El agua que consumen los venezolanos no es de calidad

En el caso de Valencia, dijo el geólogo y representante del Movimiento Ecología, Imerú Alfonso, la gente está tomando agua con altas concentraciones de cloro y dióxido de aluminio, materia orgánica cancerígena.

Caracas. “El agua que nos une”. Así se llamó el foro organizado por la Comisión de Ambiente y Turismo del Concejo Municipal Libertador y Fundamor de Venezuela, que dio como resultado dos elementos que no invitan a la unión, sino a la exclusión y al desencuentro: el agua que consumen los venezolanos no es de calidad y no a todos les llega con frecuencia.

Los ambientalistas María Eugenia Gil, José Luis Rodríguez, Imerú Alfonso e Isabel Novo, durante dos horas se pasearon por un análisis concienzudo del agua que se consume en el país. Resaltaron —como fue el caso de la profesora Gil— que esta no le pertenece al presidente de Hidrocapital, a un alcalde o al Presidente, pues es un derecho humano tener el acceso a ese recurso.Aquí no hay agua potable y eso compromete el desarrollo de la humanidad. El agua es vida y en el país, es de muy mala calidad.

Su posición la secundó el geólogo y representante del Movimiento Ecología, Imerú Alfonso, quien puntualmente hizo referencia a que el fin de semana pasado realizaron un estudio en la planta de tratamiento de Barinas.

No están tratando el agua, lo que le está llegando a los ciudadanos de Barinas es agua cruda desde el río Santo Domingo. En esa planta se tomaron fotos, grabaron videos, se hizo un levantamiento completo y por eso podemos decir que no hay potabilización segura en esa zona.

Pero su alarma, que resuena justo cuando se celebra este 22 de marzo el Día Mundial del Agua —fecha propuesta por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo efectuada en Brasil, en 1992— es porque los venezolanos no consumen agua de calidad y porque hay muchas comunidades que pasan semanas sin este servicio.

El dato

En todo el mundo, alrededor de 3 de cada 10 personas, o 2100 millones de personas, carecen de acceso a agua potable y disponible en el hogar, y 6 de cada 10, o 4500 millones, carecen de un saneamiento seguro, según el informe de 2017 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef.

Eso sucede en un país que se encuentra entre los 12 con más reservas de agua dulce en el mundo por habitante, es decir, cerca de 35 millones de litros, mientras que en el ámbito mundial alcanza los 8,2 millones de litros.

Pero más crítica está la cosa en Valencia, donde solo 30 % del agua se está potabilizando. El resto está llegando cruda. Además no existe un control de los parámetros de calidad. No se sabe cuánto cloro y cuánto dióxido de aluminio se le está echando a los embalses Pao Cachinche y Pao La Balsa. Ahí se está generando una reacción, trihalometano, que son elementos cancerígenos que están llegando al agua potable de los valencianos. No sabemos en qué cantidades, todavía no hemos podido hacer un estudio riguroso a eso, pero definitivamente no se están cumpliendo en ninguno de los lugares los parámetros que debe tener el decreto 883, referente a la calidad de agua de las hidrológicas venezolanas.

En el caso de Caracas, destacó que prácticamente recibe suministros del sistema Tuy. El aporte que estaba haciendo el embalse de La Mariposa es muy mínimo, casi nulo, según sus cálculos.

Lo que vemos, cada vez más, es que embalses que fueron diseñados para 100, 50, 80 años están paralizados. Un claro ejemplo es el que está al sur de Coro, El Isidro, que apenas en temporadas muy altas de invierno es que empieza a enviar agua. El racionamiento en Coro es muy fuerte, a veces envían dos horas cada 10 o 15 días. Tenemos una seria dificultad, en cuando a una disponibilidad de agua y eso es falta de una inversión real y efectiva en los lugares donde carecemos de este recurso.

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El ambientalista criticó las funciones del Ministerio de Ecosocialismo y Aguas. Para él, esa cartera no existe. Se  fusionó con Vivienda para permitir la construcción en parques nacionales, en zonas protegidas que deberían tener un resguardo especial, para edificar sin ningún tipo de planificación. Pero, realmente dónde está la función de ese ministerio, por lo menos ante las personas que participamos en la veeduría del ambiente. Nosotros, por ejemplo, queremos tener acceso a las estadísticas que ellos manejan anualmente, queremos saber la cantidad de aguas residuales que van a parar a los embalses y ríos, dónde están los millones de dólares que invirtieron en el reverdecer el río Guaire. Todo eso es oculto a la sociedad y, por tanto, dificulta que aquí en Venezuela exista agua que realmente esté acta para el consumo.

En el foro, presidido por la concejal Kadary Rondón, se hizo un llamado a las autoridades para que abran los datos y den la posibilidad a las ONG, a las universidades, a las personas independientes a tener accesos a estos lugares, para que se pueda hacer un análisis del agua que beben los venezolanos.

Foto: Archivo Crónica.Uno


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