En el barrio A Juro de Catia La Mar están más secos que maratonista luego de la carrera

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Los habitantes de la parte alta dicen que desde diciembre no les sale agua por las tuberías. La alcaldía de Vargas e Hidrocapital les mandan camiones cisternas, pero eso es cuando se acuerdan.

Vargas. Los habitantes de la parte alta del barrio A Juro, también conocido como La Alcabala Vieja, ubicado en el sector 10 de Marzo de Catia La Mar, desde diciembre no reciben agua por tubería.

Solo a las familias que están en la orilla de la carretera les está llegando. Pero escaleras arriba, los vecinos dicen que están más secos que maratonista después de la carrera.

“Esa es una realidad que sufren todos los habitantes de Vargas. Aquí falla el agua constantemente. El único sector que conozco que siempre está abastecido es Zamora, pero el resto padece mucho. Hace un año nos dijeron que la enviarían directamente desde el Tuy IV, pero ya tenemos raíces de tanto esperar”, dijo Oswaldo Herrera, vecino con más de 40 años en el sector.

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Barrio A Juro, La Guaira, Estado Vargas. Crónica Uno/Cristian Hernández

Para esta zona el suministro se hace desde Caracas y Puerto Maya, pero según lo averiguado por Herrera -quien ha contactado en varias oportunidades a las autoridades locales-, es que hay fallas en los embalses Tuy II y III y que el río en Maya está muy seco.

“Antes de la tragedia en el estado había 350 mil habitantes. Luego comenzó a llegar una población flotante, se hicieron nuevos urbanismos y no se resolvió el problema. Años atrás teníamos agua y ahora es un lujo que salga por los chorros”, dijo Oswaldo Herrera.

Barrio A Juro

Esta comunidad es conocida como barrio A Juro y aunque muchos en el sector no saben de dónde salió el nombre hay una coincidencia en la memoria colectiva: “la gente que llegó aquí se empeñó en hacer las casas contra viento y marea, y por eso le dicen A Juro”.

En toda la comunidad hay 564 familias, según cifras manejadas por el Consejo Comunal Colmelina Sucre. Una de las voceras, que no quiso identificarse, señaló que la sequía empeoró a partir de diciembre y señaló que necesitaría más dedos en las manos para contar las veces que han solicitado nuevas tomas y que les hagan una red de tuberías más amplia.

“Pero no se ha logrado nada y ahora dependemos de las cisternas que envía la Gobernación e Hidrocapital, pero eso es cuando se acuerdan”, dijo la vocera comunal.

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Pos estas escaleras suben los pipotes cargados de agua. Crónica Uno/Cristian Hernández

Esta persona, junto con otras cuatro mujeres estaban plantadas en la pata de una de las escaleras del barrio, con más de veinte pipotes, haciéndole guardia a la cisterna.

“Llevamos tres horas aquí y no tenemos la certeza de que venga. La pedimos hace cuatro días y nada que llega. A veces la mandan a las 7:00 pm y nos dan las 3:00 de la mañana cargando pipotes hasta arriba, con el riesgo que vengan los malandros y nos roben. Realmente nos ven las caras de bobas. Carneiro -el gobernador de Vargas-, hace cosas pero por donde pasa la reina”.

Cuando llegan los camiones les permiten llenar dos tobos grandes por persona. Eso solo les sirve para los quehaceres diarios: cocinar, limpiar los baños y medio bañarse. La ropa, según dijeron los afectados, la lavan en casa de los familiares que viven en otras comunidades en las cuales, por lo menos, tienen agua por tubería.

También en los colegios de la zona hay fallas de suministro. Se intentó averiguar con los docentes de los planteles Hugo Domínguez Sánchez y Eugenio de Hostos, pero informaron que no estaban autorizados por la Oficina de Educación para declarar.

No obstante los vecinos señalaron que en el liceo Eugenio Hostos redujeron la jornada, que en el preescolar María Montilla les llevan constantemente cisternas para no afectar las actividades y que en ocasiones les piden cinco litros de agua por niños para beber.

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Por un botellón cobran hasta Bs. 100, si hay que subirlo hasta el barrio. Crónica Uno/Cristian Hernández

Fotos: Cristian Hernández


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