En el Clínico Universitario de Caracas han recibido 32 casos de Guillain Barré

Quirófanos

Los médicos hacen maromas para aplicar los tratamientos. La inmunoglobulina no llega con regularidad y en ocasiones para aplicar la plasmaféresis, que es una especie de diálisis, no tienen catéteres ni guantes.

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. En lo que va de año en el Hospital Clínico Universitario de Caracas (HCU) han atendido 32 casos del síndrome de Guillain Barré (SGB). Siete de ellos necesitaron ventilación mecánica y dos fallecieron.

La información la suministró el doctor Gherzon Casanova, presidente de la Sociedad de Médicos Residentes, quien indicó que todos los casos estaban asociados al zika.

La ministra de Salud, Luisiana Melo, el 31 de enero de este año manifestó por primera vez las cifras de este síndrome en el país. Desde octubre de 2015 a esa fecha dijo que tenían registrados “unos 255 casos”. De esos 55 estaban en las unidades de terapia intensiva.

Desde entonces no se ha informado más sobre la enfermedad que produce hormigueo en pies y manos al principio y debilidad muscular ascendente que puede paralizar la respiración. Tampoco se sabe cuántas embarazas hay afectadas y el número de deseos.

Las cuentas las llevan los hospitales por separado. Extraoficialmente se habla de 16 fallecidos, dos de ellos en el HCU, según el doctor Casanova, quien además se refirió a la imposibilidad de aplicar los tratamientos.

Para controlar SGB se requiere inmunoglobulina. “Pero Quimbiotec, el laboratorio que la fabrica tuvo cinco meses parado y ahora es cuando están reactivando la producción de hemoderivados. Lo que está llegando no es suficiente y lo ofrecido por el Ministerio de Salud tampoco llega regularmente. Por eso recurrimos al uso de la plasmaféresis, que es un método invasivo mediante el cual se extrae completamente la sangre del cuerpo y se procesa de forma que los glóbulos blancos, glóbulos rojos y las plaquetas se separen del plasma. Las células de la sangre se devuelven luego al paciente sin el plasma, el cual el organismo sustituye rápidamente”.

Lo más óptimo es el uso de la inmunoglobulina intravenosa. A principios de año el Estado anunció la importación de 4.000 dosis que serían distribuidas por el Seguro Social. Está  además recetada para tratar a recién nacidos gravemente infectados, a pacientes con alguna inmunodeficiencia congénita.

“Pero hay demoras en las importaciones y los pacientes no pueden esperar, por eso se usa la plasmaféresis que es una especie de diálisis y tiene efectos secundarios por la colocación de catéteres, por el riesgo de posibles infecciones debido a la manipulación frecuente de las venas”, explicó.

Los pacientes con el SGB requieren del servicio de Neurología y de Terapia Intensiva. Pero, de acuerdo a Casanova, allí está otra piedra de tranca. En el HCU de cuatro camas operativas solo dos tienen monitores y en el servicio además no hay aire acondicionado.

Otras cifras rojas

El residente además aprovechó para informar que 36% de los ingresos de Medicina Interna es como consecuencias de cuadros de infecciones, 70% de ellos debe usar antibióticos y 30% sufre por las enfermedades nocosomiales. La más frecuente es la flebitis.

“En no todos los casos las enfermeras pueden usar guantes  esterilizados. En un día pueden llegar cinco pares e igual número de yelcos para un servicio que tiene en un día 40 personas”, concluyó.

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