Se trata de un programa social de capacitación dirigido a jóvenes entre 15 y 29, que busca la creación de emprendimientos en deporte, arte, cultura, tecnología. En áreas donde la juventud se mueve como pez en el agua.

Caracas. Hace un año y seis meses, a dos jóvenes egresados de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) se les vino a la cabeza un plan: formar a jóvenes entre 15 y 29 años en emprendimiento social.

Estaban saliendo del diplomado en Gobernabilidad, Gerencia Política y Gestión Pública, en 2014, cuando se empeñaron en poner en práctica lo aprendido y vincularlo con la participación juvenil, pero incorporando la innovación tecnológica.

Así le dieron forma al programa “1001 ideas para mi país”.

Lo que buscábamos con esta propuesta era aproximar a la juventud al desarrollo social. Buscamos un perfil joven y explotamos lo que a este target le llama la atención: el deporte, el teatro, la música, la tecnología, el arte. Algo en lo que los muchachos no se sintieran aburridos y pudieran crear sus propios proyectos”, dijo Irving Briceño, uno de los fundadores junto con Carlos Vargas.

Así empezaron a buscar perfiles de jóvenes para formarlos. “Tenemos tres unidades: vinculación, formación y participación. En la primera revisamos actividades con target juvenil y con contenido social, donde utilizamos el humor, el arte, el deporte, el entretenimiento y la cultura pero con contenido social”.

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1001 ideas para mi país surgió porque 80 % de los jóvenes venezolanos tiene o poco nada que ver con lo público y lo social. Solo 20 % participa en alguna organización, por eso consideramos necesario involucrar a la mayoría en algún emprendimiento social, explicó Briceño.

En la etapa de formación hacen capacitación abierta y continua. Dictan charlas SED (Sociedad, Emprendimiento y Desarrollo) y, luego, están los seminarios de Emprendimiento Para El Futuro, el Campeonato para las ideas y el Campamento IDEAS.

Según el joven comunicador, es una formación abierta y continua en la que se incorpora un elemento innovador que beneficie a las comunidades. “Buscamos crear un tejido social y desarrollo sostenible”.

Los talleres los dictan durante seis sábados seguidos. Participan ponentes con experiencia en la materia. Reúnen a 50 jóvenes, los cuales una vez terminada la jornada desarrollan una idea propia y luego la exponen en una feria que cuenta con la participación de un jurado.

En ese evento se escogen los tres mejores proyectos. Y para que echen raíces, “les damos capacitación técnica y ponemos un capital semilla. Simplemente apoyamos emprendimientos para el futuro”.

Los chamos que participan son de todas las comunidades capitalinas, sin distinción de clase económica.

En estos momentos la organización patrocina seis proyectos, entre ellos uno de empoderamiento femenino, otro de una plataforma web de aprendizaje, otra de “reciclaje sostenido de agua”. Este último proyecto es de un emprendedor de Carapita, parroquia Antímano, de donde es oriundo Irving, lugar en el que el tejido social ya empieza a notarse.

Foto: cortesía Instagram


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