Este viernes 20 de mayo fue el sepelio del joven de 31 años que fue asesinado durante una manifestación en San Antonio, estado Miranda, el pasado martes.
Caracas. “Diego era luz”, coincidieron dos amigas de Diego Fernando Arellano Figueredo, de 31 años, que arribaron a la capilla 1 del cementerio del este, la mañana lluviosa de este viernes 19 de mayo.
Dos días tuvieron que esperar sus parientes para iniciar el velorio, ya que sus dos hermanos mayores se encontraban fuera del país y aguardaban por su llegada a Venezuela.
El pasado martes 16 de mayo, Diego recibió un impacto de proyectil en el tórax mientras se encontraba en una manifestación en San Antonio, municipio Los Salias del estado Miranda, que era reprimida por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Murió en la Clínica El Retiro durante una intervención quirúrgica.
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La capilla donde lo velaron fue la misma donde estuvo hace una semana Miguel Castillo, de 27 años, a quien le quitaron la vida en la avenida principal de Las Mercedes el 10 de mayo, de la misma forma: en una protesta. El clima lluvioso hizo más dolorosa la despedida, igual que en el sepelio del comunicador social.
Diego era biólogo, egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en el año 2012. Se especializó en animales exóticos y era amante de la fotografía, soñaba con ser fotógrafo de la revista National Geographic.
Su amigo desde los seis años, Noel Zamora, se encontraba con el uniforme de los scouts de Venezuela, a donde también perteneció Diego. Además eran vecinos y recordó que hace dos semanas —la última vez que lo vio— conversaron acerca de la situación del país y él le dijo que no se quería ir.
Desde niño perteneció a los scout y tenía la máxima insignia de “ciudadano”, porque era ejemplar. “Era muy apasionado por lo que hacía. Actualmente, asistía con nosotros a los talleres de manejos de animales peligrosos y llevaba a sus animales, para enseñarle a los muchachos”.
Otra de las facetas del biólogo eran las artes marciales. A los nueve años inició en karate-do con la sensei Natasha Butterworth, con quien estuvo entrenando intermitentemente en la actualidad.
Fue su primer alumno en convertirse en cinta negra, desde niño demostró ser muy centrado en sus metas. Alcanzó el grado de cinturón negro tercer dan.
“Para mí era otro hijo, era mi hijo mayor porque luego yo tuve los míos propios y él hasta me ayudaba con el coche y la pañalera. Era un joven lleno de sueños, un excelente ciudadano que quería un país mejor”, contó la sensei, quien se cubrió del clima lluvioso con un abrigo negro de la organización Tamashi Shoka.
En sus tiempos libres asistía al Complejo Cultural Deportivo Los Salias, donde colaboraba con los entrenamientos de los adolescentes. Uno de sus alumnos, de 13 años, asistió acompañado por su madre a darle el último adiós a su primer sensei.
“Yo llegué y era chiquito y gordo. Él me ayudó mucho, me decía ‘ponle ganas que tú puedes’”.
Paró el relato. Enseguida las lágrimas recorrieron el rostro del adolescente, quien quiso seguir hablando de Diego y de todo lo que lo ayudó en su crecimiento. No se las secó.
“Ya lo vi por última vez, ya me despedí de él. Me ayudó a superar muchas cosas, me quitó de la mente eso de que no puedo, me motivaba mucho, fue mi ejemplo”, soltó el jovencito, quien orgulloso añadió que dentro de poco esperaba entrar a la selección del estado Miranda.
Volver a Venezuela
La víctima vivía en San Antonio de los Altos, en el estado Miranda. Durante dos años, aproximadamente, estuvo en Portugal. Sin embargo, regresó a su país porque no se hallaba en Europa y laboró en el Zoológico de Maracay y luego en Caracas, según Yennifer Rodríguez, su amiga.
Karla Cáceres, compañera de la universidad del joven y su amiga desde hace 10 años, destacó que quería estar en Venezuela porque aquí podía lograr sus metas y hacer lo que le apasionaba.
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“Diego era luz, es una gran pérdida como persona y como profesional. Él quería estar aquí y ejercer lo que le gustaba. Espero que esto no sea en vano, no es momento de politizar nada porque es algo muy doloroso”, señaló.
Investigaciones en pie
El ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Néstor Reverol, denunció el pasado miércoles 17 de mayo que el asesino del biólogo se encuentra entre los manifestantes.
Subrayó que recibió un disparo por arma de fuego que le causó la muerte y que durante la autopsia le extrajeron una esfera metálica de acero, de aproximadamente 11 milímetros. Y para que pueda penetrar el cuerpo de una persona debe ser disparada desde muy cerca, por eso el ministro deduce que el homicida estaba entre los que protestaban.
El Ministerio Público designó al fiscal 1 del estado Miranda, Marlon Mora, para dirigir las investigaciones del asesinato del joven.
Según cifras oficiales de la Fiscalía, en 49 días (hasta el 19 de mayo) de manifestaciones opositoras se han registrado 47 muertes en el país, en el contexto de protestas.
Diego Arellano es el segundo joven que fallece en los Altos Mirandinos. Jairo Johan Ortiz Bustamante, de 18 años, fue el primer caído. El hecho ocurrió el 6 de abril en Carrizal, durante una protesta en la zona.
Por su muerte fue privado de libertad un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana Rohenluis Leonel Mata Rojas.
Fotos: redes sociales Diego Arellano
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