El urbanismo de 347 casas tiene ocho años invadido. Sus habitantes hacen de tripas corazones, pero ya no aguantan la fuerte sequía y la falta de canalización de las cloacas

Mabel Sarmiento Garmendia/@mabelsarmiento

Cúa. 2.134 familias que habitan el urbanismo Santa Cruz de Cúa, en el estado Miranda, viven penurias: los tienen más secos que camellos en el desierto, las aguas negras inundan las calles, no les recogen la basura y el transporte llega una vez a la cuaresma.

Hace ocho años estas familias invadieron 347 casas del urbanismo que, según contaron los mismos vecinos, construía Diosdado Cabello en su época de gobernador de Miranda.

“El día siguiente de su derrota, invadimos estas casas porque decían que se las iban a asignar a otras personas. Yo soy maestra jubilada y perdí mi casa en Las Brisas. Nadie me respondió y ante la necesidad me vine para acá con mi familia. Así mucha gente sin techo. Pero poco a poco fuimos habilitando los servicios públicos y saliendo al paso a los problemas. La ayuda del Gobierno nunca llegó”, dijo María Malvasia, conocida como “la abuela”.

En Santa Cruz, a pesar de ser una invasión, todo tiene un cierto orden. Las casas mantienen su estructura inicial  y en las calles no se observan botaderos de chatarra o de desechos sólidos.

Pero lo que sí es frecuente es que los servicios públicos fallen. Malvasia se refirió a los cortes prolongados de agua. Ya llevan cinco meses sin agua. “Aquí nos convertimos en las casas de los tanques azules. Todos tienen que tener uno porque nunca sabemos cuándo vamos a tener el servicio directo del chorro. Las cisternas especulan y nos consumen el poco dinero que nos cae”.

Sin drenajes ni canalización, el agua socavó una calle y provocó el hundimiento. Cristian Hernández/CU
Sin drenajes ni canalización, el agua socavó una calle y provocó el hundimiento. Cristian Hernández/CU

Se hunde el barrio  

Si la falta de agua los tiene más calientes que plancha ‘e chino, la ausencia de canalización de las cloacas y de las torrenteras les ponen los pelos de punta.

Nelcy Rodríguez, líder comunitaria, informó que el urbanismo no tiene brocales ni redes para recoger las aguas de lluvias. “Entonces cuando llueve las calles se convierten en río y todo va a parar al final de Santa Cruz, que es un terreno prácticamente de relleno y arenoso. Todo eso se socavó y poco a poco se ha ido perdiendo el asfaltado en la carretera 4”.

Debido al hundimiento la casa de Rodríguez y otras 50 más están desnivelándose. Y, por si fuera poco, el derrumbe de la acera perimetral terminó reventando el colector de aguas servidas.

“Ahora hay un pozo de aguas podridas a escasos tres metros de mi casa. Aun sin agua es una hediondez. No podemos tener las ventanas abiertas y en las noches es insoportable. Tengo a mis hijos enfermos y aquí el dispensario está por el sueño: está agrietado y nunca hay nada”.

Ella también sufre las secuelas de la contaminación. Tiene los brazos y las manos marcadas por las ronchas infectadas. “No te imagina hemos hecho de todo, trancado calles, llevado cartas, pedido fumigación y que nos arreglen este problema. Pero el único ha recorrido estas calles es el gobernador de Miranda, Henrique Capriles, quien empezó a reconstruir un parque, pero lo que le pedimos es que le meta el pecho a la canalización. De lo contrario vamos a perder las casas”.

Nelcy Rodríguez sufre las secuelas de la contaminación del agua. Cristian Hernández/CU
Nelcy Rodríguez sufre las secuelas de la contaminación del agua. Cristian Hernández/CU

Tener alumbrado público también es un lujo en esta comunidad, al igual que contar con un buen servicio de transporte público. Rodríguez indicó que solo cuatro camionetas hacen las rutas “y llegan una vez a la cuaresma”.

“Es común ver en las paradas mucha gente esperando y entrándose a trancazos para poder trasladarse. Aquí la población se  incrementó. Nosotros somos de la zona, pero a Cúa llegó mucha gente. Lo que hicieron fue hacernos el patio trasero de Caracas y todo colapsó. Afortunadamente lo que hemos podido tener, a Dios gracias, es un poco de seguridad. Aquí no hay ladrones, porque nosotros mismos hicimos un trabajo con los muchachos para que por lo menos respetaran a los vecinos y a sus propiedades”, sentenció María malvasía, quien fue fundadora del primer consejo comunal de la zona.

El alumbrado y transporte son deficientes en el sector. Cristian Hernández/CU
El alumbrado y transporte son deficientes en el sector. Cristian Hernández/CU

Fotos Cristian Hernández


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