Encomendarse a Dios es la alternativa que les queda a los taxistas caraqueños

Aunque algunos conductores prefieren prestar sus servicios a clientes conocidos, muchas veces son interceptados por delincuentes en las vías para robarles el transporte o la plata del día.

Caracas. “Me interceptaron dos chamos en la calle La Margarita, en La Vega. Me cerraron el camino porque es una vía ciega, ambos estaban armados y con suerte no me dieron un tiro después que se llevaron el dinero del día”, ese es el testimonio de  Gustavo Peña, conductor de la línea “Amigos de La Vega”, ubicada en la redoma de La India.

El señor Peña, con 64 años encima, lleva 20 años como taxista y el hecho lo vivió hace apenas tres meses, luego de dejar a uno de sus clientes en su destino.

“Por eso uno siempre piensa en dejar de trabajar por lo peligroso, pero con la situación actual del país no queda de otra, solo encomendarse a Dios”, relató Peña, mientras esperaba a uno de sus clientes en la parada.

Historias como estas se repiten en la línea donde labora, por eso fijó su horario de 8:00 a. m. a 5:00 p. m., para luego descansar en su casa, ubicada en La India.

José Dario Useche labora en la misma línea que el señor Peña, pero su horario comienza a las 4:30 am. Sale de su casa en Los Mangos de La Vega y recoge a uno de sus clientes fijos que vive en la misma zona, y aunque todavía la oscurana reina en la madrugada él simplemente se encomienda a Dios todos los días, pues sabe del peligro que se expone al salir.

Por ello la línea “Amigos de La Vega”, optó por solo prestar servicio a personas de las urbanizaciones y barrios cercanos siempre y cuando conozcan al cliente, pues el mayor riesgo para todos es cuando suben a desconocidos en las vías.

“Uno siempre estudia a las personas. Y si las veo sospechosas prefiero decirles que no voy antes de arriesgarme. Pero el miedo siempre está latente,”, relató otro taxista que se identificó como Alexander y labora en “Cooperativa de Taxi 2009″ de La Vega.

Los carros como lo más deseado

Maikel Anchuria apenas tiene 23 años, y trabaja desde hace tres años para la cooperativa “Sur-San Martín”. A pesar de su corto tiempo en el oficio le ha tocado ver de todo.

Este joven no tenía ni un año en la línea cuando una pareja de clientes le robó el carro a uno de sus compañeros mientras les hacía una carrera hasta La Guaira.

“Así ocurren normalmente los atracos, personas que se montan como clientes y luego en la vía te cae la sorpresa de que te quieren robar”, soltó el joven en su lugar de trabajo.

Desde ese momento, la cooperativa modificó sus horarios, pues hace dos años atrás prestaban servicio desde 6:00 a. m. a 8:00 p. m. o 9:00 p. m., y ahora solo lo hacen hasta las 5:00 p. m.

Pero a pesar del cambio, la situación se les escapa de las manos, ya que hace apenas 15 días en plena parada de la cooperativa, par de sujetos se llevaron el vehículo de otro trabajador mientras estaba en su hora de almuerzo.

“Pudo conseguirlo, pero todo desvalijado. He pensado dejar el trabajo, pero lo necesito para poder comprar los repuestos. En esta zona roban todos los días y nosotros no nos salvamos”, sentenció el muchacho.

Fotos: Angeliana Escalona