Víctor Alvino es oriundo del estado Anzoátegui y estudia en la UCV. Es becado pero no recibe esa plata desde hace seis meses.

Caracas. “Llegué a Caracas en el 2009 a estudiar, a partir del cuarto semestre comencé a recibir la beca de estudio que en ese momento era de 800 bolívares y la residencia me costaba Bs. 600. En aquel entonces me alcanzaba solo para costear donde vivía pero ahorita es imposible”, aseguró Víctor Alvino, estudiante del noveno semestre de Química en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y quien es oriundo de Barcelona, estado Anzoátegui.

Aunque estudia en una universidad pública, cubrir sus gastos de transporte, vestimenta, sacar copias a las guías, pagar su residencia se le hace cuesta arriba ya que, según dice, la carrera le exige dedicación exclusiva. Esto lo imposibilita tener un trabajo estable, así sea de medio tiempo.

“Mis padres me ayudan con los gastos, pero lo que me mandan no alcanza. Estuve un tiempo trabajando los sábados en una farmacia, pero entré a un programa de formación y renuncié. Ahorita me rebusco trabajando en la campaña de las elecciones del 6D”.

La beca de estudio actualmente está en 2.000 bolívares y Alvino renunció a ella, para postularse como preparador y ser asistente de los profesores en los laboratorios y percibir una beca por 500 bolívares más, es decir, 2.500. “Llevo seis meses sin cobrar ese beneficio porque necesito una constancia que diga que ya no cobro la beca de estudio, pero el documento lo da la escuela de Estadística que lleva seis meses sin actividades. Sin ese papel no puedo cobrar”.

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El estudiante, de 23 años, los primeros seis meses en la capital vivió en casa de una prima, pero por diferencias con ella, se mudó a una residencia ubicada en la avenida Andrés Bello, donde no tenía acceso a nada, solo a dormir. Allí se quedó un año y medio. “Esa residencia era fea. La pasé muy mal ahí, me quedé todo ese tiempo porque era barato, pero era muy feo”.

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Por ahora se rebusca trabajando en la campaña para las elecciones del 6 de diciembre.

Las residencias estudiantiles en Caracas son escasas para los alumnos que vienen del interior del país a estudiar. En consecuencia se ven obligados a buscar habitaciones en zonas populares, lo que les expone a la inseguridad y delincuencia.

“Me mudé a una residencia en Prado de María, por El Cementerio, pero ya estaba harto porque a los que vivíamos ahí siempre nos robaban. Yo veía clases a las 7:00 am y salía a las 6:30 am y a esa hora me robaron dos veces. Los malandros sabían que salíamos temprano a clases”.

Además contó que la convivencia no era la adecuada y empezó a buscar otra residencia, hasta que una amiga le ofreció un espacio cercano al bulevard Panteón y ahí vive actualmente.

“Estuve buscando mucho tiempo. Es muy difícil pagar una habitación, con lo que me mandan mi padres no alcanza. Ninguna baja de Bs. 8.000 con todos los servicios”, dijo con tristeza.

En donde vive actualmente no tiene cocina, por lo que se las ingenia para tratar de comer las tres veces al día. Cuando el comedor de la UCV estaba operativo comía ahí, pero ahora lo hace casi siempre en la calle.

“Mensualmente gasto como Bs. 8.000 solo en alimentos. Desayuno una empanada y trato de almorzar tarde para no cenar. A veces mis amigos me ofrecen en sus casas y voy, o en ocasiones llevo algo que haya comprado cuando me toca y hacemos comida”.

Contó Alvino que la carrera que decidió estudiar es en su mayoría práctica. Debido a la crisis que afecta a la UCV muchos de los laboratorios en la Facultad de Ciencias están inoperativos.

“Tenemos que llevar nuestros propios implementos, los tubos de ensayos, propipetas, lentes, batas, todo. De lo contrario no podemos hacer la práctica. En un semestre, fácil podemos gastar más de Bs. 15 mil solo en insumos para laboratorio, cuando eso nos lo debería proporcionar la UCV”, indicó.

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Alvino destacó que el venezolano siempre es pionero en la ciencia y que son reconocidos en cualquier parte del mundo. “Porque nosotros estamos acostumbrados a trabajar con lo que tenemos, con lo que se consiga y cuando vamos a otros países tenemos todas las herramientas para trabajar y se nos hace todo mucho más fácil”.

Desde el mes de junio no va a Barcelona, pero siempre que tiene un tiempo trata de visitar a su familia. Aunque se le ha hecho complicada la estadía en Caracas, la meta de graduarse sigue intacta.

Actualmente prepara su tesis que se centra en aislar compuestos químicos de una planta que fue traída desde el Amazonas y evaluar su actividad biológica. Además es presidente del Centro de Estudiantes de Química.

Fotos Cristian Hernández


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