El municipio Piar padece la sequía que le impone Hidrobolívar

A pesar de que la hidrológica estadal ha utilizado la excusa de los fenómenos climatológicos, voces contrarias apuntan a la falta de adecuación tecnológica como causa de la crisis que atraviesa la tercera ciudad más importante de Bolívar.

Upata. Desde el año pasado, un titular es habitual en el estado Bolívar: Upata protesta por falta de agua. La capital del municipio Piar ha estado sometida a los rigores de una gestión de la empresa Hidrobolívar que ha dejado más sinsabores que satisfacciones.

El problema con la distribución del agua en Piar —que, con alrededor de 100 mil habitantes, es el tercer municipio más importante de la región, zona ganadera por excelencia y, hasta los primeros años del chavismo, territorio de bajísima criminalidad— se agudizó desde enero de 2015.

A partir de entonces, las protestas fueron habituales y no se limitaron a la zona urbana de Upata: a medida que la sequía  prevalecía, los manifestantes tomaron las vías de acceso a la ciudad y la autopista que la conecta con Ciudad Guayana y, en otros casos, la que va hacia la Gran Sabana.

¿En qué consiste el asunto? La versión oficial, la de la empresa estadal Hidrobolívar, apunta a que las sequías de los últimos años han afectado al embalse de Guri, desde donde se surte la toma de Chiripón para abastecer a la ciudad.

Sin embargo, la Cámara Municipal, a través de sus concejales Carlos Ascanio y Rafael Saavedra, ha insistido en que el asunto va más allá de la sequía: la desinversión es lo que hace mella en el funcionamiento del sistema de agua tanto en Piar como en el estado Bolívar.

Esa desinversión a la que se refieren Ascanio y Saavedra está centrada, principalmente, en que los equipos de la toma de Chiripón tienen más de dos décadas y hasta ahora no han sido renovados. Las consecuencias las viven y padecen hoy los upatenses.

El mismo gobernador de Bolívar, Francisco Rangel Gómez, prometió a principios de julio que con las lluvias, el Guri “cogería agua” y pronto el municipio “tendría full agua”. Pero un mes después la sequía, aunque no consuetudinaria, tampoco ha sido desplazada por toda la humedad que prometió el gobernador.

Los concejales han dicho, además, que detrás de la desinversión en la toma de Chiripón están las deudas de Hidrobolívar con proveedores y la necesidad ha obligado a su alcalde, José Gregorio Martínez, a repartir agua entre las comunidades en camiones cisternas.

Por una cosa o por la otra, lo cierto es que el municipio Piar padece las consecuencias de una política que, como dicen las pancartas de los manifestantes, los condena a vivir como camellos.

Foto: Cortesía Correo del Caroní


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