitó la salida de 2,5 toneladas de oro de Venezuela, plan que sería ejecutado por una “red dedicada a la compra de oro a pequeños mineros del estado Bolívar para su reventa fuera del país”.

Como integrante de dicha red, incluso, cayó Doarwin Alan Evans, vicepresidente de la empresa estatal Minerven e integrante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

¿Pero cómo entra en todo esto el nombre del alcalde González? A través de Andrés Antonio Fernández Soto, alias Toñito, cuyo nombre aparece en la lista de 28 solicitados por contrabando de oro.

Un trofeo

¿Qué hay respecto de la relación entre el alcalde y el solicitado? ¿Negocios, financiamiento de la campaña, una amistad? Ninguna certeza. De hecho, nunca lo supieron quienes se concentraron el viernes en la Alcaldía de Gran Sabana (en Santa Elena de Uairén) para protestar contras los funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) que por allí merodearon.

El equipo político de González señaló en un comunicado de prensa (hasta ahora, el único pronunciamiento público) que la estrategia, más allá de Manos de Metal, era una estratagema del gobernador Justo Noguera Pietri para instaurar una alcaldía paralela en el que es, por cierto, el municipio más grande de la región (más de 32.900 kilómetros cuadrados).

“Justo Noguera Pietri tiene instrucciones precisas de crear una alcaldía paralela y para ello tuvo que mudarse a la casa presidencial, ubicada en la comunidad indígena Manakru. Todo esto en virtud del liderazgo natural del alcalde Emilio González, quien se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para el gobierno regional. El mandatario local cuenta con el apoyo del pueblo en general”, refiere el documento, difundido este miércoles.

La idea no luce descabellada si se contextualiza sobre el triunfo de González en las elecciones de diciembre: el Consejo Nacional Electoral tardó tres días, entre varias protestas indígenas, para reconocer la única victoria de la oposición en toda la región.

¿Cuál sería el interés del chavismo? Además de lo más evidente, el control político de todo el estado, otro control: el de la extracción y tráfico de metales que, de allí, salen hacia Brasil.

Comunidades indígenas han mantenido la protesta (algunos días más visible que otros) contra la posibilidad de una detención del alcalde. Han sido, además, los más visibles: ni el chavismo ni González han aclarado del todo los puntos que hoy convierten en noticia a Gran Sabana.

Foto: Marcos Valverde


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