“Lo quieren matar. En la 26 de Julio un asesino tiene más derecho que un servidor público. No es nada fácil. Fred me dice que está muy estresado. No duerme. Eso me preocupa”, dijo Yamile Zorrilla, esposa de Fred Márvaez, uno de los dos Polichacao detenido el 20 de junio de 2016 junto con Reggie Andrade y otros 12 efectivos de ese cuerpo de seguridad.

Caracas. Cuando un policía ingresa injustamente a una cárcel, las reglas del juego cambian. El delincuente está amparado por su propia ley y el funcionario es el enemigo. Después de tanto tiempo, el hampa encuentra la oportunidad para ejercer justicia contra ese individuo que lo encarceló. Una justicia que planea ejercer por sus propias manos. Ese es el peligro que corren actualmente los Polichacao, Fred Márvaez y Reggie Andrade, quienes fueron detenidos el 20 de junio de 2016, junto a otros 12 efectivos del mismo organismo.

Sin embargo, solo ellos dos continúan tras las rejas, a pesar de que cuentan con boleta de excarcelación desde hace dos años. Y no cualquier reja. Hace casi dos meses fueron trasladados desde la cárcel política el Helicoide hasta el Centro de Procesados Penales 26 de Julio en San Juan de Los Morros, Guárico, un centro de reclusión para presos comunes.

Lo quieren matar. En la 26 de Julio un asesino tiene más derecho que un servidor público. No es nada fácil. Fred me dice que está muy estresado. No duerme. Eso me preocupa. Uno nunca sabe lo que vaya a pasar. Allí está un delincuente que él privó de libertad, y esa persona ha creado un grupo en la cárcel de 16 personas que son una amenaza para mi marido, narra su esposa, Yamile Zorrilla.

Tanto Márvaez como Andrade se encuentran en un limbo legal. No son ni presos políticos, ni presos comunes, así lo asegura su abogado, Rafael Quiñones, ya que no tienen cargos imputados.

En principio, los policías fueron acusados por el presunto delito de homicidio al periodista Ricardo Durán, quien era afecto al Gobierno. No obstante, luego de los 45 días de investigación, la defensa presentó pruebas que corroboraron su inocencia y el fiscal Miguel Hernández concluyó que no había razones para mantenerlos detenidos. Por ende, el 8 de agosto de 2016  se emitió la boleta de excarcelación por el Tribunal Séptimo de Control. Una boleta que no ha sido recibida ni acatada por el director del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), Gustavo González López.

“Ellos son presos de González López. De más nadie. No entendemos cómo el capricho del general se impone ante el Poder Judicial, la Defensoría del Pueblo y la Fiscalía General de la República, quienes se han convertido en cómplices por inacción. Pero es González López el carcelero personal de Fred y Reggie. No me queda la menor duda de que los envió a la cárcel 26 de Julio con el deliberado propósito de que sean asesinados por delincuentes comunes”, sentenció Zorrilla.

La esposa del policía denuncia que nunca presentaron una boleta de traslado ni de su marido ni de Andrade. En una de las tantas mañana que amanecía en el Helicoide observó cuatro carros de máxima seguridad y alguien gritando “traslado”. Al instante, se montó en su vehículo y persiguió los carros de la policía política hasta que arribaron a la 26 de Julio. El mismo director de esa prisión dijo que no podía recibir a los Polichacao, que ellos no tenían boleta de ingreso para el lugar.

“Finalmente los recibieron. Ahora nos queda exigir una nueva boleta de excarcelación que esté dirigida al director de la 26 de Julio, Ramón Perdigón. Nunca nos vamos a quedar de brazos cruzados”, asevera Quiñones.

Entre las acciones legales que ha ejercido en estos dos años, señala que el caso ha llegado a instancias internacionales como la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), así como también, apunta que continúa insistiendo en la acción de amparo que la Sala Constitucional no ha admitido desde enero 2017, que fue la primera vez que la presentaron.

“Ellos quieren que uno desista pero ese no es nuestro caso”, agrega el abogado defensor.

Motín en  el Helicoide y torturas en La 26 de Julio

Los familiares y abogados temen por la seguridad integral de Márvaez y Andrade. A pesar de que en el Helicoide no los torturaron físicamente, aseguran que existían presiones psicológicas y, luego de que los presos políticos se alzaron a principios de julio de este año, resaltan que los tratos hacia los reclusos empeoraron

Zorrilla explica que a su esposo lo castigaron por exigir su liberación inmediata. “Estuvo tres días continuos protestando. Está cansado. Le arruinaron su vida”, lamenta.

Al mismo tiempo, cuenta que el trato en La 26 de Julio es más despectivo que en El Helicoide. No le permiten recibir luz solar, duermen en el mismo lugar donde hacen sus necesidades, no hay colchones, tienen que conseguir el sueño en el piso, cuando llueve, el mínimo lugar donde están encerrados, se inunda.  Así mismo, indica que las requisas hacia ellas han sido mucho más despectivas y humillantes.

“Me desnudan y me dejan paradas horas frente a un espejo. Llevo comida y la huelen intensamente. Hacen ruidos desagradables”, detalla.

En estos dos meses que tiene su esposo en la cárcel 26 de Julio solo lo ha podido verlo dos veces. El régimen de visitas es más restringido y debe ser cada 45 días. Al parecer, ya le permitirán las visitas cada dos semanas.

Zorrila describe a Márvaez como un buen padre y pareja. Tiene dos hijas que viven en Argentina. El 28 de octubre de este año cumple 45 años. Sus nervios radican en que lo ve ojeroso y pálido. “Lo veo optimista pero desganado. Es así. Su vida se desmoronó”, concluye.

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