Desde hace un año San Agustín y El Manguito están cerradas. A la última la están desvalijando. La falta de mantenimiento se nota en todo el sistema, inaugurado en 2010 y en el que se invirtieron 230 millones de dólares. Funciona solo con 15 funiculares.

Caracas. Una parroquia de 47.000 habitantes, que se autodenomina cultural y salsera, desde 2010 exhibe cinco enormes y metálicas estaciones que conforman el sistema Metrocable de San Agustín, el primer transporte suspendido para zonas populares en Caracas, que ahora es un cúmulo de desidia: de cinco estaciones solo funcionan tres desde hace un año.

La falta de mantenimiento es la respuesta que llevó a la paralización parcial de este sistema, hecho como una especie de herradura de 1,8 kilómetros y que engloba cinco estaciones: Parque Central, Hornos de Cal, La Ceiba, El Manguito y San Agustín, estas dos últimas cerradas y abandonadas.

Este transporte, parte del Metro de Caracas, fue ejecutado por la empresa brasileña Odebrecht, con una inversión cercana a los 230 millones de dólares.

Los funiculares fueron nombrados según los estados y con palabras que realzan las buenas costumbres.

En su momento el fallecido Hugo Chávez decía que con el Metrocable llevaba la modernidad a San Agustín y que la gente ya no iba a tener que subir tantas escaleras para llegar a sus casas.

La proyección que hacían en ese entonces era que cerca de 40.000 personas se movilizarían por este transporte, que contaría con 54 funiculares, los cuales pasarían cada 27 segundos por las estaciones, para un recorrido total de nueve minutos aproximadamente.

Las cabinas con capacidad para 10 personas (8 sentadas y 2 de pie) permitirían la movilización de 1500 personas por hora y el traslado de 15.000 pasajeros diarios.

Esa era la teoría.

San Agustín, que es la estación principal, está cerrada.

Hoy en día todo eso pasó al olvido. En el sistema nunca se cobró pasaje, salvo en las dos estaciones nodriza —Parque Central y San Agustín.

Ahora el sistema funciona con 15 funiculares y, según Emilio Mujica —exconcejal dos veces por Caracas, hacedor del primer currículo educativo parroquial y cultor de San Agustín— a lo sumo, 2000 personas se trasladan por ese mecanismo.

Franklin Fray, líder vecinal, recordó que a finales de 2017 la comunidad fue notificada de los trabajos que la compañía Metro de Caracas ejecutaría en el Metrocable. La fecha de inicio era el lunes 18 de diciembre de ese año. Para ese entonces, el tramo 2 estaría prestando servicio comercial de 6:00 a. m. a 8:00 p. m. debido a labores de mantenimiento.

Los espacios aledaños están abandonados.

La operatividad para el público quedaba suspendida a partir de las 8:00 p. m. de lunes a sábados y los domingos todo el día.

Pues bien, eso nunca se cumplió. Empezaron a hacer labores de mantenimiento en el tramo 1, y cuando tocó el 2 simplemente lo cerraron y ahora estaciones como El Manguito están siendo desvalijadas, denunció Fray.

Así lucen las bases metálicas de la estación El Manguito.

De hecho, no hay nadie custodiando las instalaciones. Hace meses el Gobierno envió a la Milicia para evitar más destrozos y que los delincuentes se llevaran las piezas metálicas, pero toda el área de más de 1000 metros cuadrados es tierra de nadie. Mientras tanto, las bases de la estructura comienzan a mostrar sin tapujos la corrosión y la falta de mantenimiento.

El recorrido solo se hace desde Parque Central —que tiene acceso a la Línea 2 del Metro de Caracas— pasa por Hornos de Cal y se regresa en La Ceiba, en cabinas sucias, con asientos rotos, sin sistema de comunicación con la estación y rayadas con cuanto grafiti pasa por la mente de los usuarios.

La desidia no solo arropa a las estaciones cerradas, pues las que están en uso develan que al “legado” de Chávez nadie le hace un cariñito. Las casetas principales —la de la Ceiba es una— no tienen vidrios protectores, los torniquetes no funcionan y no hay operadores que velen por el buen funcionamiento del sistema. Donde más hay funcionarios es en Parque Central, ahí incluso hay un personal destacado de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Pero en el resto hay un solo funcionario del Metro para preservar el sitio y atender al usuario.

En La Ceiba el ascensor quedó para baño público.

No nos preguntaron si queríamos Metrocable, con ese dinero podrían rehabilitar toda la parroquia. Claro, no somos malagradecidos, ya que lo tenemos, lo teníamos que querer y cuidar, pero ¿el trabajo que le corresponde al Gobierno dónde está? No cumplieron con nada, el sistema funciona a la mitad, no hicieron las caminerías o corredores y no culminaron el plan de vivienda, dijo Mujica.

No hay personal operativo. Hay casetas sin protección ni vigilancia. No tienen equipos de comunicación.

En los espacios donde hicieron las estaciones hubo un proceso de expropiación de casas. A los habitantes luego los reubicaron en el complejo habitacional Terrazas Alba, detrás del Helicoide. Otros se acomodaron en el mismo barrio, esperando que culminaran el terraceo.

Eso tampoco ocurrió. Había un proyecto iraní de casas para la zona donde estaban haciendo el terraceo y ahí no se construyó nada. Lo que vino después es que la gente se metió y levantó de nuevo sus casas en esos terrenos, que quedaron inestables por el movimiento de tierra, comentó Mujica.

Los espacios que fueron expropiados y que luego se rehabilitarían fueron invadidos.

Los vecinos esperan repuesta. En la parroquia hay 54 concejos comunales y dos comunas que no tienen propuestas pertinentes frente a problemas como el Metrocable o el habitacional, al que Fray y Mujica suman la falta de agua (llega una vez a la semana) y de transporte público.

Hasta el Metrobús que les asignaron para cubrir la ruta Parque Central San Agustín, en vista de la paralización del segundo tramo del sistema, dejó de funcionar hace dos semanas.

Fotos: Gleybert Asencio


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