El venezolano no sale de una monodieta: arroz con caraotas o lentejas

En la semana de la alimentación Crónica.Uno preguntó a varias familias entre Caracas y Los Valles del Tuy qué están comiendo y el resultado es que el menú no se sale de los granos; las carnes las consumen solo si las consiguen y si coincide con el día de quincena o pago de pensión; las frutas y ensaladas verdes son un verdadero lujo ahora.

Caracas. “Abuela no me cocines más lentejas, prepara caraotas”. Eso le decía un niño de aproximadamente 8 años a una señora que salía de un almacén ubicado en pleno centro de Caracas.

Fue una petición inocente que llamó la atención de muchos dentro del local. Algunos se voltearon con curiosidad, pues esos granos ya no son cosa rara en la mesa del venezolano. Son, ahora, el plato que más se repite y el de mayor acceso a través de las cajas Clap.

Un par de mujeres que también salían del local pusieron caras de aborrecimiento y una de ellas atinó a decir: Yo no quiero ver más caraotas ni lentejas. Eso es lo que comemos en mi casa todos los días.

El venezolano ya no celebra el Día de la Alimentación, una fecha que en los colegios se festejaba con verbenas, donde abundaban frutas, arepas, cachapas, sándwiches, jugos y las meriendas.

De hecho, este 18 de noviembre pasó por debajo de la mesa, pues la pérdida del poder adquisitivo puso al venezolano en una situación de minusvalía y de dependencia alimentaria ante el Estado.

Y si hace un año desarrollaba estrategias de supervivencia, en esta ocasión le resulta cada vez más difícil sustituir los alimentos, lo que hace que tenga una tendencia a la “monodieta”, según describió la Encovi en su último informe.

Esa monodieta se basa en arroz o pasta con lentejas o con caraotas.

Incluso esos ingredientes pueden estar en el almuerzo y en la cena y hasta cuatro veces por semana, de acuerdo con una pequeña encuesta realizada por Crónica.Uno a propósito del Día de la Alimentación.

Mi familia come caraotas, arroz y plátanos; lentejas y arroz; arepa con sardina o huevos. Muy poco pollo y carne, eso lo comen cuando lo consiguen y coincide con el pago de la pensión o quincena, dijo Zuleika Pérez.

Son muy pocas las veces que consumen proteínas.

Comer caraotas, arroz y plátanos es un menú fuerte en estos momentos. También lo es el arroz con vegetales, calabacín, zanahorias y berenjena.

Hasta el pescado está espaciado. Antes con el camión que vendía sardinas uno podía comer dos o tres veces por semana. Pero ya ni se ve esa feria. En El Valle era una fija que se paraban y se hacía mucha cola. Los embutidos salvan el almuerzo cuando no se puede comprar carnes, pero igual están caros, dijo Aníbal González.

Lo otro que se hace ahora es priorizar algunos productos. El pan le lleva la delantera a la harina precocida de maíz. 73,3 % de las familias la tenían en su lista de compra en 2017, según la Encovi.

Sin embargo, ya se consigue hasta en 350 bolívares soberanos y no da la talla. Dos a la semana son 700 soberanos, más el queso, imagínate. Lo que hago es sancochar yuca, y la que queda la freímos o hacemos en puré, comentó Zulay Vásquez.

No hay jugo de frutas, ni ensaladas verdes en muchas de las mesas venezolanas. El cambur está superando los 100 bolívares soberanos el kilo. Una mano puede pesar más de 200 bolívares, una patilla o una lechosa, más de 600. Es muy difícil. Hasta las mandarinas cuestan una fortuna, hoy las vi en 200 soberanos, comentó Yuli Meza, quien acotó que ni ella ni sus dos hijos menores de 12 años están tomando leche, otro elemento de importante valor nutricional.

Según el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2018” (SOFI, por sus siglas en inglés), publicación anual realizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), Venezuela concentra 85 % de la población subalimentada en la región. Esto significa que tiene los niveles más bajos de consumo de alimentos energéticos y proteicos.

Además, dice que Venezuela y Paraguay son los únicos países de América del Sur en los que aumentó el número de personas con hambre en la última década —Venezuela pasó de 2,8 millones de personas en 2004-2006 a 3,7 millones de personas en 2015-2017, y Paraguay pasó de 0,7 millones en 2004-2006 a 0,8 millones en 2015-2017, para una población de 6.811.297 habitantes en 2016.

Estudios de Caritas de Venezuela reflejan que en 85 % de los hogares de algunas de las parroquias más pobres del país se consume una dieta inadecuada en nutrientes. También que 53 % recurre a contenedores de basura y a la mendicidad para adquirir alimentos y que 63 % ha tenido que pasar por alguna privación alimentaria.

Hasta las mandarinas son un lujo.

¿Se aleja cada vez más Venezuela en su meta de reducir el hambre? La Encovi dice que 9 de cada 10 venezolanos no puede pagar su alimentación diaria, cosa que compromete el estado nutricional, la salud y la vida de los ciudadanos.

Lo cierto del caso es que, cada vez más, progresa el hambre y la miseria entre los venezolanos, drama que internacionalmente tiene eco debido al trabajo de las organizaciones que defienden los Derechos Humanos. Sin embargo, puertas adentro, no hay o no se vislumbra interés gubernamental por redoblar los esfuerzos para combatir la inseguridad alimentaria y garantizar el acceso a los alimentos de calidad y de manera regular.

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