Consejos comunales restringen las compras de productos en las parroquias

Desde hace dos semanas en varios sectores de la capital, los vecinos deben mostrar su carta de residencia para poder adquirir los artículos de primera necesidad.

Caracas. “Llevo 40 años comprando aquí y ahora me dicen que no puedo porque no pertenezco a un consejo comunal o porque no soy de la zona”, relató con molestia Tamara Landaeta luego de intentar comprar un paquete de harina de maíz, papel higiénico, pasta de dientes y arroz en un pequeño negocio ubicado en la avenida Baralt, en el centro de la capital.

Al igual que ella, más de un transeúnte salió con las tablas en la cabeza del comercio, porque al no integrar uno de los nueve consejos comunales de la parroquia Catedral, pierden su derecho a comprar los productos regulados que lleguen a los locales de la zona.

Desde hace dos semanas, los comercios de varias parroquias de Caracas exigen la presentación de cartas de residencia para adquirir los artículos de primera necesidad, lo que se suma a la larga lista de controles que tienen que enfrentar los ciudadanos para conseguir comida, medicinas y rubros de higiene personal.

Gladys Kisler es parte del consejo comunal “Cuna de Libertadores”, y en las puertas de un establecimiento en la parroquia Catedral era la encargada de autorizar el paso de las personas y notificar la nueva medida. La vocera destacó que a los miembros se les notifica un día antes si pueden comprar y en qué comercio. También agregó que el censo en la parroquia lo realizaron el año pasado, aunque más de un residente llegó a preguntar por la nueva restricción, desconocida para ellos.

A lo largo de la congestionada avenida se pueden leer los letreros en varios establecimientos, donde se reafirma la información al indicar qué parroquia e incluso el grupo comunal que puede obtener los artículos en sus instalaciones.

Las restricciones 

Desde hace casi dos años, los venezolanos tienen que padecer regulaciones para acceder a los bienes esenciales al tener que comprar por terminal de cédula de identidad y marcar su huella.

A ello se añadió la dependencia de bolsas de comida, porque la distribución de rubros básicos recae en los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) con lo cual los ciudadanos no pueden ir a las redes de Mercal y Pdval como antes.

Los Clap, conformados por consejos comunales, las UBCh y representantes del Frente Francisco de Miranda y Unamujer; distribuyen paquetes de comida casa por casa, pero el reparto de las mismas ha sido discrecional.

Estos grupos, junto con la Fuerza Armada Nacional, tienen amplio poder porque también pueden intervenir en la repartición y comercialización de alimentos.

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Llevados por las comunas 

Giovanna Palacios, trabajadora de otro comercio en la avenida Baralt, apuntó que son los mismos consejos comunales quienes llevan a los compradores cuando llegan los productos regulados. Un procedimiento similar al que hacen con los Clap.

“Ahora la clientela se enoja cuando vienen y se les notifica la medida. Son muchos los trabajadores que vienen a comprar y uno les tiene que decir que no pueden porque no viven en este sector”, expresó.

Y la molestia no es para menos, pues apenas tres cuadras después de su lugar de trabajo queda el puente Llaguno, para muchos, la frontera entre la parroquia Altagracia y Catedral. Esto ha ocasionado que el comercio baje su santamaría en varias oportunidades por el enojo de los consumidores que provienen de otras zonas de la capital.

Con todo, pertenecer a uno de los nueve consejos no asegura una compra, pues no todos pueden acceder a los productos regulados al mismo tiempo.

 “En la mañana compran los miembros de un consejo. En la tarde le toca a otro. Así nos rotamos los nueve consejos comunales a lo largo de la semana. Y para que alcancen los mismos productos para todos, se vende una parte en la mañana y la otra en la tarde”, sostuvo Kisler, representante de Cuna de Libertadores.

Con carta de residencia en mano

El control de los consejos comunales llegó también a los supermercados. En el Unicasa, ubicado en la avenida Urdaneta de La Candelaria, los miembros del poder popular piden la carta de residencia para la compra regulada.

El gerente de mercadeo del establecimiento, Trino Quintero, aclaró que la acción fue tomada por los consejos comunales “Ellos son los que traen a las personas, piden la carta y organizan las colas fuera de las instalaciones. Pasan de a 50 personas. Nosotros solo nos encargamos de sacar los productos regulados”.

Una cuadra más adelante, un abasto tiene la misma condición desde el 1 de agosto, pero las nuevas limitaciones de ambos establecimientos —que se añaden al terminal de cédula— tienen enojado a más de uno.

“La corrupción es la misma. Ellos (consejos comunales y la Policía Nacional Bolivariana) son los que tienen el control. Nosotras hasta ahora no hemos podido comprar nada”, declararon Elizabeth Soto y Norma Rodríguez, quienes recibieron la noticia de sopetón.

Aunque varios vecinos ya sacaron su carta de residencia en una jornada especial orquestada por los mismos grupos comunales en la plaza La Candelaria, hace 15 días, no confían en que la misma sea una solución efectiva.

Y a quienes trabajan en el sector tampoco les agradó la noticia, como es el caso de Xiomara Gándara. “A mí me tocaba hoy pero como vivo en San Bernardino no puedo comprar porque los supermercados de La Candelaria solo le venden a los de su zona”, se quejó.

Foto: Crónica Uno / Mariana Mendoza
Varios consumidores están molestos por el nuevo control en las compras

La medida se extiende en la capital

Entre la desinformación y el desagrado, habitantes de la parroquia Coche leen en los letreros de los comercios que deben tener una carta de residencia para adquirir los productos regulados.

Ya son varios los que buscan un tiempo libre para cumplir los trámites de sacar el documento que les asegura su derecho a comprar, mientras otros, como Jorge Oropeza, consideran otra solución: “me tocará mudarme ahora, porque en el Pdval donde vivo, en La Pastora, nunca llega nada”.

Estos controles no evitan que los venezolanos sigan padeciendo la escasez. En mayo, el desabastecimiento de artículos regulados en Caracas fue de 80 %, debido a los inconvenientes que enfrenta la producción por el modelo de controles.

Fotos: Mariana Mendoza


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