La crisis empañó tradiciones de Fin de Año

Las uvas, las lentejas, las mandarinas y las tradicionales pantaletas amarillas son un lujo para la mayoría de los trabajadores. Si acaso para recibir el 2016 sacaran las maletas viejas, que según dicen son para atraer los viajes

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento 

Caracas. Pasada la Navidad, la fiesta más esperada es la de Fin de Año. La costumbre indicaba que los estrenos no debían faltar en la familia. Eso era sinónimo de prosperidad y de haber pasado un año bien, económicamente hablando. Pero además de esa tradición la fiesta estaba acompañada de otros rituales como las 12 uvas, el puñado de lenteja, las mandarinas, la ropa interior amarilla, los anillos de oro, un dólar o cualquier billete nacional de alta denominación.

Y aunque la lista de los rituales puede ser más larga, pues había quienes se daban el lujo de tomar champagne, de bañarse con miel y pétalos de rosa y de adornar la casa con mucho dorado, este 31 de diciembre la cosa pinta de otro color, pues lo que dicen los citadinos es que la masa no está pa’ bollo.

“Ya ni las pantaletas se pueden comprar y qué decir de las lentejas. Yo no gasto Bs. 3.000 en esos  granos, hace tiempo que no les veo la cara”, comentó Roselia Díaz, quien se paseaba por el centro de Caracas viendo a ver si conseguía medio kilo de mandarinas. “Pero imagínate en La Hoyada está en Bs. 300, una fruta que se pierde allá Barlovento”, dijo.

La ropa interior era otro de los artículos que en temporada navideña no pasaba desapercibido de las vidrieras. Cestas enormes eran atravesadas en las entradas de los locales comerciales. “No llegó mucha mercancía, eso es lo que tenemos y la gente no se la está llevando, una que otra mujer viene por una prenda de color amarillo, será que la gente no cree en eso ya”, comentó una vendedora. En lo que no cree la gente es en los precios. Lo más barato que se oferta en el bulevar La Marrón, son blúmer en Bs. 1.000.

“Pero no es la misma calidad, prefiero no comprarla. Haré nada más el ritual de la maleta, a ver si viajo, claro primero me tienen que dar la tarjeta de crédito”, contó jocosamente Micaela Salazar.

Tampoco en el centro de Caracas se vio venta informal de estas prendas. Tampoco de las uvas ni del famoso vino. Por la esquina El Chorro se tenía el medio kilo de uvas importadas en Bs. 1.500 y un panetón en Bs. 2.400.

“Antes recibía el año con un dólar apretado en el puño. Sacaré mi anillo de graduación y eso será así dando el feliz año y guardándolo”, dijo Yuli Villamizar, comerciante.

Como quiera que se vea, las cosas para el ciudadano de pie cambiaron de la noche a la mañana, o mejor de un año a otro. Y por lo menos este 2015 mantener las tradiciones o los rituales se hizo un algo muy cuesta arriba.

Pero de igual modo. ¡Feliz Año Nuevo!


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