En Nueva Tacagua es un lujo contar con los servicios públicos

Los vecinos dicen que el agua les llega por cuenta gotas, la basura no la recogen, el gas tienen que comprarlo en Catia y si esperan por las camionetas, cuentan que esperan hasta dos y tres horas por un jeep

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Caracas. En Nueva Tacagua, urbanismo que comenzó a edificar Inavi en 1974, ciertamente no quedan las más de 3.000 familias que censaron en la época de la vista del fallecido presidente Hugo Chávez. Hay 569 y de esas solo 248 están en la data del Ministerio de la Vivienda.

“Así quede una sola persona no podemos estar sin servicios públicos. Es como la única escuela que hay, la 12 de Octubre, así quede un niño debe estar abierta. Eso fue lo que nos dijeron. Que nos iban a garantizar todo mientras estaba el proceso de reubicación”, dijo Rosalina Astudillo.

Nueva Tacagua está dividida en dos sectores Ab y C. En el C, específicamente en la terraza C, las condiciones son paupérrimas. Hay casas con pozos sépticos, que no tienen alumbrado y la parada más cercana la tienen a casi 500 metros.

Nueva Tacagua, Caracas. 11 de Septiembre de 2015. Angeliana Escalona / Cronica.uno
Abundan los vertederos de basura.

“Toda mi familia está aquí. En 2011 el Ministerio de la Vivienda me censó y todavía estoy esperando por ayuda. Vivo en condiciones críticas, cargo el agua desde la entrada, me baño en casa de mi hermano y tengo tres niños que siempre se están enfermos por el paso de las aguas negras por detrás de la casa. Estas condiciones de vida no se las deseo a nadie. Mi casa es de cartón y láminas de zinc y el piso de tierra”, contó Rudeli Cedeño.

En este sector abundan los vertederos de basura. Los vecinos cuentan que hace años no llegan los camiones del aseo, alegaron que es por las malas condiciones de las vías.

Ciertamente las calles parecen un racimo de grietas. De hecho hay zonas que tienen trochas hechas por los mismos vecinos y caminos por donde solo pasan las motos.

 “Cada vez que llueve es imposible pasar. Los deslizamientos obstruyen el paso y nos quedamos aislados. Antes mandaban los camiones de la Corporación de Servicios Municipales, pero cada vez vienen menos”, comentó Ana Flores, propietaria de uno de los apartamentos de la Terraza C.

Con respecto al transporte público, ese es otro rollo de kilómetros de largo. Denuncian que las camionetas tardan en llegar a la parada más de dos horas y que luego de las 5:00 pm les dejan el pelero.

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Los vecinos limpian y hacen trochas improvisadas para llegar a sus casas

Cuando se les hace tarde caminan desde la redoma, ubicada en la entrada del barrio hasta las terrazas. Son cerca de seis kilómetros de caminos de tierra y de asfalto resquebrajado.

Las bombonas de gas, dijeron, las compran en Catia o en el barrio Niño Jesús. Y por la escasez de agua, ya muchos adquirieron sus tanques para poder abastecerse por lo menos durante 20 días, que es lo que dura el corte promedio.

En toda el área no hay dispensario ni módulo de Barrio Adentro. Si se presenta una emergencia se trasladan hasta el hospital de Los Magallanes de Catia, o al Periférico de Catia, que son como dos horas de traslado.

Cuando comenzaron los desalojos tumbaron muchas casas y no retiraron los escombros. “Esto hace que crezca el monte y que se creen nidos de culebras. Lo otro es que por los deslizamientos y porque hay terrazas donde quedan, por ejemplo, cuatro familias, la comunidad acordó que se mudaran para espacios con menos riesgo. Es cierto que hay nuevas familias, pero mientras las autoridades no se sinceren con la situación de Nueva Tacagua, la población crecerá y los pocos servicios, colapsarán más”, dijo una de las voceras que pidió no la mencionaran, “porque después me niegan la entrada al Ministerio de la Vivienda”.

Promesas incumplidas

Según los vecinos Elías Jaua, en su época de vicepresidente, visitó varias veces la zona. Las últimas asambleas las realizó en 2011. En ese momento el compromiso (que asumió junto con Jacqueline Faría, quien era la jefa del Gobierno Distrital) era despejar 80% de la vialidad, reparar las redes de aguas servidas, atender los deslizamientos y restituir el suministro de agua potable en los hogares donde llegaba por tubería y, para el resto, garantizaron cisternas.

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Todavía siguen cargan agua cada vez que llega a la tubería de la calle.

Al Ministerio de las Comunas le asignaron la realización del censo de todas las familias y de las que estaban sacando para los refugios y, con respecto a la basura, Faría insistió en la necesidad de fijar un horario para sacar los desechos y de establecer una frecuencia en la circulación de los camiones.

A la fecha todos esas promesas se convirtieron en sal y agua, a decir de los vecinos, quienes como Elba Nieves sentenciaron que “si no hay casas para Nueva Tacagua, no hay votos”.

Fotos: Angeliana Escalona

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