La industria petrolera afronta una prolongada caída de la producción, menor capacidad de refinación, corrupción, descenso de inversiones, sanciones, deudas, falta de personal y una gerencia dominada por militares y funcionarios del despacho de la vivienda.

Caracas. “Me atrevo a hablar del socialismo petrolero venezolano. No se puede concebir el modelo económico que queremos construir en Venezuela socialista, sin incluir la gota del petróleo”, dijo el expresidente Hugo Chávez en una alocución en julio de 2007, año en el que se buscaba afianzar el modelo socialista soportado por la industria petrolera. Esquema que colapsó a la estatal.

Desde 2003 el Gobierno cambió los roles de Pdvsa, y más allá del negocio medular de exploración, producción, refinación y comercialización, a la industria se le obligó a cubrir las misiones,  financiar empresas estatales, construir viviendas y vender alimentos, lo que la llevó a destinar más recursos a otras áreas que a las principales y elevar sus niveles de endeudamiento, para entre otros aspectos sostener la política cambiaria. Esas acciones se reflejan en la crisis que enfrenta la estatal.

La Pdvsa roja, rojita tiene una producción en declive, baja capacidad de refinación, le debe a los proveedores, está en cesación de pagos con los tenedores de bonos, afronta sanciones y los casos de corrupción aumentan. Además, ya no cuenta con suficiente personal calificado y su gerencia está dominada por militares.

Cómo ha sido el deterioro

Producción. La producción ha estado en declive y a mayo estaba en 1,5 millones barriles diarios, según los datos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep). En 41 meses perdió 1,2 millones de barriles, pues en diciembre de 2014 estaba en 2,7 millones de barriles.  El deterioro se debe a una larga lista de factores. Los recursos que se orientaron en ejercicios anteriores no se focalizaron bien y cuando cayeron los precios del petróleo (2015 y parte de 2016) la industria dejó de inyectar fondos suficientes para mantener la actividad. Hay menos taladros activos, a mayo había 70, en diciembre de 2014 estaban 102.  A ello se suman los atrasos en las labores de mantenimiento por las limitaciones con las empresas que prestan servicios y las dificultades con el gas.

Al caer la producción son menos barriles que van fuera y la disponibilidad de ingresos se reduce. En este 2018 los precios del crudo están en promedio en 61 dólares y por el retroceso de la actividad, Venezuela deja de percibir casi 30 millardos de dólares, según estimaciones de las firmas económicas. Ecoanalítica prevé los ingresos en 24 millardos de dólares.

El profesor del IESA, Igor Hernández, destaca que “la caída de la producción y el peso que tiene la deuda han reducido la cantidad de barriles que pueden ser reinvertidos en el sector, por lo que hay una menor actividad de las empresas que prestan servicios y que pueden parar la declinación de los pozos. Esto afecta el nivel de exportaciones y la cantidad de divisas a ser repartidas por lo que entras en un círculo vicioso de desinversión y menor capacidad de generar flujo de caja”.

Al analista lo complementa el dirigente sindical de la Federación de Trabajadores Petroleros, José Bodas, quien agrega que “las instalaciones están prácticamente paralizadas y, en muchos casos, al borde de la obsolescencia por falta de repuestos. La industria está en niveles críticos” y pone como ejemplo que “muchos de los sistemas de filtros requieren mantenimiento y no hay dinero para la compra de repuestos”.

El presidente Nicolás Maduro ha ordenado al presidente de la estatal, Manuel Quevedo, elevar la producción en 1 millón de barriles, pero ello luce complicado. Hernández agrega que “no hay manera en que se pueda incrementar la producción por las interrupciones que tienes ahora en la operación. No hay indicios que frente a los problemas financieros y operativos, la dirección de Pdvsa tenga una idea de cómo afrontar el problema, sin contar el peso que seguirán teniendo los acreedores de Pdvsa y Venezuela (incluidos litigios, proveedores, tenedores de bonos, chinos, rusos) sobre la situación de liquidez, además del eventual riesgo que enfrentan los activos de Pdvsa. Es claro que la caída en la producción continuará cuyo ritmo lo determinará la declinación que tengan los pozos”. Ecoanalítica proyecta una caída mensual de 40.000 barriles diarios.

Refinación. La disminución de las inversiones también se refleja en la refinación de la estatal. En la etapa de altos ingresos, el dinero tampoco se orientó bien en esta área. El Centro Refinador Paraguaná, que puede procesar hasta 971.000 barriles diarios, opera a 18 % de su capacidad, apunta Iván Freites, secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros y Gasíferos del estado Falcón. “Hoy día está procesando 170.000 barriles diarios, cuando el pasado año estaba en 220.000 barriles diarios”. La crisis se extiende. La refinería de Puerto La Cruz procesa 30.000 barriles diarios cuando tiene una capacidad de 192.000 barriles diarios, añade Bodas. Por la crisis, la industria importa combustible y en el primer trimestre de 2018 las compras externas petroleras alcanzaron los 1,6 millardos de dólares. Sin embargo, el mercado interno se ha reducido e impacta en áreas clave como electricidad, industria, entre otros.

Directiva. En una etapa de crisis, el jefe de Estado modificó la junta directiva de Pdvsa, y la presidencia quedó a cargo de un general, Manuel Quevedo, quien fue ministro de la Vivienda, y que ha señalado que si pudo construir un millón de viviendas, puede elevar la producción en un millón de barriles diarios. Dentro de la directiva así como en las filiales de la petrolera ahora hay más presencia de militares y de funcionarios del despacho de Vivienda. En diciembre del pasado año el también ministro de Petróleo expresó que “la expectativa es que en Pdvsa se haga una depuración, una limpieza, que queden los trabajadores honestos. (…) Los honestos somos más, somos los revolucionarios, somos los de Chávez, somos los de Maduro, somos más”.

Maduro a mediados del primer semestre le dio todo su apoyo y le aprobó un régimen especial que le amplía sus atribuciones. El decreto, entre otros aspectos, permite contrataciones, independientemente del monto, para la compra de petróleo, derivados, gas, diluentes y otros insumos así como para la ejecución de obras y suministro de alimentos y transporte. Analistas señalan que las dificultades que tiene la industria no se solventarán con esta directiva.

Sanciones. Hace un año el gobierno de Estados Unidos impuso sanciones que prohíben la negociación de nueva deuda de Pdvsa y el Gobierno central y afecta la capacidad de financiamiento de la estatal. Al día siguiente de las elecciones presidenciales, las medidas se ampliaron y consistieron en no permitirle a las empresas estadounidenses comprar cuentas por cobrar de la estatal y limitar la venta de activos en caso de que el Gobierno tenga más de 50 %.

A las sanciones se suman las demandas. En mayo el Gobierno perdió una de las batallas contra ConocoPhillips y tiene que cancelarle a la petrolera 2 millardos de dólares por la nacionalización de 2008. La empresa estadounidense empezó a ejercer medidas en los terminales de almacenamiento de la estatal en las islas del Caribe con el fin de buscar el congelamiento de crudo o derivados. Terminales clave para los envíos de crudo a China.

El profesor del IESA expresa que “el gran impacto que han tenido tanto las sanciones como las acciones ejercidas por empresas como ConocoPhillips radica en cómo afecta la operación de Pdvsa. Por un lado, compromete más la situación de liquidez de la compañía pues al no poder incurrir en deudas con empresas de servicios norteamericanas, o paga de contado o sufre una reducción de operaciones, lo que agrava la declinación de la producción”. Agrega que las acciones afectan las colocaciones en refinerías de EEUU, pues al no contar con cartas de crédito para la compra a plazo de crudo, estas refinerías tienen mayores problemas para comprar crudo que provenga de Pdvsa”.

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Hernández comenta que con “las acciones de Conoco sobre instalaciones en el Caribe hay mayor complejidad y riesgo en las operaciones de carga y transporte de crudo y productos, lo cual incide en el muy inmediato plazo en la capacidad de generación de efectivo de la compañía”.

Esta semana los trabajadores de la estatal en Puerto La Cruz destacaron que hay una fila de 14 barcos aguardando un llamado para poder entrar en cualquiera de los muelles de carga. Analistas indican que varios de esos buques están fondeados allí debido a los procesos judiciales que enfrenta Pdvsa en tribunales internacionales. Bodas sostiene que, además de esa causa, están las fallas que existen para cargar crudo y derivados así como de mantenimiento.

Deudas. La petrolera tiene que asumir fuertes deudas. En el último trimestre del pasado año la industria canceló el capital de los bonos, pero dejó de pagar los intereses de los papeles y  a la fecha tiene cupones vencidos por más de un millardo de dólares. Y aunque ha atendido obligaciones con algunos, a la mayoría de los tenedores de los papeles les debe y el monto seguirá creciendo en el transcurso de este año. Para este año los intereses a saldar superan los 2 millardos de dólares y el capital 842 millones de dólares. A ello se suman, los compromisos con los proveedores. La estatal en ejercicios pasados emitió notas para atender partes de las deudas con las empresas que le prestan servicios por unos 2,5 millardos de dólares, sin embargo, las sanciones impactan en estas operaciones.

Crisis con los trabajadores. Ya Pdvsa enfrentaba escollos con la falta de personal capacitado, pero la prolongación de la crisis económica y el colapso de los servicios han hecho que los trabajadores se marchen de la industria. Iván Freites menciona que “la hiperinflación impacta en los salarios, ya los petroleros no tienen buenas condiciones de pago, y no se consigue transporte. Hay gerentes y obreros que han renunciado” y estima que en Paraguaná hay menos personal lo que se refleja en las operaciones. José Bodas detalla que los trabajadores no tienen incentivos. “Con un salario que ronda el 1,8 millones de bolívares semanales ya no se puede hacer nada”. Al deterioro del sueldo se añade la falta de implementos. “Los empleados no tienen botas, las bragas ya están desgastadas y en cuanto a los comedores están prácticamente sin alimentos

Pablo, un trabajador de la estatal que pidió mantener su apellido en reserva, relata que ante las renuncias su trabajo se ha triplicado. Comenta que en el Complejo de José ya no existe personal suficiente para atender incidentes. En mi última guardia estuve 48 horas corridas en José [Complejo Petroquímico José Antonio Anzoátegui] debido a la falta de personal, tenemos que operar una planta y no contamos con el equipo humano necesario, nos estamos desgastando, nuestros compañeros se van debido a los bajos sueldos y lo poco competitivo que es estar aquí.

La crisis sigue. En el proyecto de expansión de la refinería de Puerto La Cruz los obreros han sido despedidos sin justificación, señalan los representantes sindicales.

Foto referencial.


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