Erick, Yeiderbeth, Robert y Giovanny, cuatro niños que murieron en mayo esperando un trasplante

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Dainer, paciente del servicio de Nefrología, también falleció este mes. Los cinco esperaban en el hospital J. M. de Los Ríos que el Estado venezolano les garantizara el derecho a la vida, pero las críticas condiciones en las que se encuentra el sistema de salud venezolano no les permitió seguir viviendo.

Caracas. La ayuda humanitaria no termina de llegar y la emergencia compleja que vive Venezuela sigue restando vidas inocentes. En lo que va del mes de mayo, en el hospital J. M. de Los Ríos cinco niños perdieron la vida, uno del servicio de Nefrología y cuatro del servicio de Hematología. Dainer Magdaleno, de 3 años; Erick Altuve, de 11; Yeiderbeth Requena, de 8; Robert Redondo, de 7; y Giovanny Figuera, de 6, fallecieron ante la falta de tratamiento para sus enfermedades.

Aunque no hubo respuestas inmediatas por parte de las autoridades sanitarias, el riesgo de muerte que recaía sobre estos pacientes pediátricos había sido advertido por las mismas madres del servicio de Hermatología del J.M.

El pasado 9 de abril, desde los espacios del Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap), estas madres exigieron atención inmediata para 30 niños que estaban en riesgo de muerte si no recibían, con carácter de urgencia, un trasplante de médula ósea. Lamentablemente, las madres tenían razón: cuatro de los pequeños han fallecido desde entonces.

Este domingo 26 de mayo, en horas de la tarde, se regó como pólvora la noticia de la muerte de Erick Altuve, el segundo niño fallecido en el J. M. en apenas 24 horas.

“Mi hijo puede morir”, dijo con un tono de voz sin matices Xiorelys Gil ese 9 de abril. Su pequeño Giovanny estaba hospitalizado luchando por su vida.

“Las ampollas que necesita cuestan mil dólares. Por ahora, sus quimios se las están poniendo en el hospital, pero hubo épocas en las que su papá y yo teníamos que buscar los recursos. Esto es un problema familiar muy fuerte”, narró ese día Xiorelys. Hoy Giovanny ya no está.

Geraldine Labrador, madre de Robert, ese 9 de abril, también expuso parte de su drama cotidiano.

“Él me preguntó: ‘Mami, ¿por qué estamos aquí de nuevo? ¿Qué va a pasar?’. Yo le dije: ‘Bueno, papi, esto es una recaída’. Él lo que me dijo fue… que no se quería morir, que quería crecer, que quería ser un bombero, que no quería que se le cayera su cabello otra vez. Me preguntó que si él iba a ver a su hermana y a su hermano crecer, y me dijo que tenía miedo, que no me quería dejar sola, que no se quería morir”, contó Geraldine.

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Yeiderbeth y su mamá, la señora Wendy González. Foto cortesía: Efecto Cocuyo

Wendy González, mamá de Yeiderbeth, últimamente no podía hablar de su chamo sin que se le quebrara la voz. El 8 de mayo, entre lágrimas, dijo a Crónica.Uno que no tenía otros recuerdos que no fuesen los que había vivido a diario en un cuarto del J. M. de Los Ríos.

Wendy no dejaba solo a Yeiderbeth ni un instante. Ese 8 de mayo, con temor, se separó de él para ir a rezar por él y por los demás niños en condiciones similares. “Yo creo en Dios y le digo a mi hijo que no tenga miedo, que va a sanar. Con Jesús por delante”, afirmó ese día.

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Xiorelys, Geraldine y Wendy, tres madres que perdieron a sus niños en mayo por falta de un trasplante de médula.

Ni las desesperadas denuncias y testimonios de las madres Yeiderbeth, Robert y Giovanny, ni ninguna medida cautelar en favor de los niños del J. M. han sido suficiente para revertir la situación que dentro de este hospital amenaza la vida de los pacientes.

Respecto del caso de Dainer, cabe recordar que existen medidas cautelares dictadas desde febrero de 2018, por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), para proteger los derechos a la vida e integridad personal de los niños que se encuentran en el área de Nefrología del hospital.

Ante la imposibilidad de hacer los trasplantes de médula ósea en Venezuela, a partir de 2006 se empezó a desarrollar un convenio para llevar a niños a Italia, donde eran operados.

Sin embargo, en 2015 comenzó a disminuir el envío de niños en el marco de este convenio. En 2018 y en lo que va de 2019 no hubo ningún envío.

Así mismo, el 1° de junio se cumplirán dos años de la suspensión del Programa de Procura de Órganos por parte del Ministerio de Salud a través del cual muchos venezolanos pudieron recibir un trasplante. Este programa se suspendió debido a que no había –ni hay actualmente– los inmunosupresores requeridos.

También es pertinente recordar que en 2004 Cecodap introdujo una demanda con las madres de este importante centro de salud del país, y se logró obtener una sentencia que obliga al Estado venezolano a brindar la atención adecuada que requieren los niños trasplantados.

Hoy, tras la muerte de estos cinco niños en lo que va de mes, parece que nada fuese suficiente para emprender acciones que, en lo inmediato, se traduzcan en posibilidades reales de vida y de salud para los niños del J. M. de Los Ríos. Sin embargo, Dainer, Erick, Yeiderbeth, Robert y Giovanny seguirán motivando la lucha de las madres que aún mantienen a sus hijos con vida.

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