“Ni siquiera con una decena de personas nos pudimos mantener, y eso pasa en todas las pequeñas y medianas compañías, que son las que más sufren”, dijo Alberto Rodríguez, exgerente de una empresa que cesó sus operaciones luego del incremento salarial. 40 % de los negocios en todo el país tienen las santamarías abajo de manera temporal o definitiva, lo que genera desempleo.

Caracas. El último golpe que no pudo soportar la empresa del sector agroindustrial que gerenciaba Alberto Rodríguez fue el incremento salarial de 5900 % que decretó el presidente Nicolás Maduro el 17 de agosto, que llevó al ingreso mínimo de 30 a 1.800 bolívares soberanos.

“Ya veníamos con ventas muy bajas por la situación económica y sin vender nada la empresa no puede mantener esos salarios. Además, el sueldo no es solamente el nominal, hay que pagar una cantidad de cosas, como utilidades, vacaciones y prestaciones, que al final no es el monto que dice el gobierno, sino mucho más”, dijo el empresario consciente de que el cierre deja sin empleo y en situación precaria a -sus ahora- extrabajadores.

En 10 años el número de trabajadores que tenía la compañía descendió de 50 a 10 personas. Muchos de los que eran vendedores y administradores emigraron. “Ni siquiera con una decena de personas nos pudimos mantener, y eso pasa en todas las pequeñas y medianas empresas, que son las que más sufren este tipo de cosas”, aseguró.

La mayoría de los empleados que quedaba era de mantenimiento. “Las personas que quedaban eran las más necesitadas”, dijo.

Debido a la crisis económica, para los trabajadores que quedaron desempleados será más difícil cubrir las necesidades básicas que cada día se encarecen por la hiperinflación. En agosto la canasta básica familiar aumentó a 2.081.712.965,87 bolívares fuertes, es decir, 20.817,13 bolívares soberanos, lo que representa un alza de 79 % con respecto a julio, de acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros.

A los trabajadores se les tuvo que informar que la empresa cesó sus actividades y que lamentablemente tenían que irse. Muchas de esas personas eran de cierta edad, tenían mucho tiempo en la empresa. Yo dudo que puedan conseguir trabajo de la misma manera en otro lado”, se lamentó.

Rodríguez, egresado de la Universidad Central de Venezuela y quien trabajó 20 años en la empresa, fue claro al decir que el gobierno está acabando con el sector productivo con unas medidas esporádicas, que no solventan nada y aisladas de la realidad económica.

“Además de que no están bien pensadas, están hechas para acabar con la meritocracia. ¿Cómo va a poner a todo el mundo a ganar lo mismo? ¿Qué sentido tiene estudiar, preparase, escalar dentro de una organización, cuando vas a ganar lo mismo que una persona que está ingresando a la empresa o que no tenga estudios o preparación?”, añadió.

La historia de Alberto Rodríguez confirma lo advertido por los dirigentes empresariales. Carlos Larrazábal, presidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras), afirmó —días atrás— que el aumento del salario y del bono de alimentación, que pasó a 180 bolívares soberanos, conlleva al cierre de más empresas y al desempleo.

A principios de mes, la procesadora avícola Ovomar, ubicada en Lamas, en el estado Aragua, despidió a 15 trabajadores. El 6 de septiembre los trabajadores protestaron en las adyacencias de la industria, exigieron reenganche y solicitaron al gobierno que no los deje solos.

Más santamarías abajo

María Carolina Uzcátegui, presidente del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), afirmó que 40 % de los comercios en todo el país se ha visto realmente afectado por las medidas económicas. El aumento del salario mínimo, el incremento de la tasa del Impuesto al Valor Agregado (IVA) de 12 % a 16 %, las fiscalizaciones de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos y la situación económica han provocado que ese porcentaje de negocios en todo el país cierren temporal o definitivamente. Algunos colocaron avisos en las entradas que dicen “estamos en liquidación total”.

El 20 de agosto, cuando inició el “Programa de Recuperación Económica, Crecimiento y Prosperidad”, las calles de Caracas amanecieron solas y la mayoría de los negocios no abrieron. El gobierno había decretado ese día como no laborable. Pero en los días siguientes se siguió observando una considerable cantidad de Santamarías abajo. Muchas zonas caraqueñas ahora son grisáceas y desoladas de consumidores, incluso en calles emblemáticas como La Marrón, la avenida sureste Catedral, la avenida Uslar Pietri de Chacao y Sabana Grande.

En un recorrido hecho por Crónica Uno, se constató que en el famoso bulevar las tiendas han reducido el personal, en algunos casos, es de 90 %, promedio. Juan Contorianos, de la Asociación de Comerciantes de Sabana Grande, dice que las medidas económicas “han dejado su zarpazo” en el lugar. “El paquetazo nos ha afectado terriblemente”, afirmó. Una tercera parte de los negocios de la zona se mantienen cerrados por falta de inventario.


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