El rosario de irregularidades que ocurre en las zonas populares cada vez que hay elecciones

El rosario de irregularidades que ocurre en las zonas populares cada vez que hay elecciones

Desde no permitir la entrada de los testigos de oposición, meter los puntos rojos dentro de los centros de votación, votar con el carnet de la Patria y usar el voto asistido como chantaje son parte de las violaciones a las normas del CNE.

Caracas. Beisy Valdespino vive en Casalta III, Catia, desde hace 23 años. Todos sus vecinos saben que es opositora; los chavistas la miran mal o le gritan cosas, pero a ella eso no le importa. Trabaja en la Cámara Municipal de la Alcaldía de Libertador y ha participado como testigo en varias elecciones.

Las últimas elecciones en las que sirvió de testigo fueron los comicios municipales del 10 de diciembre. Apoyaba a la candidata Maribel Castillo, a la Alcaldía de Caracas, postulada por los partidos MAS y Avanzada Progresista. Por ser testigo municipal en esos comicios podía entrar a todos los centros de votación.

En estas elecciones la oposición no participó porque las condiciones electorales habían cambiado y consideraron que el proceso electoral era “fraudulento”. Pero aún así, Valdespino decidió apoyar a la candidata opositora.

Fue poco lo que pudo hacer. En el centro de votación Miguel Ángel López Cárdenas los miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) la expulsaron con violencia.

Allí un señor me sacó a empujones y me tuve que ir en una moto. En ese centro se amarraron tipo cadena y no me dejaron entrar. A unos policías que estaban por ahí también los empujaron. Yo puse mi denuncia en la Fiscalía. La violencia que ellos generan es demasiado grande. No hay autoridad que los controle, relató.

Pero en un recorrido previo por los sitios de votación vio un montón de violaciones a las normas electorales. En el colegio Simoncito, en Casalta III, por ejemplo, colocaron un punto rojo del chavismo en la puerta del centro de votación, cuando según la Ley de Procesos Electorales (Lopre) estos puntos deben estar a 500 metros del sitio. Allí estaban miembros del PSUV y chamba juvenil. Pero en el centro Ana Caciqua Soto -también en Catia- la cosa fue peor: el punto rojo estaba dentro del centro de votación.

“En el centro Unidad Educativa Miranda, no había testigos de oposición. Los del PSUV se ponían detrás del paral donde está la máquina de votación a decirle a la gente por quién votar”, dijo.

Elecciones. municipales, sucre, palo verde

Valdespino resume lo que ocurre de manera lapidaria: La sociedad civil no sale a asumir su rol y ser testigos en los centros. Mucha gente no lo hace porque tiene miedo. Ellos (el PSUV) son una minoría en todos lados, lo que tenemos es que cuidar los votos, así el Consejo Nacional Electoral (CNE) diga lo que diga. Hay que quedarse para tener las actas, eso sí se hizo en 2015.

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Las pequeñas “trampitas” del Gobierno

Las zonas populares o los lugares más distantes del país son los más difíciles de cubrir con testigos para la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). En total, de las 33.775 mesas de votación siempre queda un porcentaje sin testigos. Sin embargo, para las elecciones parlamentarias de 2015, la MUD cubrió 100 % de las mesas.

Las garantías electorales que estableció el CNE han cambiado drásticamente con relación a 2015, cuando se escogió a los diputados a la Asamblea Nacional.

Por ejemplo, se migró de manera inconsulta a más de 700.000 electores de clase media a los barrios, para infundirles temor y para que tampoco pudieran llegar porque no conocían la zona.

De hecho, las garantías electorales eran tan diferentes entre 2015 y 2017, que la oposición y el Gobierno establecieron una negociación en República Dominicana y el tema central eran las condiciones electorales y el llamado del presidente Nicolás Maduro a que el CNE fijara una fecha para las presidenciales en el primer cuatrimestre del año. Sin embargo, el pasado jueves la negociación entró en punto muerto, y terminó con la convocatoria a elecciones presidenciales para el próximo 22 de abril.

Vicente Bello, coordinador electoral de Un Nuevo Tiempo, afirmó que el grueso de los problemas en los barrios son: intimidación a los electores y testigos, violación del secreto del sufragio con el voto asistido y ahora se suma el carnet de la Patria.

Explicó que la intimidación a electores se realiza con el carnet de la Patria, y que en los puntos rojos les ofrecen “regalos” si se registran allí. “A quien muestre el voto le regalan tickets de rifas de motocicletas y electrodomésticos”.

El carnet de la Patria y los bonos que ofrece el Gobierno es otro de los puntos que cambiaron en relación con 2015 y que fue tema de discusión en República Dominicana. Con el carnet se pone en desventaja a la MUD, porque los opositores no pueden regalar bonos o rifas para electrodomésticos y esa diferencia impacta en los resultados electorales. Así, el carnet de la Patria es una suerte de compra del voto y sirve para meter miedo en los barrios porque si no votan por el PSUV, perderán su bolsa Clap y demás beneficios.

Tan es así que Gustavo Padrón, quien vive en El Junquito y es militante del partido Primero Justicia (PJ), relató que en las pasadas elecciones de gobernadores mucha gente votó con el carnet de la Patria y no con la cédula, lo cual es una irregularidad pues la cédula es el único documento legal que se exige para ejercer el derecho al voto.

Por eso entre los puntos de la última propuesta que presentó la oposición en la negociación con el Gobierno se establecía que “ambas partes acordaban, en función de preservar inalienable el derecho al voto sin presiones externas, la prohibición de proselitismo político y de acción gubernamental alrededor de los centros de votación el día de la elección, así como de la utilización de medios de identificación y votación distintos a los establecidos en la ley”.

Padrón contó que “hubo una escuela que se llama Magaly Espinoza que en la contienda para gobernadores tenía 4 o 5 testigos del PSUV, y eso es ilegal porque solo puede haber un testigo por mesa. El punto rojo afuera del centro electoral le metía miedo a la gente diciéndoles: si no votas como yo te digo, no te doy la bolsa Clap”, apuntó.

Una situación muy similar contó Elena Uzcátegui, dirigente parroquial de PJ en el 23 de enero. Aparte de despertarlos de madrugada con la diana y música alusiva al Gobierno, los puntos rojos están muy cerca de los centros. Y habla con propiedad porque ha trabajado los últimos 18 años en elecciones.

En el 23 de enero deben lidiar, además, con el amedrentamiento de los grupos armados, que son quienes tocan la diana y ponen los parlantes a todo volumen en los toldos rojos cuando esto no está permitido.

Y también asustan a la gente con el carnet de la Patria y la pérdida de los beneficios. “Por eso ahora hay gente que quiere votar con el carnet y no con la cédula, lamentablemente se están dejando amedrentar. También los manipulan cuando votan al hacerles creer que la gente conoce por quién sufragan”, afirmó.

Sin embargo, aseveró que el 23 de enero no es chavista como la gente cree, pues de lo contrario no hubiesen logrado obtener un diputado a la Asamblea Nacional en 2015, el parlamentario de PJ, Jorge Millán.

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El chantaje con el carnet de la Patria

Bello argumentó que la famosa operación remolque fue sustituida con el carnet de la Patria. “En otros procesos electorales, el Gobierno invirtió mucho en transporte. Ahora es más eficiente el carnet de la Patria, pues la gente pasa por allí y todo queda registrado”.

También recalcó que mucha gente cree que el voto no es secreto, y ello ocurre tanto en sectores de clase media como en las zonas populares. En los barrios les hacen creer que se puede saber por quién votan, debido al férreo control de los puntos rojos con el documento de control gubernamental.

El voto asistido, afirmó Bello, es lo más grave que ocurre en las zonas populares, porque los chantajean. Así que mucha gente pasa a votar acompañada de un testigo del PSUV que ve cuál es su elección en la máquina de votación.

Esto ocurre, pese a que el Poder Electoral tiene una planilla para registrar el voto asistido en casos que se ameriten, como personas de la tercera edad y discapacitados.

Pero el voto asistido en las zonas populares es una constante, y aunque se llene o no una planilla, una misma persona del PSUV acompaña un sinnúmero de veces a muchos votantes, mientras los coordinadores de Centros del CNE se hacen la vista gorda.

La extensión del horario de votación en elecciones no es solo para buscar electores sino más bien para esperar a electores que trabajan los domingos y no pueden votar temprano.

Otra de las dificultades que se presenta en las comunidades más desfavorecidas, son los abusos del Plan República junto con los coordinadores de centros. Bello explicó que si un testigo de oposición hace un reclamo, lo sacan de sopetón del sitio de votación. Y no hay excusa que valga. No obstante, ante este panorama, la coalición opositora prepara cada vez más y mejor a sus testigos.

Un ejemplo de ello es que gracias a los testigos que tenían las actas en las mesas más apartadas del estado Bolívar, el excandidato a gobernador por La Causa R, Andrés Velásquez, pudo demostrar que había ganado y su caso fue admitido por la Consultoría del CNE, pese a que el mismo organismo proclamara como triunfador al abanderado del PSUV, Justo Noguera.

Fotos: Luis Miguel Cáceres


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