“En este momento es preferible dedicarse a tareas dirigidas que estar en un aula”

tareas dirigidas

Flor Fuentes es docente egresada del Pedagógico de Caracas. En abril renunció al plantel donde trabajaba. Tiene cinco años abriendo las puertas de su casa para dar tareas dirigidas, lo que le permite: llenar vacíos que deja la educación formal en los estudiantes, recibir algo de dinero, tener más tiempo para compartir con su familia y dedicarse a actividades comunitarias.

Caracas. Entre rampas empinadas y largas escaleras, en el sector 4 de Las Casitas, en la parte alta de La Vega, está la casa de la maestra Flor. Desde hace cinco años, su hogar recibe a niños y jóvenes de la comunidad que, por deficiencias del sistema educativo formal, necesitan el servicio de tareas dirigidas y refuerzo escolar.

La maestra Flor Fuentes es joven. Aunque tiene 35 años de edad, ya tiene 12 de experiencia laboral. Es egresada del Instituto Pedagógico de Caracas, en el área de Educación Especial, mención Deficiencias Auditivas. En abril de este año tomó la decisión de renunciar a las aulas pero no a su vocación.

Aunque dejó la docencia en las aulas por razones económicas, en la sala de su casa encontró motivos para seguir impartiendo clases a los niños de su barrio.  “Lo dejé porque económicamente es imposible mantenerse; ni siquiera un maestro solo puede mantenerse”, sostiene la educadora, quien vive con su esposo (profesor de Educación Física), sus dos hijos (4 y 10 años) y su mamá.

“La gente tiene que entender que la educación tiene valor”

Flor considera que, en la actualidad, “es preferible dedicarse a tareas dirigidas o refuerzo escolar que estar en un aula de educación formal”. Explica que un docente 4 —con más de 10 años de experiencia— gana 140.000 bolívares al mes mientras que en pasajes tiene que gastar 80.000 bolívares.

La tarea dirigida, explica la docente, es una orientación que se hace con base en la asignación que manda el maestro de aula, mientras que el refuerzo escolar va más allá. “Además de hacer la tarea, el refuerzo se enfoca en las áreas en las que el niño manifiesta mayor debilidad. Si no sabe multiplicar, si no sabe leer tú haces un refuerzo ahí”.

“Las tareas dirigidas son una alternativa y un apoyo para el rendimiento académico de los muchachos; el refuerzo escolar debe asumirse como necesario en un contexto de tantas carencias en el aula”, dice la maestra que trata de involucrar a los padres en el proceso educativo de sus hijos.

La gente tiene que entender que la educación tiene valor, y que por eso debemos cobrar. Pero poner un precio en una población como esta no está fácil porque muchos cobran salario mínimo, o incluso por debajo.

Foto: Luis Morillo
Tareas dirigidas permite trabajar de manera personalizada 

Flor calcula que, por lo menos, una hora de tareas dirigidas debe estar en 4000 bolívares aproximadamente, para no afectar considerablemente el bolsillo de los papás y para que el facilitador medianamente pueda cubrir algunas necesidades.

Trabajar con grupos pequeños (10 niños aproximadamente), atenderlos dos horas al día, cuatro días a la semana y que en la casa los padres refuercen lo que el niño trabaja con los facilitadores es parte de la metodología que recomienda para obtener resultados positivos.

“De nada sirve tener 100 muchachos para ganar más si no los voy a atender individualmente, o atender al niño solo un día a la semana. El proceso de enseñanza aprendizaje debe ser continuo porque si no se pierde”.

“Yo nací para educar, no para cumplir lineamientos políticos”

Además del insuficiente ingreso económico, Flor también renunció por hostigamiento laboral y por las políticas que maneja el Ministerio de Educación. “Yo nací para educar, no para cumplir ciertos lineamientos políticos”.

Una de las cosas que siempre me hizo ruido, más en los últimos años de mi ejercicio como docente, era: ‘Los lineamientos ministeriales no se discuten, se cumplen’. Y yo siempre me decía: ‘Si yo no puedo opinar, entonces esto es una dictadura”, narra.

“Sé que muchos docentes están prefiriendo esto que incorporarse a la plantilla del Ministerio de Educación, donde tienes que estar ocho horas, muchas veces acatando unos lineamientos que tú, como docente, no puedes cuestionar”.

Su opción por el servicio de tareas dirigidas y refuerzo escolar comenzó entre 2013 y 2014. Las dificultades económicas y las deficiencias en las aulas la llevaron a plantear una alternativa que hoy le deja ganancias en distintos sentidos.

“Que yo pueda dedicar un espacio adicional a mis hijos, y que además las tareas dirigidas o el refuerzo escolar les sirvan a los chamos de mi comunidad, eso para mí es ganancia”, dice quien asegura que dedicarse dos horas al día a este servicio también deja espacios para otras actividades económicas e incluso comunitarias.

Foto: Luis Morillo

Por los niños y jóvenes de la comunidad

Flor, quien no piensa volver por ahora a las aulas, paralizó sus tareas dirigidas en abril, mes en el que salió de los salones de clase. “Desde abril no las estoy dando porque en la parroquia se me pidió el apoyo para coordinar un centro deportivo y cultural que estamos proyectando”.

A los niños y jóvenes que viven en la parte alta de La Vega, por la situación del transporte y del efectivo, se les hace cada vez más difícil bajar a recrearse y hacer vida social en espacios como el Instituto Nacional de Deportes o el Parque Naciones Unidas. “Por eso hemos planteado este proyecto de escuelas deportivas, de danza, cultura y recreación acá en la comunidad”.

Sin embargo, por vocación, para ayudarse económicamente y porque va viendo que es una necesidad para su comunidad, en las próximas semanas volverá a abrir el espacio de tareas dirigidas y refuerzo escolar en su casa. “Me estoy organizando para volver a brindar este espacio alternativo a los chamos”.

“La gente está muy preocupada. De seis salones que hay en una escuela pública que conozco, cuatro docentes renunciaron a ese plantel. Los papás saben que hay una carencia fuerte a nivel educativo, por eso buscan el refuerzo escolar”.


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