Luego de la protesta de este jueves, los comercios ubicados a lo largo de la avenida no recibieron mercancía por seguridad. Dueños de locales han tomado medidas ante hechos de violencia en otras partes de la ciudad.

Yohana Marra/@yohanamarra

Caracas. Este viernes en la avenida Fuerzas Armadas no hubo colas. Los locales estaban vacíos, sin alimentos regulados para vender. En varias esquinas se encontraban grupos de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), por si se armaba otra protesta como la del jueves, que alborotara el orden público.

La “normalidad” transcurrió bajo un solazo inclemente, que se escondía de vez en cuando entre las nubes. Y pese a que había más funcionarios de lo normal, no fue impedimento para que un motorizado con parrillero atracara a una mujer y huyera sin miedo a la autoridad.

La razón por la que no se vendió comida este viernes en la Fuerzas Armadas fue porque los distribuidores no quisieron despachar, pues tenían miedo de que los saquearan. Así informó un comerciante chino, con 41 años en el país, quien recibió varias llamadas que avisaban que no le llegarían productos regulados.

“Me dijeron que no despacharían en la Fuerzas Armadas, en Catia, en la avenida San Martín ni en La Candelaria. Tienen miedo de que los saqueen o les roben el camión”, soltó el hombre, detrás del mostrador de su local, que aunque tenía varios productos a la vista, ninguno era de los escasos.

El dolor de cabeza para los dueños es que los vecinos se alteren porque no llega comida e intenten entrar a la fuerza a los locales, como ha ocurrido en otras zonas de Caracas, tanto a comercios como a los camiones que despachan alimentos.

Foto: Miguel González
La mañana de este viernes en las esquinas de la avenida Fuerzas Armadas había varios grupos de la GNB

“El jueves apenas vimos que la situación estaba fea con la protesta, y que hubo problemas, cerramos por miedo. El jefe nos mandó a todos para la casa. Estamos atentos a cualquier rumor o intento de saqueo y lo primero que haremos será cerrar e irnos, tenemos que cuidarnos”, dijo una empleada de una frutería, mientras pesaba una mano de cambur que compraba un cliente.

Ante tanta información que va y viene, sin que ninguna autoridad oficial la confirme, los comerciantes que están a lo largo de la avenida tienen miedo. Por eso tomaron la decisión de no tener tanta mercancía a la vista o mantener el dinero necesario, por si se genera un hecho de violencia.

“No tenemos nada porque no llega comida siempre. Pero con la otra mercancía que me llega lo que hago es meter un saco en vez de dos, por ejemplo, por si entran a saquear no lo pierdo todo. Lo voy sacando poco a poco”, detalló Leonel Aguiar, desde la puerta de su negocio, con el cual tiene más de 22 años.

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Y pese a que la gran mayoría de los locales están asegurados, sus dueños dijeron que ante un intento de saqueo perderían mucho más en maquinaría que lo que puede cubrir la póliza. “Una caja registradora cuesta un dineral, a parte de la pérdida de mercancía, tendríamos daños de infraestructura”, añadió un comerciante chino.

Venden todo por miedo

También tienen miedo de que se les acabe la comida regulada -cuando les llega- y no alcance para todas las personas de la cola, pues han recibido amenazas verbales e insultos.

“A veces me angustio cuando me llegan 10 o 15 bultos y sé que no me va a alcanzar para toda la gente que está afuera haciendo la cola. Si veo que no me va a rendir vendo menos por persona, primero para ayudar a los vecinos y segundo porque me da miedo de que se alteren y entren a saquear”, explicó la dueña de un abasto en la esquina Crucecita.

Ella no es la única que tiene esta preocupación, otros dueños también y sobre todo ahora que los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) se encargarán de distribuir en bolsas los producto regulados, que lleguen a los locales.

Aunque la medida aún los tiene en el limbo, les da miedo que la gente se dé cuenta cuando llegue un camión cargado de alimentos, se molesten porque no pueden venderles y genere una protesta que coloque en peligro a los negocios, como este jueves que terminó con la agresión de 19 periodistas, fotógrafos y camarógrafos, según la ONG Espacio Público.

Foto: Miguel González
Foto: Miguel González

“La gente está pendiente cuando llega un camión con comida y a veces ni nos creen cuando se nos acaba la mercancía. Nos da miedo que no podamos vender hasta que los CLAP vengan y se encarguen, y la gente se moleste y nos saquee”, soltó un chino, quien prefirió no decir su nombre por seguridad.

Por si fuera poco todo lo negro que se les pone el panorama a los comerciantes, deben trabajar asediados por integrantes del colectivo 5 de Marzo, pues presuntamente les piden comida y artículos de aseo personal con la excusa de ayudarlos a controlar el orden en la cola.

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“Todo aquí es una mafia. Cuando no son los mismos integrantes de la Superintendencia de Precios Justos que controlan cómo se va a vender, son los de los colectivos”, soltó.

De acuerdo con testimonios de afectados, les tienen que dar mercancía a los miembros de estos grupos armados porque temen por su seguridad.

Este jueves se originó una protesta en la avenida Fuerzas Armadas porque la gente se enteró que no venderían comida, pues ahora los CLAP serán los encargados de distribuir los alimentos en bolsas, a través de los consejos comunales.

Foto: Miguel González
Foto: Miguel González

Los manifestantes enardecidos quemaron cauchos, atravesaron obstáculos en la vía y se movieron por la avenida Urdaneta, con la intención de llegar a Miraflores, pero un generoso cordón de uniformados de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y GNB les impidió llegar. La protesta fue disuelta con bombas lacrimógenas.

Ante esta situación, los locales en las avenidas Urdaneta, Fuerzas Armadas y Universidad decidieron bajar la santamaría por seguridad.

Fotos: Mabel Sarmiento/Miguel González


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