En Táchira “reciclan” autopartes y lubricantes para paliar efectos de la inflación

Quienes tienen un carro deben realizar mil y una peripecias para mantenerlo rodando. Los hiperaltos costos de repuestos, cauchos y otros productos hacen que el reciclaje de piezas usadas sea la única alternativa para alargar la operatividad de los vehículos.

San Cristóbal. No hay un aspecto en la vida del venezolano que no haya sido golpeado por la crisis. Falta de medicinas, inoperatividad de centros hospitalarios, alimentos por las nubes… el sector automotriz no escapa a esta realidad, es uno de los que cada día sufre por garantizar insumos a los millones de clientes en todo el país.

Algo tan básico como la reparación de un caucho se ha convertido en un dolor de cabeza. Los clientes deben apegarse a las normas que cada dueño de cauchera establece, lo que, por lo general, afecta el bolsillo del tachirense.

Precios que varían según la forma de pago y la no aceptación de billetes del viejo cono monetario son parte de las adversidades que deben enfrentar quienes deben mandar a reparar un caucho, sin mencionar el costo de una “chiva” (caucho usado) que al día de hoy está, por lo mínimo, en 15 millones de bolívares, lo que dependerá del estado de la misma.

Hay quienes optan por cruzar el puente Simón Bolívar y comprarlas en el sector conocido como La Parada, para tratar de evadir la hiperinflación que se vive de este lado.

Por una ‘chiva’ me pedían 15 millones. Era rin 14 y estaba en muy buen estado, pero en La Parada pagué 35.000 pesos, más los 7000 pesos que cobran por pasar el puente. Eso, al cambio, son poco más de 2,6 millones de bolívares, agregó Gustavo Iscala.

Cabe recordar que, desde agosto de 2016, la frontera entre Venezuela y Colombia, por el estado Táchira, está abierta solo para peatones. En ese momento, los venezolanos podían adquirir todo tipo de repuestos, incluyendo cauchos de todas las medidas, pero, desde el 26 de octubre de ese mismo año, por órdenes de la Cancillería de Colombia, se prohibió la compra al detal de cauchos y repuestos, para que las empresas colombianas exportaran esos productos a Venezuela.

No solo los neumáticos tienen precios elevados. Un parche para cubrir una perforación en ellos ya cuesta 200.000 bolívares y una válvula 400.000. Pero el problema no se acaba allí. Estos precios se multiplican por tres, y hasta cuatro, si el pago es con tarjeta de débito o transferencia.

Un parche para reparar un neumático ya cuesta 200.000 bolívares, pero solo si se paga en efectivo.

Se me dañó la válvula de uno de los cauchos y tenía que cambiarla, pero tuve que recorrer media San Cristóbal porque no tenía efectivo y debía pagar con punto. Uno me pedía la mitad en efectivo y tampoco me alcanzaba. Cuando, por fin, llegué a una cauchera que aceptaba transferencia, el señor me dijo que costaba 1,1 millones la misma válvula que, en efectivo, me salía en 250.000. Una locura todo esto, dijo Iván Cuellar mientras echaba aire en uno de sus neumáticos.

El cambio de frenos, que solía hacerse una o dos veces al año, ahora se hace cuando el vehículo prácticamente se queda sin ellos, ya que los costos del cambio de las pastillas cada día se hace cuesta arriba, así como un cambio de aceite, situación que convirtió en un lujo el hecho de tener carro.

Un cambio de frenos, la semana pasada, me costó 8 millones de bolívares y, hoy, el cambio de aceite me salió en 24 millones, dijo Iscala.

Una alternativa viable, pero perjudicial para la vida del motor, es el reciclaje del aceite quemado. Es decir, el aceite que se descarta en los cambios, se filtra y se vuelve a usar. Sin embargo, esta práctica, a la larga, lo que trae como consecuencia es el deterioro del motor. Ya lo único que falta es que lavemos los filtros y también se los van a llevar. Ya nadie deja el aceite quemado. Se lo llevan los mismos dueños para tener algo qué echarle al carro, en caso de necesidad, pero así le están es haciendo un daño. El que me queda se lo regalo a los taxistas que tienen carros viejos, dijo Alvey Torres, mecánico.

Fotos: Ana Barrera


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