El Maestro de la segunda base dejó un gran legado en la pelota criolla

Gustavo Gil falleció ayer a los 76 años en Estados Unidos, aunque sus logros en los diamantes venezolanos le aseguraron un lugar entre los inmortales

Caracas. La elegancia defensiva y bate oportuno de Gustavo Gil le granjearon al caraqueño una mención segura en el debate sobre el mejor camarero en la historia del béisbol venezolano.

Gil falleció ayer en Estados Unidos a los 76 años de edad y, pese a su partida física, ya desde el 22 de julio de  2008 se ganó un lugar en el Salón de la Fama de la pelota criolla, lo que valida aún más sus méritos para colocarlo junto a Jesús Marcano Trillo, entre otros, como uno de los más connotados defensores del segundo cojín nacidos en Venezuela.

GustavoGil

El Maestro — como se le conocía por su solvente y lúcido manejo al campo de la segunda almohadilla— debutó en la 59-60 con los Industriales del Valencia, donde pasó 9 temporadas para luego llegar a los Navegantes del Magallanes en la 68-69 en un cambalache donde la nave recibió además al antesalista Dámaso Blanco a cambio del inicialista Oswaldo Blanco y el infielder Gustavo Sposito. Terminó su carrera en la LVBP a los 38 años  en la 77-78 con los Cardenales de Lara para totalizar 19 temporadas en los diamantes nacionales.

Lo que aviva la discusión en cuanto a sus credenciales para estar por encima del “Indio” cuando se habla  del más completo intermedista es su capacidad para batear en una época de carácter defensivo para los de su posición. Gil tuvo seis temporadas sobre .300 de average y es uno de los 10 peloteros con más de 900 hits en el circuito. De hecho, solo le faltaron 18 incogibles para llegar a los mil.

El pelotero que solía tener un palillo entre los dientes es el jugador con más finales disputadas en la LVBP con 12. En esas instancias, Gil también era capaz de sacar el bate, pues acumuló 64 inatrapables, quinta marca más alta en esas instancias, donde obtuvo seis cetros con Valencia, Magallanes y como refuerzo de Leones y Tiburones.

Fotos: Cortesía


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