Al menos 100 familias se dedican a la venta de pimpinas de gasolina en la zona oeste de la ciudad para poder comer una vez al día.

Maracaibo. La venta ilegal de gasolina dejó de hacerse exclusivamente en la frontera colombo-venezolana. Los tentáculos de “los pimpineros” , que se acercan cada más al centro de Maracaibo, llegaron ya al oeste para aplacar el hambre de más de 100 familias de la parroquia Idelfonso Vásquez.

Estudiar una carrera universitaria no fue garantía de un futuro mejor para Rebeca Fonseca, de 26 años. La licenciada en diseño de modas decidió unir fuerzas con su madre Beatriz para formar juntas una microempresa de confección de vestidos de novia y 15 años, pero desde inicios de 2017 los establecimientos que compraban sus diseños, en el casco central de Maracaibo, cerraron y se quedaron sin empleo. Con su rostro cubierto por un trapo curtido y un sombrero de paja para protegerse del sol de la costa, la muchacha confesó: Le suplico a Dios que no me deje trabajar más en esto, se me está yendo la vida.

Una troja en la orilla de La Troncal del Caribe las cubre del sol, mientras un cartel que dice “Bs. 1200 el punto” anuncia la venta clandestina de las pimpinas de cinco litros de combustible.

Acostumbrarse a su realidad no fue fácil. Ya no me arreglo, no me maquillo y he perdido más de 20 kilos. No soy ni la sombra de lo que fui, todo lo he perdido en estos dos meses y a duras penas hacemos el dinero necesario para comer arroz con queso una vez al día, admíte la diseñadora de modas.

Con apenas 10.000 bolívares madre e hija se aventuraron a comprar media pipa de combustible y así comenzaron hace dos meses en el negocio que, en parte, alimenta el contrabando de gasolina. Sin embargo, para Rebeca esa no es la peor parte.

Nosotras guardamos la gasolina en un cuarto, porque si la dejamos afuera se la roban. Al principio nos dio fiebre y vómito, teníamos que estar tomando leche para cortar el efecto, ahorita solo se me brota la piel, y nos levantamos varias veces en la noche a destapar las pipas para que no se acumulen los gases. Esto es terrible, por eso dicen que la necesidad tiene cara de perro.

Peligro en los barrios

En la ciudad la gasolina es almacenada por los grupos familiares en pipas de 60 litros, en los patios o dentro de las casas para evitar su robo. Humberto, un pimpinero, confesó que casi no duerme porque le da miedo que pase algo. Me levanto varias veces en la noche a chequear que todo esté bien porque si explota una pipa vuela todo el barrio porque todos vendemos gasolina.

A Bs. 1200 el puntico

En la prolongación Circunvalación 2, frente a la Asociación de Profesores de La Universidad del Zulia (APUZ) la mano de Carlos, de 12 años, agita la mitad de una botella plástica atada a un trozo de manguera, que hace las veces de embudo, para surtir el combustible directo al tanque de los vehículos.

Él y su hermano de dos años, semidesnudo, aguardan por los compradores mientras que su padrastro cuida la pipa de 60 litros detrás en los terrenos de la ciudad universitaria.

“A 1200 el puntico chama”, intenta negociar la gasolina el adolescente que a media mañana aún no tenía nada en el estómago desde la tarde anterior.

Estar escondido es más difícil porque se vende menos y aquí hay mucha competencia. Nos venimos a vender gasolina porque no tenemos nada que comer, mientras mi padrastro cuida la pipa yo cuido a mi hermanito y vendo la gasolina. Depende de lo que vendamos comemos arroz con huevo.

La venta de carburante proliferó en la zona oeste de la capital del estado Zulia hace un poco más de tres meses, convirtiendo a los sectores Ciudad Lossada y El Hediondito en el epicentro del tráfico de combustible. La causa: “El hambre y la situación económica”.

Del otro lado de la avenida, 36 familias se dedican a la misma actividad abarrotando la acera de puestos con pimpinas de agua mineral repletas del líquido volátil. Ahí no solo la venden, también la compran. Un punto de gasolina, es decir 20 litros, se cotiza entre cuatro y seis mil bolívares, más tarde se envasa en recipientes de cinco litros y se vende al detal.

Las ganancias oscilan entre 15.000 y 20.000 bolívares, que en esa zona alcanza para un kilo de arroz y medio kilo de carne de segunda los cuales, en la mayoría de los casos, son para alimentar a un grupo familiar de siete personas.

María Alejandra González dijo que tiene apenas un mes vendiendo gasolina. Ella ayudaba a su esposo, albañil, limpiando casas y planchando ajeno pero ambos se quedaron sin trabajo. “No hay trabajo, por eso nos pusimos en esto porque tenemos dos niños que alimentar”.

En medio de la vergüenza y las lágrimas la joven confesó su miedo a la cárcel. Estoy consciente de que estamos haciendo algo ilegal pero cuando uno ve que sus hijos lloran de hambre, hace lo que sea.

Riesgos de respirar gasolina

Los vapores de gasolina pueden provocar depresión en el Sistema Nervioso Central. Irritación ocular y en la garganta, mareos leves, jaqueca, falta de apetito, somnolencia y falta de coordinación. También puede producir inconsciencia, edema pulmonar y muerte.

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Salvación para los choferes de carritos por puesto

El negocio ilegal de la compra y venta de combustible va más allá y es la tabla de salvación para otras personas, como los choferes de unidades de transporte público.

Los carros por puestos representan 60 % de los vendedores de punto, según los traficantes.

La dinámica consiste en “tanquear” (poner el tanque a tope) y luego vender la gasolina. La ganancia para el chofer varía entre 20.000 y 50.000 bolívares diarios, dependiendo de la capacidad del tanque y de cuántas veces al día surta de combustible.

La mayoría usa el dinero para comer o para comprarle repuestos a su unidad.

En La Troncal del Caribe, paradójicamente, gran parte de los compradores son contrabandistas que luego de vaciar sus tanques en la frontera con Colombia, regresan con pocos litros a Maracaibo. “Les toca echar un poco de gasolina que los lleve hasta la bomba más cercana”.

Planes no tan eficientes

En lo que va de año, efectivos de la Guardia Nacional han incautado más de 282.680 litros de combustible en la zona fronteriza venezolana, en el marco del plan Operación Torniquete Occidente, implementado el pasado 17 de enero de 2017.

Entre las medidas aplicadas por el Gobierno para contrarrestar el ilícito están la Tarjeta Abastecimiento de Gasolina (TAG) junto con la automatización de las estaciones de servicio.

El secretario de Gobierno, Giovanny Villalobos, precisó hace menos de un mes que con la implementación del “chip” bajó cerca de 40 % el contrabando de extracción; sin embargo, aseguró que este fenómeno de venta de gasolina en los barrios de la zona noroeste de Maracaibo obedece al mismo hecho de sacarla hacia Colombia.

“Habrá muy pocos que acuden a estos espacios a comprarla al menudeo, lo hacen aquellos que aún no han colocado el chip por problemas con los papeles, otros que la venden a estos contrabandistas o quienes lo hacen para venderla a lanchas en el Lago (…) Nosotros junto al Sebin y Guardia Nacional estamos desplegando operativos estratégicos para dar con estas mafias locales” (sic), precisó Villalobos.

La Redi-Occidente durante el 2016 decomisó 2.309.990 litros de combustible producto del contrabando.

Copartícipes a través de “vacuna”

En puerto Caballo, a un kilómetro del Comando Zona 11 de la Guardia (antiguo Core 3), unos 28 garraferos venden el combustible en plena vía pública, a la vista de todos.

Los uniformados, lejos de tomar medidas frente a la práctica ilegal, cobran “vacuna” por dejarlos vender.

Ellos nos dicen: ‘ustedes no están robando, nosotros los entendemos pero vamos a estar pasando dos veces al día para que nos den dos mil bolívares o los quitamos’, admitió Beatriz, una vendedora de combustible ilegal.

Precio legal de la gasolina

En el último incremento de la gasolina, vigente desde el viernes 19 de febrero de 2016 y hecho luego de 20 años de congelación de precios, el litro de gasolina de 91 octanos quedó en 1 bolívar, mientras que la de 95 octanos se comercializa en seis bolívares.

Fotos: María Fuenmayor


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