Los alrededores de la Plaza Bolívar son lugares indicados para hacer la ruta gastronómica y saborear almuerzos, postres y las bebidas venezolanas
Andreína Malavé/@andreinamalavé
Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento
Caracas. La guía amarilla puede darnos opciones y sitios para degustar comida suculenta y criolla. Pero si no quiere buscar entre papeles, vaya al casco central de Caracas donde hay una ruta gastronómica tentadora que no se puede perder.
Son sitios pequeños, muy concurridos, con música, para la lectura, donde hay cata de licores y postres, que tienen un menú variado, criollo e internacional y que se puede ajustar a los bolsillos del cliente.
No podemos ocultar que hay días en los que el menú a la carta no es nada solidario, pero de la misma manera, estos lugares son una opción a la hora del almuerzo.
El recorrido puede comenzar en Chocolates con Cariño, ubicado en la esquina de San Jacinto. Sus dueños, Francis Chaurio y Domingo Monzón, están casi siempre a disposición de los clientes, en especial a la hora del almuerzo.
“La gente viene porque la comida que hacemos es 100% casera. No tenemos nevera con refrescos ni nada de marca, todo es hecho acá”, afirmó Francis.
El almuerzo más solicitado en este punto es el asado negro con plátano y ensalada, pero no es por lo único que va su clientela.
El fondue de queso blanco con casabe, naiboa, pan tostado y vegetales es un excelente acompañante para pasar el rato con un acompañante.
Tomarse un cocktail como el mojito de coco es especial en este lugar porque solo utilizan el licor venezolano conocido como cocuy, y la copa de frutas con yogur y granola bañada en chocolate derretido es la especialidad en dulce de Chocolates con Cariño.
El Techo de la Ballena es la segunda parada. Queda entre las esquinas de San Jacinto y Las Gradillas, yendo hacia la Plaza Bolívar.
Según Kelver Vasquez, cocinero de este espacio cultural, la gente casi siempre va a tomar café, acompañado de un brownie o torta de queso (cheescake).
Los jueves hay noche de poesía y la gente puede leer en voz alta este género literario. Para quienes deseen comer algo más que un postre, puede pedir un club house o una hamburguesa gourmet, y tomar cervezas artesanales.
Justo en la esquina Las Gradillas, subiendo hacia el Museo Sacro, se encuentra Bistro Libertador. Este sitio atrae a muchos clientes con tan solo su fachada de vidrio que permite ver hacia adentro desde cualquier punto del local.
“Todo lo que vendemos es hecho por nosotros menos los croissants y el vino. La cerveza que se vende aquí es artesanal”, afirmó Daniel Fernández, encargado del establecimiento.
Un poco más abajo, en el bulevar de Gradillas a Camejo se encuentran dos locales casi unidos para ofrecer café y el cacao (caliente o frío) más demandado a finales de la tarde en el centro de Caracas.
Si busca una buena torta de pan o ponqué casero, el lugar indicado es el café del Teatro de Bolívar, donde puede comerlo mientras espera que la función comience.
Un poco antes de la avenida Urdaneta se encuentra Artesanos, que ofrece unos excelentes golfeados, café recién hecho y servido por expertos, además de los “sanguches” hechos con jamón artesanal. “Brindamos una experiencia detrás de una taza de café”, dijo Luis Montoya, gerente.
Los lugares indicados para almorzar son el restaurante Rialto, Venezuela Nutritiva o en el Museo del Estudio de la Historia de Venezuela Lorenzo Mendoza Quintero. El primer local se encuentra dentro del cine Rialto y allí mezclan ingredientes tradicionales con comida gourmet, como por ejemplo un rissotto con morcillas.
Mientras que en la esquina Principal hacia la avenida Oeste, se conseguirán Venezuela Nutritiva, con sus precios solidarios y el empeño de servir comida sana a sus clientes. Según María Alejandra Manchego, administradora del lugar sirven almuerzos dependiendo de lo que les llegue. “Servimos más pollo que carne porque es lo que más se consigue, pero siempre intentamos de crear conciencia de comer bien”.
Por último y un poco más lejos se encuentra el restaurante de la antigua casa de Lorenzo Mendoza Quintero, en el que sirven comida criolla pero con un toque de creatividad. “Intentamos revivir los sabores venezolanos mantuanos dándoles un toque gourmet”, explicó Nelson Torrealba, asistente del chef Edgardo Morales.
Platos típicos como el pabellón sorprenden a los clientes cuando ven su presentación “vertical”, es decir el arroz, la carne, caraotas y tajadas hacen una torre vertical perfecta que le da el nombre a este plato de “pabellón parao”.
Todos los establecimientos de esta ruta destacan por sus alimentos y bebidas criollas y el esfuerzo que hacen para que todo lo que sirvan sea artesanal. Ir a cualquiera de estos lugares sería una excelente manera de celebrar los 448 años de Caracas y saborear nuestras raíces, claro está mientras el billete alcance. Aquí una ruta sencilla para llegar:
Y para mañana le tenemos la programación de las diversas actividades que se desarrollarán este sábado 25 por los 448 años de la fundación de Caracas. Además un video testimonial de los citadinos hablando de lo que piensan de la cultura gastronómica de la ciudad.
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