Familiares Wilfredo Hernández, de 47 años, se enteraron dos meses después que había fallecido mientras estuvo privado de libertad en El Recreo. Según el informe forense las causas fueron traumatismo torácico abdominal y colapso pulmonar bilateral.

Caracas. Wilfredo Hernández, de 47 años, murió mientras estuvo detenido en el comando de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en El Recreo. Sus familiares se enteraron dos meses después, cuando ya el cadáver estaba enterrado en una fosa común.

Mariana Hernández, su hija, contó que el pasado 7 de agosto supieron que su padre tenía dos meses muerto, cuando fueron al tribunal 41 de Control con un abogado.

“Mi abuelo se enfermó y nosotros nos abocamos a sus cuidados, por eso no habíamos visitado a mi papá. El lunes fuimos a ponerle un abogado y nos enteramos que tenía dos meses muerto”, contó.

Wilfredo murió el pasado 25 de mayo cuando fue trasladado hasta el hospital Domingo Luciani de El Llanito. La joven denunció que su padre le contó a uno de sus hermanos —durante una visita— que era maltratado por los uniformados. Sin embargo, en la GNB alegaron que los problemas de salud se presentaron luego de que se comiera una concha de plátano.

De acuerdo con el informe forense las causas de su muerte son traumatismo torácico y colapso pulmonar bilateral. Sus familiares exigen se levante una investigación de lo sucedido.

“Él estaba en situación de calle, vivía en pensiones a veces. Anteriormente había estado detenido y siempre salía, por eso nosotros pensamos que podría salir”, dijo su hija.

Fue detenido el pasado 2 de marzo en las adyacencias de Quinta Crespo y estuvo detenido en la plaza La Concordia, por supuesto robo a mano armada. Sus parientes también desconocían que había sido trasladado al comando de El Recreo.

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Según el informe semestral de Una Ventana a la Libertad, el principal problema dentro de los calabozos de la Gran Caracas es el hacinamiento, pues hay presos que han cumplido hasta tres años esperando un cupo a un centro penitenciario. Además hay casos de desnutrición y tuberculosis.

“A los privados de libertad no se les garantiza el acceso a la salud y el Estado no aprueba recursos para asumir sus gastos de alimentos y de reclusión”, indica el informe.

Entre enero y junio de 2017 fallecieron 27 personas dentro de los recintos investigados. 10 perdieron la vida por cuadros de desnutrición o enfermedades infecciosas que contrajeron en los calabozos y no recibieron tratamiento médico. El resto falleció en hechos violentos.

Foto: Yohana Marra


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