Defender el regalo de Niño Jesús de su hija le costó la vida a Christian Reverol

Poco le importaba el ritmo ajetreado de la capital ni tampoco permitía dejarse absorber por los problemas que arropan a la mayoría de los venezolanos, en especial la hiperinflación. De hecho, Reverol superó todos los obstáculos económicos para lograr algo que no muchos podrán hacer estas navidades.

Caracas. Christian Armando Reverol se había mudado de Petare, uno de los barrios más peligrosos de América Latina, para intentar escapar de la violencia, considerando que aún seguiría viviendo en la capital más peligrosa del mundo: Caracas. En los últimos meses se había dedicado, a sus 26 años, a la vida del campo. Su casa, donde vivía solo, se encontraba en la zona rural de la carretera Petare-Santa Lucía.

Carmen Reverol, su tía, cuenta que la cría de gallinas y la agricultura eran las actividades rutinarias de su sobrino. Poco le importaba el ritmo ajetreado de la capital ni tampoco permitía dejarse absorber por los problemas que arropan a la mayoría de los venezolanos, en especial la hiperinflación. De hecho, superó todos los obstáculos económicos para lograr algo que no muchos podrán hacer estas navidades y cuyo costo, al parecer, puede ser la vida: el regalo de Niño Jesús. Esa ilusión que alegra las mañanas de los 25 de diciembre a muchos niños, no alegrará a Sofía —nombre ficticio por seguridad—, de 3 años. La muñeca que le había comprado su papá se manchó de sangre luego de que dos delincuentes le descargaran dos tiros en la cabeza.

Reverol estaba de camino a casa de la mamá de Sofía para entregarle el regalo, así como también algunas piezas de ropa y dinero en efectivo. Cuando los criminales se acercaron para robarlo, él les entregó sus pertenencias sin oponer resistencia. Solo tuvo una petición: que no le quitaran el regalo de su hija. Según versión de los familiares, apenas emitió estas palabras, las balas fueron directo a su cabeza. La muerte fue inmediata. Sofía no jugará con la muñeca y Christian no podrá comprar otro regalo de Niño Jesús.

El relato de los deudos sostiene que al poco tiempo de los hechos apareció la policía. La primera reacción de los funcionarios fue exclamar: “Ese seguro era malandro”. Al parecer, en el “código policial”, cuando los caídos tienen impactos de bala en el rostro es porque estos presuntamente son delincuentes. De hecho, se supone que un oficial no debe disparar en la cara de ningún ciudadano porque ello se traduce como un “ajuste de cuentas”. 

De acuerdo con Aministía Internacional, Venezuela se encuentra entre los países más violentos del mundo con una tasa de homicidios de 89 por cada 100.000 habitantes para el 2017, superando países como El Salvador y triplicando la tasa de homicidios de Brasil. La organización estableció que estos homicidios fueron cometidos principalmente con armas de fuego y en zonas urbanas de alta exclusión social.

Por su parte, indicaron en su informe más reciente que entre 2008 y 2017, Venezuela fue el mayor importador de armas militares en Suramérica, principalmente provenientes de China y Rusia y, en menor medida, de Ucrania. A partir de 2014 se redujeron las importaciones debido a la crisis económica. A la organización le preocupa que hasta marzo de 2017, de 165.000 armas cuyos propietarios tenían permiso de porte y tenencia, solo 35.497 estaban registradas en un sistema de identificación balística.


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